Mi Mate...Una Bruja

PRIMER ATAQUE

Sofía trató de explicarle cómo funcionaba su poder; aunque con él recién lo había comenzado a usar ya que quería averiguar la forma de ayudarlo; él se sorprendió; pero no se molestó solo comento que le hubiese gustado que se lo dijera antes.

Le contó lo que había averiguado de Helen y él pareció muy sorprendido y algo decepcionado; no es que la quisiera es solo que pensó que ella era su amiga, y enterarse que Alfred estaba detrás de todo no le sorprendió mucho, era algo que ya se esperaba. Presto atención a cada palabra que ella le decía, cuando ella terminó él intentaba procesar la información lo más rápido que podía.

-. Alfred no sabe mi verdadera identidad – soltó al fin

-. Por lo visto no, Luzbel ha guardado ese secreto muy bien

-. Eso puede jugar a nuestro favor – dijo llevándose una mano al mentón (lo cual hacia que Sofía lo viera más sexy) – Alfred también es ambicioso y si lo que sabemos es cierto mi sangre puede duplicar sus habilidades aparte de brindarle unas nuevas

-. Es verdad piensas que podemos ponerlos uno contra otro

-. Exacto – dijo sonriendo – hasta sin la conexión pensamos igual

-. Vayamos a casa – dijo ella y luego se arrepintió no era que vivieran juntos; pero ya se les había hecho costumbre

-. Hoy no quiero entrenar podemos hacer otra cosa – dijo haciendo cucharita con su boca, ocasionando que Sofía se sonrojara.

-. Está bien igual ya es tarde – miro el reloj de pared y daba ya las 7 de la noche

-. Es verdad no me había dado cuenta de la hora.

Estaban por salir; pero de la nada la puerta fue derribada, Sebastián con su gran velocidad logro cubrir a Sofía, cuando volteó vio a unos 5 hombres jóvenes de cuerpos como de fisicoculturistas, vestidos con unos polos blancos, buzos plomos los miraban desafiantes. Ambos se miraron tanto para confirmar que se encontraban ilesos y ver si podían defenderse; ambos asintieron, Sofía tiró sus cosas a un costado y Sebastián se quitó su saco y aflojo su corbata.

Los hombre se miraron y sonrieron, pensaban que Sofía no podría ni siquiera con uno de ellos; pero antes siquiera de pensar en dejarla de lado; ella con un pequeño movimiento de mano hizo que dos salieran volando golpeándose contra la puerta del elevador, cuando los otros salieron de su asombro dos fueron por Sebastián quien los paralizó usando la mitad de su fuerza los pateo llevándose el mismo destino que los anteriores. Sofía pensaba como divertirse con él; pero Sebastián lo derribo de un solo golpe

-. Yo puedo con él – dijo molesta

-. Lo sé - dijo tocando su barbilla – es solo que nos están interrumpiendo y eso me molesta

-. Está bien – de pronto Sofía sintió una magia rara y sabía que alguien estaba por lanzar algún ataque mágico, de pronto vio como todas las cosas hechas de metal se transformaban en cuchillos que se dirigían hacia ellos, lo más rápido que pudo coloco sus manos estiradas al frente para hacer un escudo; pero ante su descuido un cuchillo traspaso el costado izquierdo de Sebastián que cayó a su lado con el enojo que sentía empujo los cuchillos hacia la fuente de poder y se escuchó un grito agudo, solo segundos después de eso los cuerpos de los hombres se esfumaron como en humo negro. Sabiendo que ya no había nadie más corrió hacia Sebastián, su herida sangraba demasiado y él sostenía su costado; aunque se debilitaba rápido.

-. Debió llevarte a casa ahí podre curarte – dijo sosteniendo su cabeza en sus brazos

-. Mi herida se curara sola – dijo con dificultad

-. No lo entiendes tiene magia negra y no sanará por si sola – sin dar más explicaciones usó su poder y los tele transportó a ambos a su casa, lo puso sobre la cama y busco su poción sanadora, la vertió sobre la herida y moviendo sus manos irradió una luz celeste…

-. Te va a doler un poco, resiste - le rogó, Sebastián mordía su labio para no gritar y arqueaba su espalda del dolor que sentía; el rostro de Sofía estaba lleno de lágrimas, después de unos cuantos minutos la luz desapareció y ella cayó de rodillas; Sebastián estaba dormido era normal con toda la sangre que había perdido y el dolor que la curación le había generado.




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