Catalina
-Mmh- Unos brazos me mantenían inmóvil de alguna manera eran reconfortantes pero también su calor me asfixiaba
-Ay, suéltame.- Mi voz muy poco convincente y adormilada trataba de que lo que me mantenía presa me soltara, pero nada se ajustaba más a mí.
Y pensé ¿Quién es el único que me abraza de esta forma? Y pum aparece una ampolleta en mi cabeza L-A-U-R-E-N-T.
-Laurent si no te sales te golpeare.
-Mmh- me respondió y lo que hizo solo fue seguir estrangulándome.
-Laurent, quítate ya me estás ahogando y no es lindo.
-Rabby, S.O.S, Help me, ayuda.
-Sálvate tu sola- Me grito de alguna parte de la casa.
-Maldito- Le respondí yo tan señorita que soy.
-Amor de mi alma, ¿Cómo amaneciste?
-Laurent, salete porfabor que me ahogas.
-Upsi.
-Gracias, Laurent como llegamos a mi cama, siento que paso algo pero no puedo recordarlo, no te pasa lo mismo.
-Si hasta siento muy ardor en mis brazos pero no tengo nada.
-Mejor levantémonos antes de que me hagas hacer algo malo, eres una mala influencia Laurent Black.
-Eso es mentira, querida mía solo hago lo que mis impulsos desean que haga como besarte.
-Ni en mil años te besaría, sapo de mala suerte.
-Y yo que te amaba Kitty.
-Deja de decirme de esa forma- Le exprese con mi tic en el ojo.
-Acaso no te gusta que te diga Kitty- Al contrario de otras veces este licántropo lo dijo con una lentitud que me enojo a niveles críticos.
-Sapo de mala suerte.
-Oh como me dañas mi propia mate me compara con aquellas criaturas que atormentan a las pobres hadas en los pantanos de las profudidades…
-Ya entendí, soy mala muy mala pero libre de que me rompas…
-Dioses díganme que no dije eso
-Dioses díganme que no dije eso
-Dioses díganme que no dije eso
-Dioses díganme que no dije eso
-Dioses díganme que no dije eso
-Dioses díganme que no dije eso
-¿Qué yo que?- ni yo sé cómo estoy casi en la puerta y Laurent en la cama, su cara hermosa y esculpida por los mismos Dioses me miran con confusión pero está claro que mis pensamientos ni hades los podrá saber. Volviendo a su carita estoy viendo mi perdición, si mi perdición porque digámoslo tengo catorce años y él es hermoso, pero no quiero sufrir como mi madre no quiero tener hijos y que ellos sufran el dolor es lo peor que una persona puede tener no se han dado cuenta que el dolor es como lo que llama a todas las grandes tragedias eso lo he escuchado por todo lo que he espiado porque “soy demasiado joven para poder comprender esos temas”. Mire mis pies y vi que tenía unos calcetines blancos y vi que mi perdición caminaba hacia mí, en mi cerebro pasaron muchas imágenes, un sinfín de posibilidades pasaron por mi mente y todas eran un desastre ni un buen plan podía pensar ahora mismo. Dioses sálveme soy muy joven para morir y más si es en manos de mi perdición.
-Ah- El grito más agudo que he escuchado retumba en mis oídos y sé que esto es una señal eso es que tengo un poco más de vida.
-Catalina auxilio, abuelos, ah- La voz de mi hermano gemelo me alerto y más porque dijo mi nombre y el de mis Nonos, sé que todos van a llegar antes o al mismo tiempo que yo, en mi mente no solo sentía un dolor en mi corazón y su sonido era el único que podía sentir, la sangre que bombeaba cada vez más rápido que sentía que iba a explotar. Corrí hasta que llegue a un pasillo y vi un cuerpo tirado en el piso su cara era de terror y asombro nunca había visto a mi hermano de esa manera rápidamente lo abraze y mire hacia lo que él veía y vi una pintura mía pero no, no era mía era mucho mayor que yo y en sus manos traía como unas perlas además que sus vestimentas eran muy antiguas.
-No-Nono, Nona, vengan, corran- Grite mientras trataba de parar al muerto en vida de mi hermano que estaba más aterrado que yo y soy la de la pintura bueno no soy yo pero se parece demasiado a mi esta familia tiene demasiados secretos y no se ni un 10% de ella.
Laurent al ver a su mate votada junto a su hermano decidió ir en busca de las autoridades que nunca llegaban al entrar a la oficina vio que ellos trabajaban arduamente en unos papeles y por primera vez desde que los conoció supo que ocultaban algo, sus corazones bombardeaban sangre a una velocidad alta y sus manos tiritaba un poco, lo que sabían y no querían decir los tenia atormentados a un punto que no se dieron cuenta que se delataban a sí mismos, sabían que todo se estaba empeorando, una tormenta se avecindaba aunque Andrea sabía que el destino era algo irrompible sabía que o tenia las esperanza que a su nieta no tendría que pasar por tanto no más sufrimiento hacia ella apenas tiene catorce años una vida la espera pero aquel camino que ha de recorrer está llena de hoyos y para rematar la salida de cada uno es más difícil que el otro.
Laurent
-Señores.- Grite hacia los abuelos de mi queridísima mate
-Oh, hola querido ¿Qué sucede?- aunque trataba de parecer tranquila los nervios la estaban matando por dentro como la culpa después de haber hecho muy malo.