Me sonrojo ante el comentario de Nill y camino junto a él hacia la puerta del colegio. Todavía me queda poco o más de una hora de clase en el taller, pero decido no volver. Camino en dirección a mi casa mirando el piso, empezando a notar como se llenan de sucio mis medias con cada paso.
– ¿Te irás a casa? – Me pregunta.
Él sabe que normalmente los chicos nos pasamos de largo a la jornada de la tarde cuando tenemos taller. De hecho, él se queda la mayoría de veces y almuerza con nosotros.
– Sí. No tengo zapatos, estuve en un cuarto de desechos electrónicos y como si fuera poco, una infernal voló sobre mí. Necesito bañarme.
– Hablando de eso, gracias por eso de allá – Comenta con una risa teñida de vergüenza mientras se rasca la nuca. Habla de nuestro pequeño momento.
– A ti... – Respondo con las mejillas ardiendo.
– Ven conmigo, te llevo – Pide, tomando mi mano y llevándome hasta su moto.
Lo sigo, pero al llegar me quedo en blanco mientras él se monta. Me encantan las motos, pero no voy a montarme con él, he tenido suficiente cercanía por hoy.
– ¿Qué esperas? Móntate.
– Creo que mejor me voy caminando.
– ¿Por qué? Sé que no le tienes miedo a las motos, te veo llegar con Laura todos los días.
– No es eso. Yo... – Dudo un segundo – Voy a esperar a Laura – Me excuso con rapidez y gracias al cielo loca esa aparece corriendo en mi dirección.
– ¡Nos vamos ya! – Exclama jalándome hacia su moto, alejándome de Nill.
– Déjame adivinar te toca el aseo hoy ¿Cierto? – Pregunto mientras ella enciende la moto
– Sí. Además, hice otra cosilla... Móntate.
– Ay Laura. – Comento una vez arriba.
Nill me mira con una sonrisa y espera a que Carlos, el portero, le abra la reja para poder irse.
– ¡Laura! ¡Detente! – Grita la coronel acercándose.
– Nill mueve tu trasero de chico malo y déjame pasar.
Él se ríe y se mueve, le da espacio a Laura para que salga a toda prisa y esta acelera.
– Más suerte la próxima, coronel – Expresa riéndose de nuestra profesora.
– Intenta no matarme – Entierro las uñas en las costillas y una calle después baja la velocidad.
Llegamos a casa en pocos minutos y subo para dirigirme al baño mientras dejo a Laura arrasando con todo en mi cocina.
– Me dejas algo para almorzar.
– Me dejas agua para bañarme. – Contesta – Le saco la lengua.
Me saco la ropa al llegar a mi habitación y para cuando entro al baño sólo me falta quitarme mi ropa interior. Lo primero que hago una vez en la ducha es lavar mi cabello con mi shampoo de chocolate, el comentario de Nill viene a mi mente y sonrió como tonta.
Hoy ha sido un día de muchas emociones y eso que apenas va la mitad de él, primero lo de Alejandro que aún no me explico mi reacción y después lo de Nill. ¿Qué está pasando conmigo?
Salgo y me arreglo para regresar al colegio. Entonces invertimos el proceso, ahora soy yo la que almuerzo y Laura la que se baña, cuando sale tiene puesto mi uniforme que por obvias razones le queda pequeño y le ajusta en todas partes, resaltando cada parte de su figura para su suerte.
– Tu uniforme me hace ver sexy, oh sí bitches.
– Intenta no agacharte – Le sugiero, luego de reír ante su comentario.
– Tengo short – Señala, levantando la falda.
– Igual y dejas ciego a cualquiera que te vea, o incapacitado si el muy bruto te toca.
– Oye hablando de brutos, ¿Ya sabes quiénes se hicieron novios? – La miro con cara de "no tengo ni puta idea" – Vane y Alex.
– ¿En serio? – La cosa me toma de sopetón. Sinceramente no he prestado mucha atención en estos días a muchas cosas que me rodean.
– Sí, el día de tu accidente ella me confesó que ellos se gustaban y desde entonces ellos han estado como tontos, hasta que este fin de semana que pasó se hicieron novios.
– Wow ¿y ya todos lo saben?
– No, si me sorprendió que me lo contará a mí. Sabes que ella es tímida, aunque realmente no sé cuál de los dos sea más introvertido.
Nos miramos pensativas, la verdad es que está muy reñida la cosa porque aunque son nuestros amigos hace mucho, y todos somos unos locos, ellos en especial son los más callados y tranquilos.
– Supongo que hoy le dirán a todos, creo.
– Quien ve a Alex tan reservado – Comento con una sonrisa, tomando mi mochila.
– Yo solo quiero verlos, esto va ser tan raro, ya serán la segunda pareja del grupo – Y ese comentario me recuerda que debo hablar con Luis.
Me acerco al teléfono y le marco a mi tía, pero como no me contesta decido mandarle un mensaje.
Yo:
Tía hice una pequeña travesura y me castigaron limpiando una semana la cafetería después de clase. Por si no contexto el fijo hoy cuando llames, o vienes y aún no llego. No le digas a mi mama ;)