Mi Mate, Mi Reina

Capitulo XXIX

Arpía.

P.O.V ETHAN. 

-- ¡ETHAN! 

Salgo rápido del baño con la toalla alrededor de mi cintura, la veo sentada en la cama con sus manos en su vientre, uno ya muy grande ya que tiene cuatros meses. 

-- ¡Se están moviendo! ¡Es la primera vez que lo hace! -- dice con emoción. Pongo mi mano en mi pecho.

-- Mujer, algún día me mataras del susto. -- Lexie ríe.

-- Es que se mueven, no lo había hecho. 

Me acerco y me arrodilló enfrente de ella, pongo una de mis manos en su vientre, una patada me recibió al instante, sonrió con emoción. 

-- ¿Verdad que es muy lindo? 

-- Mucho. Pero para la próxima mejor espera a que salga del baño. 

Ella ríe -- Sorry, me gano la emoción. 

Me paro y le doy un beso en la mejilla para sentarme junto a ella aun con mi mano en su vientre, sintiendo las pataditas de los bebés. 

-- Yo sólo siento dos -- dice con preocupación.

-- Debe estar dormido quizás, o empuja al otro -- ella ríe. 

-- Solo espero que no pelee mucho, eso sería un desastre.

-- Yo peleaba siempre con Iker y Lukas. 

-- Yo sólo le jalaba el cabello a mi hermano, y él no hacía nada ya que decía que me tenía que cuidar pero eso no evitaba que me empujara a los charcos. -- río y ella me mira mal.

-- Bueno, solo esperamos que no salgan así.

-- Oh, sería una pesadilla para todos en la mansión. -- ríe. 

Me levanto de la cama -- Me cambiaré, si quieres puede bajar ya a desayunar.

-- Nop, te esperaré. -- se acuesta en la cama y yo camino al clóset. 

Durante este mes nos hemos estado preparando, hoy comenzaremos a pintar el cuarto, Lexie lo decidió de color celeste, los mueble los traerá la próxima semana. 

Iker me ayuda con algunas cosas, hasta me dio algunos libros, que por cierto, algunas partes me estresa por se que son verdad. 

Yo estoy muy emocionada, puede que al principio me negaba a no tenerlos pero me arrepiento de ello. No hay ni un minuto que no esté pendiente de Lexie, para que mis hijos estén sanos y fuertes, claro que Lexie ha estado comiendo sano aunque ella solo quiere chocolate. 

Me pongo un jeans negro junto a una sudadera ocre, salí del cuarto, Lexie esta dando vueltas provocando que su falta de elve un poco, lleva una sudadera mis como siempre, me gusta verla con mi ropa. 

Me acerco a ella hasta que la tengo en mis brazos, hoy se ha levantado muy alegre y emocionada. Ella ríe cuando está en mis brazos.

-- Hola mi guapo rey. -- levantó una ceja. -- Te amo mucho -- me da un beso en la barbilla. 

-- Yo te amo mucho mi reina.

-- Vamos que ya tengo hambre.

Me jala de la mano para que salgamos de la habitación, ella iba debiendo sobre las cosas de los niños, y yo la escuchaba atentamente. 

Llegamos al comedor, donde ya están todos, bueno como somos pocos, Jack, Jacqueline y Lukas. Somos pocos. Aunque aumentaremos muy pronto.

-- ¡Buenos días! -- saluda alegre Lexie, los tres se le quedan viendo raro.

-- ¿Hoy estás alegre? Ayer casi nos matabas. -- dice Lukas y Lexie solo rueda los ojos.

Eso es verdad, ayer estaba de un honor pésimo, no nos podemos acercar a ella, bueno, al menos yo sí y tan solo un rato.

-- Contigo no se puede. 

Ella se sienta y comienza a platicar con Jacqueline mientras come.

-- Estos humores que le dan solo dolores de cabeza -- se queja Lukas.

-- Tú sales corriendo siempre, soy yo quien los aguanta. 

-- Pero contigo no es tan mala. -- me reprocha. 

-- Por qué a mí sí me ama. 

-- A penas. -- lo miro mal y él ríe. -- Por cierto, te recuerdo que hoy viene un Alpha con su esposa y sus hija a verlos. La pequeña de ellas es Omega y admira a Lexie por ser una reina. 

-- ¿De qué manada?

-- De Alaska, la manada Cruz de plata. 

-- Cuando vengan los llevalos a mi despacho. 

-- Sí jefe -- ruedo los ojos. 

-- No me digas así. Me hace sentir un viejo canoso con una gran barriga y un amargado.

-- ¿Viejo? Eso ya lo eres. Le llevas como 200 años a Lexie.

-- Jodete. -- me levanto de la silla y escucho su risa, salgo del comedor, me detengo cuando escuchó unas pisadas, unas manos envuelven mi brazo. 

-- Quiero estar contigo, mi Alpha.

-- ¿Mi Alpha? -- la miré sobre mi hombro y ella se encogió de hombros. -- Tú no ocupas eso.

-- ¿No te gusta? 

-- Si, pero a ti n…

-- Bueno, eres mi Alpha y punto. 

Me empuja para llegar al despacho, abro la puerta y entró primero y luego Lexie, para luego cerrar la puerta. 

Ella se sienta en el sillón y yo en mi siento en mi asiento detrás del escritorio, ella toma un libro que están en la pequeña mesa, uno que es sobre niños y esas cosas. Ella lo lee y yo me conecto en mi trabajo.

Es relajante sentir su aroma cerca, es traqulizante, uno de mis cosas favoritas en todo este mundo. Unas horas después tocan la puerta.

-- Pase. -- por ella entra Lukas con un señor, una señora, una adolescente y una niña. No se si me especifique.

-- Alpha -- dice con un tono burlón  -- Ellos son la familia Domínguez, de la manada en Alaska.

Me paro y Lukas sale del despacho, Lexie se levanta también y se posiciona a un lado mío. La pequeña niña mira el vientre de mi omega.

-- Alpha, Luna -- hacen una reverencia, se que a Lexie le incomoda eso. 

-- Buenas tardes, tome asiento. -- Lexie jala una silla para sentarse junto a mi, mientras que las dos niñas se sientan en el sillón y sus padres en las sillas enfrente de mi escritorio.

-- Lamentamos venir sin avisar con mucho tiempo -- dice el señor.

-- No hay problemas.

-- Nuestra visita es porque nuestra hija está en busca de su mate -- la adolescente se levanta y me repasa con la mirada, incomo apartó la vista de ella y me centro mejor en sus padres.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.