Mi más grande amor

Parte 8

Te enteraste de que aún no me casaba a la iglesia si no hasta dentro de un mes. Te presentaste ante mi esposo como un amigo y nos pediste asistir a la boda. Él acepto y yo solo lo secunde. 

Cuando el día llegó, tú te paraste a un lado del altar y en ningún momento quitaste los ojos de mí. Se suponía que aquel día debía de ser el más feliz de mi vida y, sin embargo, me sentía la persona más infeliz del mundo. Tú, mi más grande amor, viéndome pronunciar mis votos a otro hombre.

Él no era tú, pero él me había dado algo que tú no. Lealtad.

Desde aquel día cuando te conocí con tan solo dieciséis años, hasta el día de hoy, no ha habido un solo momento en el que no te ame. 




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