–Bueno ya basta, ¡Quiero ver a mi amiga ahora mismo! – Exijo en voz baja mirando en dirección a los chicos después de levantar dramáticamente mi cabeza de entre mis manos – Esto me parece muy raro, si está bien ya es para que hubiera despertado, quiero verla y lo haré como sea – Levanto mi trasero decidida con la mirada fija en las puertas con el letrero de "acceso solo para personal autorizado"
– Ann, no seas bruta – Me dice Luis agarrándome de un brazo, lo fulmino con la mirada – Actuar impulsivo no siempre sale bien. Escucha, ¿Ves a esa fea enfermera que está de guardia junto a la puerta?
– Luis – Evelyn menciona su nombre en tono de advertencia, asiento contestando de manera obvia su pregunta, la tipa gorda lleva el tiempo que nosotros aquí vigilando que ninguna persona "no autorizada" se cuele por las puertas.
– Mi amor, solo quiero ayudar – Le asegura a su novia antes de mirarme – Como decía, la he estado observando hace un rato comprobando su reloj, estoy casi seguro que ya es casi hora de su cambio, luce muy cansada. Y esa de allá – Señala a la rubia de recepción – Está ocupada con todas estas personas que llegan a preguntar por familiares.
– ¿Aja y el punto es? – Cuestiono impaciente.
– ¿Me veo guapo? – Le pregunta a su novia arreglándose el cabello.
– Sí mi amor, como siempre – Le confirma ella, dándole una sonrisa.
– ¿Qué importancia tiene eso ahora? – Cuestiono, rodando mis ojos.
– Tú solo ubícate detrás de ese muro en donde ninguna de las dos puede verte y yo iré hacia la rubia sexy para distraerla y de alguna forma lograr que llame a su compañera, tú estarás atenta para el momento justo cuando la fea abandone la puerta, entonces entras a prisa y buscas a Isabella.
– Eso es brillante, espero que funcione – Le susurro y sin esperar más me ubico donde me señaló.
Una vez en el muro me pasan miles de pensamientos por la mente, de verdad espero que este bien, eso que dijo el doctor de su corazón no me gustó mucho. Además, insisto en que ya es para que hubieras despertado.
Miro el reloj de mi mano y en el momento en que la rubia llama a la enfermera guardia miro hacia Luis quien me hace una señal con la cabeza y se rueda de modo que tapa la vista ambas hacia la puerta. Sin pensar corro hacia la puerta y me escabullo rápido dentro de ella, soltando una bocanada de aire apenas las cruzo. Pongo el temporizador de mi reloj en tres minutos y corro por el corto pasillo que da a un montón de puertas de habitaciones. Miro hacia la derecha y luego a la izquierda, mirando los diferentes números de habitaciones intentando adivinar en cual está mi mejor amiga.
– Mierda debí averiguar eso antes de entrar – Chillo furiosa y entonces el sonido de una puerta a mi derecha llama mi atención, de una habitación sale Nill en silla de ruedas hablando con una enfermera.
– Gracias por ayudarme a verla, realmente gracias, estaba muy preocupado – Reconoce con una sonrisa. La mujer de apenas unos cuantos años más que yo le dice algo y lo conduce a una habitación al diagonal de la que salió.
–¡¡Isabella!! – Grito y automáticamente me llevo las manos a la boca, se supone que no debemos alterarla. En silencio y con una expresión de alivio me acerco a ella y la abrazo – Amiga estás decidida a matarme de un susto.
Levanto mi rostro de su pecho y noto que además de tener suero intravenoso, están monitoreando sus latidos. Una horrible sensación invade mi pecho.
– MAPS, abre los ojos – Susurro tomando su mano entre las mías – Perdón por no haberte esperado y dejarte ir sola, yo no quería que te pasara nada malo, perdón por no haber contestado el celular amiga – Lloriqueo en su regazo, pero ninguno de mis lamentos parece funcionar.
– Vamos Bella, despierta, nos tienes muy preocupados – La sigo mirando con mucha preocupación, pero oigo un pitido proveniente de mi muñeca, se ha acabado mi tiempo. Otro ruido se filtra en mis oídos e instintivamente me escondo detrás la camilla de mi amiga mientras espero mirando hacia la puerta.
– Quédate ahí Sebas. No te muevas si la vieja viene me silvas ¿De acuerdo? – Escucho la inconfundible voz de Laura apenas unas octavas más baja de lo usual, me asomo por la puerta y la veo en el pasillo, ha hablado tan fuerte que la escuche incluso dentro de la habitación.
– A ver dónde estará ese tarado imbécil que casi atropella a una de mis únicas amigas – inquiere mirando las puertas de las habitaciones. La puerta de Nill se abre y yo cierro la puerta para evitar que me vean, miró por debajo de la sombra de quien imagino es la enfermera de Nill. Me apresuro a salir en busca de Laura porque si la conozco como creo, esa irrazonable va a intentar matarlo, o bueno algo cercano.