Mi mejor accidente, Tú

Capítulo 12- Isabella

Después de que los chicos se marchan convenzo a Ann para que se quede porque quiero contarle todo acerca de Alejandro, lo que incluye relación real con él. Pero solo soy capaz de sacar el tema en la noche antes de dormir, lo interesante es que ni siquiera tuvieron que ir a sus casas a buscar ropa o lo que sea, porque se quedan tan seguido en mi casa que tienen ropa y mi mamá hace las compras pensando en ambas.

Hacemos espacio en la sala y abrimos el sofá–cama en el cual nos acomodamos perfectamente las tres, con nuestros pijamas, mantas y cargadas de comida.

– Tienes un helado gigante de frutos rojos – Ann señala el pote de cinco litros – Que es la cosa importante que vas a contarnos – Laura me mira curiosa.

– Alejandro y yo si fuimos novios realmente, en diciembre del año pasado – Ambas abren la boca de la sorpresa, pero no dicen nada para que continúe hablando – Nos conocimos en una fiesta de integración de la promoción del colegio de nuestros padres, no sé si saben, pero mis papas y los de él estudiaron juntos en la escuela y son buenos amigos. Bueno, ellos todos los años se reúnen a celebrar un año más desde su graduación y pues nos obligan a ir a sus hijos con ellos. Normalmente no me molesta ir, podría decirse que me agrada un poco porque ya he hecho amigos, y Ann siempre va conmigo. Ese día cuando llegamos todo era igual que siempre; adultos hablando de cosas aquí y allá, otros bailando, algunos bebiendo, lo único diferente era que mi mejor amiga no había ido, hasta que él apareció.

Llevo alrededor de 40 minutos escuchando a las chicas hablar de ropa, maquillaje y demás basura mientras yo estoy mirando al vacío, sin Ann aquí está fiesta es una tortura. Me levanto y me dirijo a la mesa de comida tomo un par de pasa bocas y cuando veo pasar al mesero le robó una copa de champán, de reojo veo como mi papá frunce el ceño en desaprobación por lo que alzó la copa y le doy un trago con una retadora sonrisa.

– Hermosa y rebelde, atractiva combinación – Comenta una voz desconocida a mis espaldas.

Me giro para ver quien ha hablado a mi espalda y cuando lo hago me encuentro con un apuesto y sexy chico de cabello negro, alto, fornido y bien vestido que me mira de manera seductora. ¡Santo Dios, que tipo más coqueto! ¡Y lindo!

– Alejandro – Dice ofreciendo su mano – ¿Con quién tengo el placer?

– Isabella.

– Hermoso nombre, igual que la portadora.

– Gracias – Contesto un poco ruborizada por su intensa mirada.

– ¿Qué tal tu noche?

– Aburrida – Confieso mirando a mí alrededor, nada interesante.

– La mía no va nada mal en realidad, pero puede mejorar – Me ofrece su brazo – ¿Quieres dar un paseo? – Busco a mis padres echando una vista por el lugar, los encuentro hablando con unos señores elegantes.

– ¿Por qué no? – Contesto tomando su brazo, él sonríe ampliamente.

Lo sigo afuera bajo la atenta mirada de las chicas con las que estaba sentada hace un momento. El lugar en el que nos encontramos es precisamente el colegio en el cual estudiaron nuestros padres, que tiene zonas verdes y lugares muy bonitos los que casi nunca veo porque Ann y yo siempre nos ocultamos en el mismo lugar.

– ¿Es la primera vez que vienes? – Niego con la cabeza.

– Jamás te había visto.

– Ni yo a ti, pero creo que es porque mi amiga y yo nos escabullimos siempre a tomar algo de aire fresco, y vino.

– Interesante. Entonces quizá a ella tampoco la conozco.

– Seguramente – Tomo un poco de vino y lo miro divertida. Es la primera vez que un chico lindo se ve interesado en mí.

– Cuéntame de ti ¿Dónde estudias? ¿Qué edad tienes? ¿Color favorito? ¿Gustos? ¿Disgustos? ¿Novio?

– ¿Eres policía o algo así? – inquiero alzando una ceja, él niega con la cabeza. Avanza rápido.

– Digamos que llamas bastante mi atención – Me acaloro inmediatamente y refugio con otro sorbo de la copa.

– Pues, CTI Los olivos, dieciséis, rojo, libros, tijeras, helado, la playa, depende de que preguntes.

–Bien...

– Le tengo pavor a las cucarachas, soy hematofobica, odio las agujas, me enoja que me mientan, el sabor de la cebolla o el ajo, el porno, los políticos – Ríe y yo con él – Y no, no tengo novio – Finalizo. Al escuchar ultimas las palabras su sonrisa crece. Y se acerca a mí




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