Mi mascota, mi duque
En mi niñez, fue una de mis mayores alegrías,
y también una de mis mayores tristezas.
Lo conocí por el abandono,
le traté de dar un hogar y acomodo.
Fue muy fiel y sobretodo amoroso,
tenía una enfermedad,
era epileptico.
Sentí su dolor,
sentimos su dolor.
Mi familia no pudo más.
Él no pudo más.
Aquí comienza mi tristeza,
me hubiera gustado darte algo mejor,
me hubiera gustado ser una mejor compañera para tí.
Te mereces el paraíso,
ángel rubio de cuatro patas.
Fuiste tan noble, como la realeza;
por eso te llame Duque en mi proeza.
Espero me perdones por dejarte ir tan pronto,
en el cielo juega y ladra feliz.
Gracias por todo.
A