Mi mejor accidente, Tú

Capítulo 22 - Nill

Después de pasarme todo ese tiempo detrás de Ann escuchándola hablar sobre los libros favoritos de Isa para hacer el libro de dibujos y gastar parte de mis ahorros para comprar ese collar puedo decir que absolutamente valió la pena. Lo valió por este momento en que la miro recostada a mi hombro mientras enredo mis dedos en su hermoso cabello, lo vale porque ahora puedo decir a boca llena que es mi novia y que me siento con tantas ganas de presumirla como Will Smith hace con su esposa, aunque yo no soy tan extrovertido para hacer eso.

Me pregunto cómo reaccionaría ella si yo actuará así, a Alejandro no le fue muy bien cuando la obligó a ser su novia.

La miro de soslayo y dejo fluir una sonrisa cuando la atrapo mirando el atardecer frente a nosotros con las mejillas coloradas mientras sostiene con su mano izquierda el pequeño dije de tijeras del collar.

Le gustó. Mi corazón golpea mi pecho como un caballo de carreras. La abrazo llamando su atención y ella me mira sonriente atrapando todo mi ser con sus ojos grises.

– Este día es sumamente digno de un capítulo de libro, sobre todo tu declaración.

– ¿Te parece? – Le pregunto con media sonrisa y ella asiente – Bien entonces lo agregaré a nuestro libro.

– Genial, no sabía que dibujabas tan bien.

– Tampoco yo, hasta que lo intente.

– Pues ahora que lo dices, yo quiero ser escritora. Tal vez intente ponerle letras a esos dibujos.

– Deberías intentarlo, a ver si nos inmortalizamos en un libro y así yo sería tu personaje favorito.

– ¿Qué rayos te dijo Ann? – Voltea su rostro hacia el mío con algo de molestia que elimina inmediatamente – De hecho, ahora que lo pienso, desde el primer día que casi nos besamos empezaste a serlo – Contesta esta vez mordiendo su labio inferior.

– Me encanta eso – Reconozco, tocando sus labios con mis dedos amando cada centímetro de ellos – ¿Te confieso algo? jamás había besado unos labios como los tuyos; delicados y sexys, cálidos e intensos. Como tus besos. Como tú – Susurro en su boca, un segundo antes de darle un suave beso.

– Yo... yo no había probado ningunos otros labios antes de los tuyos. Eres mi primer beso… – Se sincera luego del beso, con algo de vergüenza – Me preguntaba si te gustaban mis besos.

– Me fascinan – Reconozco sin dudar, tomando su barbilla para que me mire a los ojos – Me estoy volviendo adicto a ellos – Le doy otro corto beso – Es maravilloso ser el primero en probarlos, quiero ser el único.

– Eso depende de ti, si me engañas o desilusionas te va a pesar – Esta vez, ella hace un puño la parte de adelante de mi camisa, se acerca, me amenaza y me da un guiño.

– Sólo tú te ves tan sexy amenazando – Sonrió pícaro y beso su nariz.

– ¡Hablo en serio! – Replica con expresión molesta con su dedo en mi pecho. Asiento y alzo las manos en señal de rendición.

Conociéndola y a sus tijeras le creo lo que sea ¡Y los chicos me querían matar cuando se dieron cuenta que me gustaba! si hay algo que ella sabe hacer es defenderse.

Admiramos el paisaje hasta que la puesta de sol termina y decidimos volver. Dentro, acomodamos la deteriorada casa entre charlas y risas hasta dejar todo como estaba.

– ¿Cómo descubriste esta casa? – Pregunta con curiosidad notable cuando estoy asegurando la puerta.

– Era de mis padres. Aquí nació su amor eterno.

– Wow eso es... por eso se siente tan acogedora.

– Sí, me gusta venir aquí en ocasiones, porque siento que su amor sigue vivo aquí. Espero no sonar como un loco.

– Te entiendo, debes extrañarlos mucho – Afirmo caminando hacia la moto, ella me sigue.

– Lo hago sin tristeza ellos me amaron muchísimo.

– Hablando de padres... ¿Ann ya te advirtió sobre los míos?

– Algo, me dijo de lo intimidante que puede ser tu papá y lo complicada que puede llegar a ser tu mamá.

– Sí, bueno hoy le hablare de ti...

 

Una gota de sudor que corre por mi mejilla cuando toco la puerta. Ayer al llegar a casa de Isabella su mamá me hizo saber con la mirada que no le agradaba, y cuando llegue a casa de tía Zeny, Isa me hizo saber que quería hablar conmigo razón por la cual me invitaban a cenar.

Es por eso que me encuentro frente a su puerta, pero la razón de mi nerviosismo es que apenas hace dos unos minutos Isa me mandó un mensaje de texto en el que me avisaba que su padre también estaría en la cena. Así que ahora no solo debo enfrentar a su mamá a quien aparentemente no le agrado sino también a su intimidante, malhumorado y celoso padre.

Alzo la mirada de mis relucientes zapatos negros hacia la puerta al escuchar el sonido de unos tacones acercarse. La puerta se abre e Isabella me recibe en un hermoso vestido azul con una tímida sonrisa mientras me toma la mano invitándome a pasar. No sé a cuál de los dos nos sudan más las manos, pero ambos sostenemos el agarre hasta el camino al comedor.

–Buenas noches – Me despido con voz firme y doy un asentimiento con la cabeza en muestra de respeto.




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