Han pasado solo diez minutos desde que llegamos a casa y desde entonces estoy cocinándole a la tragona de Laura como pago por haberla hecho esperar, como es común en mi rutina de cocina me encuentro escuchando música en un vago intento por distraer mi mente de su desquiciada respuesta.
¿Qué mierda quiso decir con tal vez? ¿Quería besarme o no? ¿Por qué estoy tan enfrascada en averiguarlo?
– Culo chato tengo hambre, ¡muévete! – Laura me saca de sus pensamientos con la sutileza que la caracteriza, entiéndase el sarcasmo.
Giro en la plancha la carne de la hamburguesa y canto un trozo de la canción de Mojito que suena en mi equipo "No ha nacido el hombre que me imponga sus caprichos"
– Esto es tortura en toda su extensión, primero me matas de hambre y ahora intentas dejarme sorda – Rueda los ojos divertida ante su comentario y sigo cantando pues sabe perfectamente que no dejare de cantar, es mi ritual para que mi comida quede rica.
– ¡Sirve ya, por favor! – Se queja dejando caer dramáticamente su rostro en el mesón de la cocina. Armo la hamburguesa y sirvo todo lo demás empezando a poner platos frente a ella.
– Hamburguesa triple anti gastritis, nuggets de pollo mega exquisitos y por último unas normales papas fritas. Ah lo olvidaba, aquí tienes un poco de aderezo NPSC – Me mira confusa cuando le acerco el pequeño recipiente de vidrio – No preguntes solo comételo – Le respondo y ella suelta una risita – ¿Mango o maracuyá?
– Mango – Voy hasta la nevera por mi jugo de maracuyá y su jugo de mango y cuando regreso ambas nos dedicamos a devorar la comida.
– ¿Qué carajos quiere decir un tal vez?
– Depende de la situación. ¿Por qué la pregunta?
– Respóndeme – Me mira con esa cara de "que te traes entre manos" y luego de pensarlo un poco habla.
– Si te lo dice tu madre en mal tono es que probablemente no vas a conseguir lo que le pides, si te lo dice un amigo y presenta duda en como que no está seguro de lo que sea que le preguntaste, un 50–50 – Asiento entendiendo su punto y le hago seña para que continúe, lo piensa un segundo – Si es un chico sexy que intenta algo contigo, probablemente sea una simple incitación, como que quiere tentarte o planea no dejarte claridad acerca de un tema ¿Me explico? – Sin evitarlo me sonrojo y ella me mira acusatoria al notar mi reacción. Aparto la cara y antes de que alguna pueda decir algo más mi celular empieza a sonar.
Todo cambio cuando te vi... – Lo agarro del mesón y miro la etiqueta de desconocido en la pantalla, le frunzo el ceño a la pantalla. El celular sigue sonando en mi mano mientras decido si contestar o no. ...fue entregarte mi amor con una mirada... en un pensamiento loco creo que es Nill admitiendo que coloqué este tono desde el día que nos tropezamos en el pasillo y caí al suelo sobre él, pero ni siquiera le he dado mi número así que descarto la idea.
Laura me hace señas que va a vomitar si no contesto, afirma que la canción es diabetes. Abro la llamada y la me arrepiento al segundo al escuchar la voz del estúpido de Alejandro del otro lado.
– Hola Bebe – Saluda en voz socarrona, intentando sonar sexy.
– No me digas bebe – Le espeto de inmediato me alejo un poco de Laura.
– Mi princesa, mi reina, mi vida, mi sexy bella.
– Si no dejas de llamarme con motes ridículos seguidos del pronombre mí y me dices qué demonios quieres, te colgare en este momento – Le advierto irritada.
– Está bien, quería avisarte que iremos a cenar con mis padres el viernes a las ocho, en el Restaurante Yeagaro.
– Creo que estoy mal de la cabeza, te escuche decir cena con tus padres. Nunca hablaste de una cena.
– Dije que debías fingir delante de mis padres nunca dije cómo sería. Ahora, pasare por ti a las 7:40, espero que estés lista.
– Imbécil – Lo insulto, apretando mis dientes.
– También te quiero bebe – Asegura, antes de que le cuelgue.
– Estúpido Imbécil Maricón. Me las vas a pagar claro que lo harás – Murmuro enojada apretujando mi celular.
– ¿Quién es el estúpido imbécil maricón y para que le diste tu número si no quieres cenar con él? – Mi corazón se detiene y doy un pequeño salto al escuchar la voz de Laura tras de mí.
– ¿Quieres matarme? me has dado un susto de muerte – La regaño con mi mano e mi pecho, si no me hubiera quitado el estúpido reloj estoy segura que estaría pitando ahora mismo. Su rostro me indica que sigue esperando respuesta y sabiendo que de todas maneras voy a necesitar algo de ayuda – Alejandro.