Catalina siete años
-Mami, mami ¿Por qué no puedo ir a la escuela?-Dijo Catalina mirando a su padre ya que ella ya tenía amigos y estaba aprendiendo nuevas cosas.
-Porque no puedes hijita ya te lo he dicho yo te enseñare junto a otras personas que vendrán, es peligroso por el momento, ¿Por qué no vas con tu papi y le ayudas yo debo ir a ver unas cosas a fuera?-Trato de esconder un poco la verdad ya que como le explicaba a su hija que si estaba en aquella escuela moriría por el consejo y su aberración hacia todo lo desconocido o mejor dicho hacia los híbridos.
-Está bien mami, suerte-Con aquellas palabras Catalina se fe saltando hasta la oficina de su padre, sus hermanos no sabían cómo podía caminar saltando ya que a cualquiera ya le habría dolido la cabeza con el movimiento pero ella es como un conejo salta y salta sin cansarse.
-Papi- Grito la pequeña saltando para que su padre la atrapara para el su hija era su tesoro y no podía haber nada que podía hacer contra eso.
-Caty, hijita.-dijo antes de atraparla en el aire dejando sus papeles a un lado.
-¡Papi!-Grito ya que al ser atrapada su padre le estaba haciendo cosquillas en el suelo, nadie arranca del monstruo cosquillas.
-Hija y tu mami-Hablo Maximiano cambiando con su hija hasta un sillón para darle un vaso de limonada muy acida con a ella le gusta.
-Está afuera eso me dijo.-Respondió tomando su limonada con ambas manos ya que el vaso es demasiado grande.
Su padre camino hacia su escritorio después de haber dado limonada, en aquellos papeles además de ser importantes para la manada son importantes para su familia no sabía con qué palabras decir lo que siente por ellos está escribiendo todo con tinta invisible y lo guardaría en donde solo lo encontrarían talvez en dos años, los problemas que él tiene si se queda serian catastróficos, sabe que su familia lo odiara pero no le importa porque todo es por su bien de reojo ve a su pequeña en el suelo dibujando al parecer a su familia con una última mirada firma la cuarta y última hoja que tenía para luego dejar su sello que es una luna llena y un sol juntos con una W sobre ellos. Con rapidez para que su hija no se dé cuenta coloca todas las hojas en una carpeta y los guarda en la caja fuerte al mismo tiempo que la pequeña termina de hacer su dibujo.
-Papi, papi, mira termine, es nuestra familia.
-Es hermoso, Caty, mira lo colocare aquí junto a las fotos.
-Yap.
-Papi, mira están plantando rosas- De puntillas observaba a su madre juntos a sus hermanos que plantaban rosas blancas y rojas desde arriba se veían hermosas.
-Vamos a verlas.
-Aja.
Con prisa la pequeña hija del alfa caminaba para llegar a su destino aquellas flores llamaban a la primavera haciendo que cuando cualquier persona que pasara se enamorara de ellas como ellos ya lo han hecho, cuando ya padre e hija estaban en el patio se dirigieron al lugar en donde se oían risa y no son precisamente duendes y hadas.
-John- La pequeña al ver su hermano regando a una linda rosa grito su nombre para que se diera cuenta que estaba atrás suyo.
-Caty-grito el devuelta
-John, ¿Por qué la riegas si ya está la tierra húmeda?-Pregunto con desconcierto hincándose para ver mejor a la rosa.
-La riego para que la tierra no escurra, ya que todavía esta suelta- Comento mientras hundía un palo cerca de la rosa
-Ah, y ¿Cómo se llama la rosa?
-No lo sé, cuando las vi me gustaron y las compre a el señor Cid –Hablo sacudiéndose sus jeans ya que tenían un poco de tierra y agua.
-Y ¿Quién es el señor Cid?-Pregunto la pequeña ya que no recordaba a nadie de ese apellido y bueno a su corta edad a tenido que relacionarse con mucha gente.
-Te acuerdas del señor del cabello negro que vive en el bosque cerca del salto del perro y su casa está llena de variadas flores- Dijo ayudando a su hermanita a pararse.
-Sí, él tiene un perrito de casi mi porte-Hablo recordando que el perro del señor Cid era casi de su porte.
-Sí, su perro se llama André es un gran danés, por eso es tan grande-Contesto John antes de tomar la mano de su pequeña hermana y yendo hacia donde todos se encontraban.