Después de unas semanas difíciles y llenas de una ola de emociones, el tiempo paso y el gran día llego. Hoy es el día de la graduación y estoy tan emocionada que las manos me tiemblan y se me hace difícil delinearme los ojos por lo que al final de varios intentos desisto y decido meter el delineador y otros utensilios de maquillaje en el bolso de mamá para pedirle a Ann que me ayude antes de entrar al lugar de la ceremonia. Me suelto el cabello un poco desinflada, me pongo los tacones y por último me coloco la toga y el birrete para salir a la sala a la vista de mamá y papá.
– Ya estoy lista, solo me falta la corbata y nos vamos – Advierto, bajando las escaleras con la corbata en la mano.
– Yo te la coloco – Mamá me mira con nostalgia, trabajando rápido con la corbata en mi cuello – Listo – Termina y me ofrece una sonrisa.
– ¿Dónde está mi papá? – Pregunto, frunciendo el ceño. Mi mama aparta la mirada – Mamá, ¿Dónde está?
– Isa, me llamo a decirme que tenía reunión de trabajo importante, que probablemente no podría venir.
– ¿Qué te dijo qué? – Mi rostro se arruga en una mueca extraña entre tristeza e ira.
Tomo mi celular y lo llamo con rapidez mientras que mi madre toma su bolso y camina hacia el taxi. Me manda a buzón.
Cuelgo el teléfono y coloco mis audífonos para escuchar música durante todo el camino. Sé que mi mamá lo va excusar y lo último que quiero escuchar es a ella defendiéndole. A medio camino nos metemos en un trancón que me retrasa y seguramente me hará llegar tarde.
Ann me escribe preguntándome donde estoy y yo empiezo a estresarme. Hasta tal punto que cuando llego y veo a todos mis amigos y compañeros rodeados de sus padres no puedo evitar dejar correr las lágrimas.
Una profesora encargada de organizarnos me ve y me hala de inmediato para colocarme mi lugar en la fila para entrar al lugar.
Los chicos se encuentran todos emocionados a mí alrededor tomándose fotos y yo me introduzco en mi lugar en silencio. Al percatarse de mi presencia Ann me limpia las lágrimas y envuelve en un abrazo.
– ¿A ti qué demonios te paso? – Pregunta con el ceño fruncido – Se supone que deberías estar brincando en una pata, ¡Estamos por graduarnos!
– Me ha pasado de todo, el tono de morado que quería no me quedó, el maquillaje no me sale, mi papa decide no venir, me meto en un trancón, llego tarde… – Explico, dejando que nuevas lágrimas bajen por mis mejillas.
– Pero si se te ve hermoso ese tono de morado, y yo te puedo ayudar con el maquillaje. No te amargues mi MAPS, hoy es nuestro día especial – Sonríe limpiándome las lágrimas – Si tu papá no viene, es él quien se va arrepentir el resto de su vida por perderse semejante logro en tu vida. Además, has llegado a tiempo, sonríe.
Sonrió sin ganas y ella me abraza de nuevo para darme ánimos. Le pedimos a mi mamá mis maquillajes y ella me arregla con rapidez el desastre que hicieron mis lágrimas y me delinea tal y como yo quiero.
– Listo, quedaste preciosa de nuevo. Ahora levanta la cabeza con orgullo y manda todo al demonio. ¡Vamos a graduarnos! – Grita con fuerza y todos los demás gritan emocionados.
Los chicos se salen de su lugar en la fila cuando notan presencia y empiezan hacer bromas y a llenarme de elogios para levantarme el ánimo, incluso hasta nos tomamos fotos haciendo muecas.
Entonces un minuto antes de entrar veo aparecer a mi papá y el rostro se me ilumina por completo. Se acerca seguido de un fotógrafo y me abraza fuerte, nos sacamos una foto rápidamente y me da un beso en la frente. Ninguna disculpa.
Regreso a mi lugar corriendo y me cuelo en mi puesto en el momento justo en el que empezamos a movernos, al pasar junto a las puertas caminamos derechos y la cabeza en alto delante de los padres de familia y cuerpo directivo y docente. Nos acomodamos según nuestros apellidos en el grupo de sillas destinado a nuestra institución y cuando todos estamos acomodados, nosotros y los demás colegios de la fundación se da inicio al evento.
El lugar está sumamente limpio y pintado de blanco, frente a nosotros y en medio de todo el lugar llamando la atención de todo el mundo hay un lago artificial sobre el que está montada una plataforma por la que tendremos que caminar todos en dirección a la mesa de los directivos en donde pasaremos a recibir nuestro diploma cuando nos llamen. En la esquinas del lago hay unas lámparas que le dan un toque elegante al lago e iluminan lo justo a medida que cae la tarde. Detrás de nosotros nuestros padres están acomodados en hileras a lo ancho, algunos están del otro lado frente a mí, detrás de la mesa de directivos.
Miro a mi alrededor para ver en qué lugar se han ubicado mis amigos, y me extraño al no encontrar a Nill. Decido enviarle un mensaje de texto.
Isa:
¿Dónde estás? ¿Te ha pasado algo malo?
Nuestro rector se levanta y da la bienvenida por del micrófono para empezar con la ceremonia y ese momento lo veo escabullirse con rapidez y sin llamar demasiado la atención hacia su lugar. Detrás de él con el mismo sigilo, pero con más elegancia una señora muy bonita como de la edad de mi mamá toma asiento entre los demás padres de familia.