Mi Mate, Mi Reina

Capitulo XI

Clary.

P.O.V MATT.

Mi celular vibra y perezosamente lo tomó de la mesa de noche. Al tenerlo en la mano lo pongo en mi oreja 

-- ¿Hola? -- digo medio dormido.

-- Hola Maty -- se escucha una dulce voz.

-- Clary -- abro los ojos.

-- ¿Te acabo de levantar? 

-- Amm… No claro que no. -- me siento en la cama, me siento como un adolence. 

-- ¿Estás seguro? Puedo llamar más tarde y así puedas descansar más -- diosa ¿Por que están dulce? 

-- Seguro, ya dormí suficiente y quiero hablar contigo. -- escucho una risa de su parte.

-- ¿Pudiste hablar con Lexie? -- pregunta con preocupación -- Se que será difícil y si todavía no lo quieres hacer lo entenderé.

-- No te preocupes cariño, hablaré con ella, creo que lo entenderá.

-- Decíamos que sí.

-- Lo hará es nuestra hermana.

-- Es la primera vez que me dice cariño -- dice en un susurro. Trago saliva.

-- ¿Que acaso no te gusta? 

-- Me encanta. -- sonrió embobado.

-- ¿Qué es lo que estás haciendo?

-- Nada… Acabo de desayunar, hoy me tocó levantarme temprano, el hijo menos del Alpha me vino a despertar.

¿Quien?  ¿Entró a su habitación?

-- Amm… osea que un hombre entro a tu habitación…

-- Así es, un Alpha. 

¿Acaso le parece chistoso? Por qué a mí no.

-- Ni a mi, no importa que sea un hijo de un Alpha lo mataré si la toca.

-- Matt -- me llama.

-- ¿Que? -- digo desinteresado y ella ríe.

-- Tiene ochos años.

Mmmm… aún así no cambió de parecer.

-- Yo no he dicho nada.

-- Pero lo pensabas.

-- Tonterías, claro que no. -- vuelve a reír. 

-- Espera un segundo… -- se escuchan unas voces en el fondo. ¿Quién está con ella? 

Me levanto de la cama aun con el celular pegado en la oreja.

-- Me tengo que ir Maty -- dice triste -- Me toca cuidar al pequeño Alpha.

-- Está bien, llámame por cualquier cosa.

-- Lo se y Matt.

-- ¿Si? 

-- Te quiero -- cuelga la llamada y mi lobo aúlla de alegría.

-- ¡Nos quiere! -- exclama con alegría mi lobo, Luis.

-- Sin duda alguna.

-- Pa la próxima yo tomaré el control.

-- Ni loco, harás un desastre como siempre.

-- ¡Que gran confianza le tiene a tu lobo, idiota! 

Riendo los ojos y lo ignoro, me doy una dicha rápida, necesito hablar con Lexie sobre el asustó lo más rápido que pueda, ella entendera, aunque me cueste admitirlo, Ethan es un buen hombre.

-- ¡Pero si le hace algo a nuestra hermana será hombre muerto, no me importa que sea el rey! ¡A ella no le tiene que hacer daño! 

-- Estoy de acuerdo.

*** 

Veo a mi hermana bajar las escaleras así que la sigo.

-- Lexie -- la llamó.

-- Hola Matt, ¿Qué pasa? -- ¿Por qué están alegre?  Diosa ¿No le gustará la noticia? 

-- Quiero hablar contigo.

-- ¿Sobre que? -- la sigo a la cocina.

-- Sobre mi mate pero quiero que lo hablemos en mi cuarto.

-- Claro -- toma una galleta y luego subiremos a mi habitación. Ella se sienta en la cama.

Aquí vamos…

***

P.O.V. ETHAN.

Escucho unos toques en la parte.

-- Pase -- digo, estoy muy concentrado en los papeles que tengo en el escritorio que no me di cuenta quien era hasta que hablo.

-- Hola lobito -- dice con una sonrisa.

-- Hola hermosa -- se acerca a mi y se sienta en mi regazo, pegando su espalda a mi pecho, la envuelvo con mis brazos.

Como me encanta estar así con ella.

-- Te imaginas un futuro así con nuestros hijos -- oh, no. Emm.

-- Ah, si -- logró decir, Diosa, como se lo diré, me empieza a entrar el pánico ¿Y si no lo acepta? 

-- ¿Que pasa? -- se alejó un poco de mi para verme.

-- No, nada -- responde y la vuelvo a atraer a mi.

-- ¿Seguro? -- no, no quiero hijos.

-- Seguro.

-- ¿Quieres que te deje trabajar? 

-- No, así estoy bien -- pero no hablar de un futuro con hijos.

-- Ok, mi hermano se irá en unos días -- dice con tristeza.

Agradezco que cambiará de tema, sé que no es el mejor pero no quiero que comience a sacar tontas conclusiones.

-- No son tontas, son la verdad, no quieres hijos -- me reprocha mi lobo.

-- ¿Por qué?

-- ¡Puedo ser un mal padre! No quiero que mis hijos sufran lo que yo.

-- Por que su mate es de otra manada y la hija de un beta -- se que se podrá triste con su partida.

-- ¡Pero hay que decírselo!

-- ¿Y cómo te sientes al respecto?

-- Estoy feliz por él. Aunque me entristece que no lo veré por un tiempo pero quiero que sea feliz.

-- ¡Si no lo haces yo tomaré el control y se lo diré, ¡No la quiero ver triste! 

-- No te preocupes lo podemos ir a visitar nosotros. Hablando de eso, tengo que ir a Canadá a ver una de las manadas de ahí, porque he recibido quejas. 

-- Si se lo dice quedará triste.

-- ¿Quedaré sola? -- Nunca.

-- No, te llevaré conmigo. Nos iremos en dos días. 

-- Te imaginas que luego viajaremos con una familia el día que tengamos hijos. -- vuelve a decir.

-- Ah, si.

-- Nidia me está preguntando.

-- No digas nada.

-- Tengo que ir a ayudar a mi hermano con sus cosas -- se levanta de mi regazo, diablos, ¿Estará enojada?

-- ¿Estas enojada? 

-- Claro que sí imbécil.

-- No solo que le prometí ayudarle, nos vemos luego -- se excusa, me da un beso en la mejilla y sale del despacho. 

Pasé todo el día en mi despacho, Lexie vino a decirme de la comida y le responde que no tenía hambre, no ha vuelto desde eso. 




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