Narra Catalina
Mientras pasaban las horas de diversión se acercaba la hora de volver pero pensar en eso era como decirles a ellos tomen más tiempo para jugar, el exquisito viento fresco y un sol veraniego hizo que el grupo de amigos tomaran una dulce siesta como si fueran unos niños, unos niños recordando el tiempo en donde todos ellos solo dormían y jugaban o comían, jugaban, dormían. Mientras en la dimensión el sol llegaba más alto en su dimensión el sol ya estaba en la hora mágica, en el tiempo en donde los espíritus salen en el cual tu mayor deseo se cumple es el tiempo en que él no es de día ni de noche.
-No quiero ir a casa- Hice mi mejor esfuerzo para un puchero encantador pero no nadie me miro.
-Malditos-Pensé.
-Ya, no seas mañosa como te dijo ese idiota de mate que tienes Kitty.
-Cállate.
-Kitty.
-Hereje.
-Tú también lo eres.
-No importa cállate, Rabby.
-Está bien, Kitty.
-Uy, que eres insoportable cuando quieres.
-Muchas gracias es un don divino.
-Niños no se peleen.
-Cállate, Murinette- Dijimos al mismo tiempo Rabby y yo para luego soltar una carcajada.
Fue muy mala idea porque despertamos al demonio que lleva adentro Murinette y ataca de la peor forma nos hace cosquillas hasta tumbarnos en el suelo por supuesto que hace trampa ya que ella tiene el don de la magia nos paraliza primero para luego hacernos cosquillas hasta suplicar perdón.
Estando ya caminando hacia nuestro hogar nos encontramos con una Madame Lucia esperándonos furiosa, en su expresión lo más notorio era su ceño fruncido junto a sus labios en línea y su dura postura se podría decir que era como el de un gendarme (Busco muchas cosas de los mortales ya que son tan diferentes de nosotros), con cada paso que dábamos se podía ver mejor las llamas de la ira que chispeaban en sus ojos, estaba realmente feliz, yo la odio y verla enojada me alegra porque no puede hacerme nada de nada.
-Catalina Sakura Melania Anastasia Orellana Loveday, Mailo Dylan D´Angelo More, Murinette Villa Lobo Hee, Rabby Eduardo Miller Jaque.
-Pensé- Enserio señora de quinta tenía que decir todos nuestros nombres ya los sabemos son tiene que esforzarse, puede hacerle mal que no sabe su edad, además que me importa bien poco que este enojada conmigo o mis guardianes.
-Pero ustedes están mal de cabeza, ¿Dónde estaban?, ¿Por qué llegan a esta hora?, ¿Si querían salir no pudieron ordenar primero?, ¿Acoso creen que les regalan el detergente miran como de horrible bien su uniforme?, escuchen les digo no, no les ordeno que vallan a limpiar todo lo que desordenaron, yo solo estoy aquí para que aprendan hacer unas señoritas y unos caballeros, no soy una dame des toilettes (Señora del aseo). Entienden o les tengo que hacer unos dibujitos para que me comprendan.
-Ma-madame Lucia nosotros, no-nos fuimos en la mañana no hemos hecho nada malo ni desordenado- La podre de Murinette estaba a punto de llorar ya que es muy sensible cuando alguien grita como Madame Lucia lo hizo, si la hace llorar yo mismo la mando de patitas a la calle.
-Y entonces respóndanme ¿Quién tiro todo por sus habitaciones?- Lo dijo de una forma tan altanera de una forma como si ella fuera la dueña de todo y nosotros solo unos simples lacayos.
-Madame Lucia, mire usted no es nada mio o de ellos para que nos venga a tratar de esta manera, mire usted es una simple empleada de mi madre para enseñarme pero todo lo que he tenido de su parte son malos tratos usted cree que gritarle a una joven es una enseñanza además de que lo que usted me enseña mis abuelos pueden hacerlos ellos son mucho mejores que usted, haci que le doy dos opciones – levante un dedo- o se disculpa conmigo y mis guardianes por sus palabras o va a su habitación, toma sus cosas y se va porque nosotros no le pagamos a dame des toilettes flojos e irrespetuosos.
-Jamás me disculparía con una niña de su tipo de clase.
-Entonces tome sus cosas ahora y no regrese, no será bien recibida en esta casa.
Madame Lucia se fue con la cabeza en alto hasta su habitación en donde pienso que fue por sus pertenecías, no son muchas eso es bueno pero solo la quiero lejos de aquí.
-Cata, vamos a ver nuestras habitaciones.- Rabby como siempre fue el primero en correr con las palabras de Murinette.
Todos juntos corrimos literalmente a nuestras habitaciones que están continuas para poder estar conectados más de lo ya estamos, las escaleras se hacían interminables al igual que los pasillos cuando ya estuvimos cerca de nuestras habitaciones note una esencia horrenda no podría describirla al acercarme más todo empeoro mi habitación es la de al medio y la más destruida la puerta estaba toda arañada y mis cosas todas revueltas, era un desastre lo único intacto que se podía salvar era el dibujo que hice hace unos años el de un lobo.
-Ey, Caty – Christobal detrás de mi tomo mis hombros y quede en el pasillo – debemos irnos de aquí e ir a donde nuestros abuelos y decirle que paso aquí, ellos son los mayores y responsables de nosotros ya que madre no está aquí con nosotros.
-Sí, si ellos son los encargados de la manada y debemos ir con ellos.- Hable tratando de salir del shock de ver mi habitación en aquel estado el olor de quien haya sido quedo impregnado en las paredes.