Mi madre es un Hada..?

Unión

2 Años después

Un beso, un beso que empezó como un error, uno que no debió pasar pero que se convirtió en el mismo cada día, el mismo que se repitió con tanta pasión, tanto anhelo, suspiros, jadeos e incluso una pequeña pizca de amor. Aquel que se repitió con distintos finales pero del cual nacieron los recuerdos, aquel que en esa misma montaña hoy se repetía dos años más tarde.

Dónde se apreciaban los atardeceres más hermosos y los anocheceres más intensos, un poco de pena, una pizca de amor y un tanto más de vergüenza, eso, eso era lo que demostraban sus miradas en esta noche bajo las estrellas.

—Erick-

—Shhh- respondió tocando la mano que descansaba en su rostro —Hoy podemos descansar, mañana será un gran día yūgen-

Un beso en dorso de su amada, una mirada, un suspiro, un te amo y cerró los ojos.

La mañana siguiente parecía estar tranquila, todo el pueblo apagaba sus luces al primer rayo del sol y el ruido de algunas carreras, risas y murmullos no se hicieron esperar. Sin embargo, dentro del palacio existía cierta emoción en algunas personas, lo que se aproximaba era un gran paso para su princesa, algo que podría cambiarlo todo.

Unos toques en la gran puerta de madera y las mujeres que la prepararían para el día entraron, Nahiara se levantó con mucha emoción pero demasiado nerviosismo, lo mismo hicieron con Adonis, a quien solo llevaron lo que vestiría hasta el momento antes.

Nahiara portó un vestido de tono grisáceo, el corset era de una tonalidad un poco más oscura que el resto del vestido y hecho con una tela más suave y cómoda, la falda portaba un color más claro y estaba hecha con una tela casi transparente adornada con flores rosas y unas cuantas hojas, lo mismo se repetía en una larga capa que se sostenía en sus hombros siendo del mismo material que la falda haciéndola ver cómo toda una reina, al mismo tiempo la peinaron con un recogido sencillo dándole un toque con una flor.. Al contrario, Adonis vestía un traje sencillo color azul marino, una camisa blanca y unos zapatos de vestir negros, pero aunque no fuese la gran cosa lo que usó sin duda alguna su piel, sus ojos y su cabello lo hacían ver espectacular.

Hoy no serían princesa y consejero, ni novios y mucho menos amigos, hoy, serían dos completos desconocidos que pese a no saberlo se unirán para toda una eternidad, sin más Tiana dejó al frente a Erick mientras iba con su hija al mundo mortal llegando justo al anochecer.

—Madre- hablo casi en un suspiro mirándola fijamente

—¿Qué sucede mi pequeña?- preguntó acercándose lo suficiente a su hija

—¿Crees que esto esté bien?-

—¿Qué cosa?-

—Las cosas con Adonis, ¿Crees que está es una buena decisión?- Tiana la miró y apoyo su mano en la mejilla de su hija acariciándola

—Mi pequeña, yo vine a este mundo para cuidarte y protegerte de aquello que era un infierno para mí, ahora tu buscas estar ahí, has llorado, has reído, te has enojado y te has perdido, pero jamás te rendiste, ¿Qué te hace pensar que esto está mal?-

—No lo se, tengo un presentimiento, hay algo que no me deja pensar con claridad- dicho eso la expresión de su madre endureció un poco

—¿Qué sientes?- preguntó

—No lo se- se alejo unos pasos tocando la corteza de un árbol —Hay algo, algo malo, pero no sé que sea- giro volviendo a verla

—Seguro no será nada malo- dijo acercándose de nuevo a ella con sus dedos A la altura de su vientre su hija la miraba con desconfianza.

—Mamá, yo…

—Shh, no digas más-contesto cortando todo aquello que pudiese decir —Quiero que escuches atentamente-

Después de una charla llena de algunas lágrimas, otras risas y ciertos enojos fueron en busca de algunas flores que se encontraban en el bosque, una que ni si quiera ellas sabían que existían.

Sus pétalos eran blancos y alargados aunque al igual tenían toques de negro, su aroma era exquisito al igual que lo era a la vista, Tiana dijo que serían perfectas para su ramo pues representaban a su pequeña, al instante que las vio se dio cuenta que serían aquellas que la marcarían, aquellas que dejarían huella para un futuro, porque si, Tiana podía ver un poco del futuro.

Sin más que platicar y tomar se marcharon de aquel bosque llegando a su realidad, ahora ahí con las hadas faltaban tan solo pocas horas para dar inicio al último rato de sol, ahora todo estaba a punto de empezar.

Horas después

Luego de haber sido bañada Nahiara empezó a ser preparada, primero dejaron que ella se colocará su ropa interior, después las mujeres que le ayudarían con el proceso le ayudaron a portar un vestido, unos cuantos ajustes, unos cuantos acomodos y estaba lista, lentamente caminó al espejo con adornos de oro y miro su reflejo, se veía hermosa.

—Empiecen- les ordenó quitándose el hermoso vestido

A partir de esa orden cada mujer se dedico a hacer una sola cosa, mientras algunas peinaban su largo y sedoso cabello, otras se encargaban de maquillarla un poco mientras las demás hacían los cambios necesarios en el vestido. Ya terminado se lo colocaron y encima de su cabeza una tiara, una hermosa tiara.

Por otro lado Adonis estaba portando un traje azul, una camisa blanca y unos zapatos de vestir café, pese a ser algo sumamente sencillo para un día tan importante en el se veía espectacular, su piel, cabello y ojos resaltaban más que nunca aceptando ser un futuro rey.

Al cabo de unos minutos llegó la hora de ir al bosque, justo al momento en que Nahiara llegó todo se veía espectacular, el anochecer estaba apunto de terminar, conforme llegó vio unas luces ardillas que adornaban el camino por el que pasaría, a los costados se encontraban algunas personas del reino incluidas en ellas Erick y Luan, frente a ella yacía Adonis y tras de el su madre entallada con un vestido blanco y una capa tan azul como la noche.

Mientras avanzaba Adonis la observo detenidamente, adorando el vestido que la cubría, un vestido blanco que llega justo a sus hombros cargando una capa de tela transparente cruzando por su pecho y descendiendo en una hermosa falda adornada y confeccionada minuciosamente para hacer brillar luces amarillas mientras a su alrededor volaban pequeñas luciérnagas haciéndola ver espectacular, mientras tanto en su cabeza yacía una tiara de plata entrelazada que cargaba una hermosa piedra negra mientras en sus brazos cargaba adornos dorados que la hacían ver cómo una diosa a la luz de la luna que estaba en esos momentos.




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