Mi mejor accidente, Tú

Prefacio

"Último año, última oportunidad para besar a alguien"

La advertencia pasa por mi mente en el momento justo en el que atravieso el portón del colegio acompañada de mi mejor amiga, Ann.

Este ha sido un año difícil, mis papás se separaron y además, acabo de terminar con el peor primer noviazgo que una chica puede tener. 
Estuvimos juntos alrededor de un mes y nunca nos besamos, lo que por un lado no me molesta tanto ya que Alejandro era un idiota, sin embargo, la situación me resulta tan embarazosa que ni siquiera he sido capaz de contarle a la única persona en el mundo que puede entenderme. ¿Quién en la historia de las relaciones tiene un ex novio al que nunca ha besado?

Miro por el rabillo del ojo a Ann, mi mejor amiga y ella me sonríe.

Es muy extraño que existan chicas de nuestra edad cuyo historial amoroso se reduzca a cero; cero novios, citas, pretendientes, besos, sexo, cero todo. Como es su caso y era el mío. 
Ahora mi lista es algo así como; un ex novio, seis citas, cero pretendientes, cero besos y claramente cero sexo.

Pienso en lo mucho que quiero contarle a Anna lo de Alejandro y en lo mal que me siento ocultandolo, pero cuando veo la cantidad de chicos nuevos caminando por los pasillos cambio de opinión.

- Primer día de clases, dos chicas completamente vírgenes, en último año... deberían caernos en manadas. - Ella sonríe.

- Las desventajas de no ser chicas plásticas del montón. - Afirma y sus ojos se dirigen a Luna, una de las chicas más recorridas del instituto. Me río de inmediato y ella hace lo mismo.

- Pero ¿sabes? este año es el nuestro. - Empuja mi hombro con el suyo ofreciéndome una pequeña sonrisa alentadora - Las mejores cosas pasan en último año ¿no?

En ese momento Christian, su crush de todos los tiempos, pasa a nuestro lado y la saluda con una sonrisa haciéndola sonrojar.

- Eso dicen - Contesto divertida con una mirada suspicaz.

Ambas bajamos al espacio central donde darán los usuales anuncios de comienzo de año, con una sonrisa en el rostro.

- Yo creo que será increíble - Afirma tomando mi mano.

Una vez leí que la probabilidad de encontrar a tu ex en un lugar conocido era de un cincuenta por ciento, y lo creí, pero juro que el último lugar en el que esperaba volver a ver a Alejandro era en el patio del colegio, sobretodo el primer día de clases.

El idiota surge del otro lado del patio entre el mar de estudiantes y se abre paso hacia mi lentamente, mientras me ofrece una descarada sonrisa. En el momento en que nuestras miradas se cruzan me tenso.

¿Qué demonios hace aquí?

Me sonríe y se asegura de señalarme el escudo del colegio en la camisa que lleva puesta para que procese lo que está sucediendo. Entonces mi cerebro hace clic. El infeliz se transfirió.

¿Por qué rayos hizo eso?

Empiezo a caminar lejos de él aunque todavía no se encuentra cerca, no me importa qué carajos hace aquí, no quiero verlo o hablar con él, no quiero tener su estúpida sonrisa cerca y mucho menos su aroma.

Arrastro con no muy delicados tirones a mi mejor amiga lejos de él, bajo la excusa de ir hasta donde están los chicos.

- Isa, espera, no puedo pasar entre toda esta gente tan rápido como tú. Además, ¿Cuál es la prisa?

- Es que yo... los extrañé tanto que necesito abrazarlos. - No miento, necesito a Luis conmigo, él es el único que sabe sobre Alejandro. Ya me ha defendido de él una vez.

Ann suelta mi mano.

- Espera, me quedé sin aliento. - Resopla y la pierdo entre el mar de estudiantes.

Me sigo escabullendo para llegar hasta donde Luis cuando una voz masculina llama mi atención exigiendo silencio y orden a través de un micrófono.

Miro hacia la tarima, es el viejo cara de caca, nuestro rector, de modo que cada uno de los estudiantes empieza a agruparse en su respectivo grupo de grado escolar, y Ann y yo volvemos a estar juntas. El flujo de personas hace que pierda a Alejandro de mi vista.

Al llegar a nuestro grupo, los de último año, nos saludamos entre todos y hacemos bromas sobre cuánto hemos o no crecido en vacaciones y cuánto hemos cambiado, hasta que nos mandan a callar de nuevo por el micrófono.

Ni siquiera alcanzo a decirle a Luis sobre Alejandro cuando el susodicho me vuelve a acechar. En el momento en que nuestro "querido" director habla sobre las normas y lo severos que serán este año con quienes las rompan, Alejandro se coloca tras de mí e introduce algo en el bolsillo de mi falda mientras susurra en mi oído.

Prepárate para vivir tu peor pesadilla, a mí nadie me dice que no.

- Púdrete, idiota - Le espeto con rabia alejándome de él.

Inmediatamente advierto que algo se mueve dentro de mi bolsillo, con rapidez introduzco mi mano y en el segundo que lo hago deseo no haberlo hecho. De algún modo creo que toco las patas de un bicho inmundo, pero no lo creo hasta que este sale de mi bolsillo y empieza a caminar por toda mi falda. Y de todos los animales y bichos del mundo, el imbécil tenía que guardar una puta cucaracha en mi falda,

¡Tengo una maldita cucaracha caminando encima de mí!

Mi cuerpo entero se estremece, empiezo a gritar como loca y a quitarme la falda desesperadamente bajo la atenta mirada de mis compañeros de curso. Los chicos se apresuran y me preguntan qué me sucede.

- ¡Cucaracha! - Grito horrorizada y casi llorando.

Me quito la falda de un tirón, llorando del pánico y totalmente asqueada. Ahora toda la escuela está mirándome, incluyendo las señoras del aseo.

Sebastián se lanza sobre el bicho infernal y la mata de un pisotón, mientras Ann se coloca frente a mí. 
Es ahí cuando tomo un poco de conciencia y me doy cuenta que acabo de quedar en bragas delante de toda la escuela.

Decir que estoy avergonzada en este punto es poco, por suerte Luis se quita ágilmente su camisa de mangas largas que usa sobre el uniforme y la envuelve alrededor de mis caderas para taparme.




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