Ella los tele transportó a ambos hacia la arena y decidieron que lo mejor era decir su nombre en voz alta, y la relación con su descendencia; no tenían la seguridad de que eso activara la fuente pero aun así no perdía nada con intentar…
-. Soy Sofía hija de la diosa – gritó al viento, miró a Sebastián y este dio un pasó a su costado
-. Soy Sebastián, descendiente de Rafael – por unos minutos solo se escuchaba el viento, poco después la arena tembló y justo en el centro apareció una fuente con una media luna enlazada con un gorro de bruja de forma perpendicular salía una especie de polvillo dorado y el otro plateado, esa era la sangre de la diosa y el ángel.
Sebastián materializo una daga en su mano y ambos se hicieron un corte en sus palmas, mientras en su mente la idea era vencer a Luzbel, cuando la primera gota de sangre estuvo a punto de tocar la arena apareció una pequeña bolsa dorada muy fina, delicada y elegante, Sofía la recogió y junto tres gotas de la sangre de cada uno luego tomo una pizca de cada polvillo y la movió después de unos segundos el mismo símbolo de la fuente brillo a través de la pequeña bolsa.
“ISO FACTO MORTEN; querida hija usa la poción en el lado derecho de su cuerpo no importa donde eso bastara para que muera, prepárense la batalla final se acerca” retumbo esa voz femenina mucho más fuerte y gruesa de lo normal; por toda la arena.
La fuente volvió a ocultarse y solo quedo la arena, ambos estaban muy sorprendidos y solo miraban la pequeña bolsa que Sofía sostenía en su mano, esta tenía una energía muy fuerte, en realidad era muy poderosa; pero el último detalle era saber cómo tenía que usarla para su propósito.
-. Hola – una voz ronca se escuchó detrás de ellos, ambos giraron para encontrarse con un hombre de cabello largo blanco sujeto en una pequeña coleta, barba muy abultada pero limpia y ordenada, vestía una túnica blanca que le llegaba hasta los pies en los cuales solo llevaba unas sandalias marrones, por impulso Sebastián se colocó delante de ella para protegerla.
-. Tranquilo querido hijo – esbozó una sonrisa – veo que es tu naturaleza proteger a la elegida – ambos se miraban acaso ese era Rafael
-. ¿Quién eres? – pregunto el apretando sus puños
-. Tu padre – sonrió – bueno el celestial - coloco sus manos a los costados extendidos
-. Rafael – hablo ella saliendo del asombro - ¿Qué haces aquí?
-. Digamos que es hora del verdadero entrenamiento – señalo a Sebastián – iniciare contigo y luego seguirá tu amada
-.Está bien – acepto él, se giró a Sofía y le dio un pequeño beso de despedida
-. Te espero en casa, fue a la biblioteca porque la presencia de aquel ángel le daba cierto nerviosismo, ya sola podría concentrarse para ir a casa y preparar la cena, seguro él regresaría muy cansado.
Eran casi las seis y ambos hombres se encontraban arrodillados sobre la arena, jadeantes, llenos de heridas; pero en sus rostros se dibujaba una sonrisa llena de satisfacción
-. Al parecer has mejorado mucho en tus habilidades – dijo Rafael tratando de ponerse de pie – la última vez que te vi entrenar el comandante de tu padre o su guardaespaldas te vencía fácilmente
-. E estado entrenando – dijo él con desconfianza – cuando me has visto, no te recuerdo
-. Tal vez recuerdes al amable mayordomo que trabajaba en casa de tu padre – su sonrisa se hizo más amplia – te vi desde tu nacimiento necesitaba protegerte y ver que te hubiese enviado con la familia correcta.
-. Todo este tiempo – los recuerdos pasaban por su mente en pequeños fragmentos aquel mayordomo lo había escuchado, jugado con él, cantado para dormir, lo acompaño cuando tenía una pesadilla o el miedo a las tormentas eléctricas, él había estado en cada evento importante pero justo antes de la muerte de su madre había renunciado
-. Tu madre era una las elegidas por su pureza, ella no… - miró directamente a sus ojos – antes de que la atacaran la hice regresar al cielo, ella no sintió nada cuando la atacaron, solo estaba molesta por haber tenido que dejarte
-. La volveré a ver – unas lágrimas ya rodaban por sus mejillas – me hace falta
-. Te enseñare como poder ir a visitarla; pero más adelante – se acercó y le tendió la mano para ayudarlo a ponerse de pie – ella estará muy contenta y de paso dejara de reclamarme
-. Gracias – tomó su mano y lo abrazó, le hacía tanta falta un amigo – ahora ya no hay más dolor en mi corazón con eso cierro el ciclo de dolor
-. Aún no tienes que reunirte con tu padre – dijo muy serio – él es un primo lejano, que con su poder nos ayudara. No creerás que de verdad podía perder contra los ataques y torturas que Luzbel le daba
-. Tampoco es vampiro – afirmo dudoso
-. Por eso dije primo es mitad de ambos - rio – ha jugado bien el papel de prisionero; pero ahora debemos sacarlo, me comunicaré con él para que se reúna con nosotros, llegara en un par de días.
-. Lo extrañaba – dijo sonriendo de lado – espero que venga pronto
-. Bien creo que ya hemos entrenado demasiado – reparo por largo rato en cada herida que él llevaba aunque en realidad pensó que podía hacerle más daño – ve que ella te espera
-. No vienes
-. No te preocupes ella solo te espera a ti y está bien que te mime – alzó su mano en señal de despedida
-. Aunque no me has golpeado mucho
-. Espera a mañana – dijo de espaldas – y espero que esta vez sí puedan ser felices – desapareció mientras caminaba. Sebastián estaba confundido y no pudo preguntar más. De pronto recordó que no sabía cómo salir Sofía siempre lo había llevado, respiro profundo, cerró los ojos y se concentró en pensar en ella en su sonrisa, sus labios, sus caricias, de pronto sintió su cuerpo muy ligero que parecía bailar con el viento y después solo escucho música, vallenato para ser más exacto; abrió los ojos y se encontró en la sala. Solo atino a sonreír de oreja a oreja lo había logrado.