Mi madre es un Hada..?

Nieve

Nahiara

Ha pasado un tiempo desde lo que sucedió con Adonis esa noche, lo pensé y pensé pero el resultado siempre me atormentaba, era uno que deseaba no existiera. Tal tiempo ha pasado que la nieve ha caído, las calles y árboles están tapizados de blanco, hadas tratan de no exponerse mucho a ella ya que les quemaría.

Miro por mi ventanal distraída junto a una taza de chocolate caliente sin dejar de dar vueltas al mismo asunto, ya terminada mi bebida salgo de lo que se convirtió en una especie de madriguera llegando a la cocina donde escucho la voz de Adonis y Erick.

—Entonces no sabes lo que sucedió- dijo Erick

—Justo eso es lo que te acabó de decir-

—Te diría que no te preocuparás, pero por lo poco que la conozco eso significa que algo no anda bien- escucho sus pasos cerca así que me oculto en un cuarto de aseo

Siguen hablando pero no logro escucharlos, cuando creo que ya no están salgo de mi escondite para dejar lo que ensucie, ya en mi habitación me meto entre mis cobijas para descansar, aquí no tienen las mismas tradiciones que allá arriba, eso significa, adiós navidad, adiós año nuevo, adiós comida y ponche con la familia.

Aunque solo éramos mamá y yo ella siempre hacía lo posible para que en esta época del año no me sitiera sola, que a pesar de ser solo ella y yo lo disfrutara cada momento, cada sonrisa, cada abrazó y besó. Siempre fueron momentos mágicos, momentos que jamás olvidaré. Apunto de sumergirme en una pequeña depresión alguien toca mi puerta a lo que contesto que pasen, quien viene es Adonis que parece tener una expresión seria.

—Hola- hable en un tono más de pregunta

Me quede esperando su respuesta ya que solo entró, me tomo en sus brazos como costal de papas tomando una chamarra de mi armario que me coloco tal cual niña pequeña, lo golpee y pedí que me bajara cuantas veces pude pero no me hizo caso en un momento.

Ya afuera del palacio me dejo caer sobre la nieve haciendo que me hundiera gracias a mi peso y el de la enorme prenda.

—¡¿Qué mierda te sucede?!- grite intentando levantarme pero cada vez que lo hacía terminaba en el suelo lo que causo su risa

—¡No te rías y ayúdame!- hice un puchero con mis labios y extendiendo mi brazo para recibir su ayuda

—Gracias- dije cuando cumplió mi petición pero no me contesto

—¿Acaso no me piensas hablar?- pregunte y al mismo tiempo negó

—Con que la ley del hielo ¿eh?- me aleje sabiendo que se burlaba a mis espaldas pues a cada paso me hundía más

Dejando sus burlas a un lado tomé un poco de nieve comprimiéndola en una bola la cual lancé justo en su hermosa cara, imitando mi acto tomo una y la aventó a mi cuerpo creando así una guerra. Corría tanto como mis cortas piernas me lo permitían sin quererlo ni pensarlo nos encontrábamos justo en medio de un parque compartiendo la batalla con los niños que estaban ahí, a mi lado se encontraban las mujeres y del lado de Adonis todos los hombres.

—¡Muy bien, todos contra la princesa!- fue todo lo que bastó para que se abalanzarán hacía mi

—¡No, a mí no, mejor a Adonis!- decía mientras me cubría como podía pero no me hacían caso —¡Si lo hacen les regalo dulces!- solo esa palabra bastó para que me hicieran caso

Todos lo empezamos a atacar hasta solo quede yo, haciendo que me tomara de la cintura y callera sobre él.

—Eso se llama soborno- me hablo con una enorme sonrisa en su rostro

—Yo lo llamaría convencimiento- me reí, pero el gusto me duro poco pues escuche una garganta carraspear, cuyo sonido reconozco donde fuera

—Les recuerdo que hay niños en este lugar- hablo mi madre, yo muerta de la vergüenza me levante en menos de lo que canta un gallo mientras Adonis solo reía bajo.

—Bien, espero se hayan divertido, pero necesito a Nahiara- asentí dando una pequeña sonrisa a Adonis en señal de despedida

—Entiendo que se quieran y estén ansiosos por contarle a todo el mundo sobre su relación, pero espero y entiendan que eso no se puede hacer, menos en este momento ¿entendido?- me reprendió un poco molesta

—Lo siento, solo que me dejé llevar –bajé la mirada

—Sígueme- es lo último que escucho

Obedeciendo su mandato la sigo por donde ella a, hasta llegar a una especie de oficina la cual nunca había visto en todo este tiempo, es grande y tiene algunos cuadros de hombres y mujeres de quienes supongo son antiguos reyes y reinas, frente a mi habita un mueble de madera adornado de pequeños destellos de luz de luna, lo se porque en ellos se aprecia un poco de polvo mágico.

—Aquí- me hablo —Es donde resuelvo todo, cada problema en el pueblo, cada inconformidad de un ciudadano, cada insulto y halago llega aquí- asiento

<<Lo que te quiero dar a entender es que ya no eres una niña, mucho menos una humana y estudiante, ahora res una hada y tu posición en esta corte es de princesa y futura reina por lo que tienes que aprender a diferenciar entre lo que deseas y lo que debes cumplir.

 Te diré algo que alguna vez escuche en nuestra estancia arriba, cuando tengas la corona sobre tu cabeza sabrás lo que es tener una responsabilidad y es ahí cuando tendrás que separar tus sentimientos de tus responsabilidades. No sé cuánto tiempo me queda, ni cuanto podré enseñarte, lo único que te pido es que tengas esas palabras presentes, algún día todo esto será tuyo, pero de nada sirve si no lo sabes manejar, recuerda que te amo mi pequeña>>

Con una mano acaricio mi mentón y dejo un dulce beso en mi frente, después dio la orden para que saliera del lugar, por alguna extraña razón la cual no comprendo eso se sintió como un despido. Quiero dejar de pensar eso así que me regreso donde Adonis.

—¿Qué sucedió?- me pregunto un tanto preocupado

—¿Por qué sonó como un despido?- le pregunte a lo cual el solo me miro con confusión

—No entiendo…- no lo deje terminar cuando me lance a sus brazos y empecé a llorar




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