Sandra. 🍉
Corro por las calles empedradas, mi mochila golpeando mi espalda con cada zancada. El reloj en mi muñeca me recuerda cruelmente que estoy atrasada, y el sonido de la campana de la escuela que ya ha sonado solo aumenta mi ansiedad. Maldigo en voz baja mientras intento acelerar el paso, pero parece que el tiempo se está burlando de mí hoy. Al menos tuve un desayuno con toda mi familia junta, aunque me haya costado una tardanza en mi registro.
De repente, doblo en una esquina y, sin darme cuenta, choco de frente con alguien más. Mis libros salen volando y me encuentro tambaleándome, tratando de mantener el equilibrio. Una voz preocupada me pregunta si estoy bien, y levanto la vista para encontrarme con unos ojos curiosos y llenos de disculpa.
"Lo siento mucho, no te vi venir", murmura la chica, agachándose para recoger mis libros. La observo con cautela mientras me pongo de pie, notando su elegante uniforme y su cabello perfectamente peinado. No parece ser una estudiante común, y me pregunto qué hace aquí, en medio de este caos matutino. Por más que lleve la ropa de mi institución educativa, daba la impresión que era de un colegio privado.
"Estoy bien, gracias", respondo finalmente, aceptando mis libros de sus manos. "¿Eres nueva aquí?" La pregunta sale de mis labios antes de que pueda detenerla, y veo una sombra de sorpresa cruzar su rostro.
"Sí, acabo de mudarme", responde ella, asintiendo con la cabeza. "Mi nombre es Alenda."
"Soy Sandra", me presento, ofreciéndole una sonrisa amistosa. "¿Te gustaría que te acompañe a la escuela? Te puedo mostrar el camino."
Asiente con la cabeza, y me cuenta que acaba de mudarse con su familia y está tratando de adaptarse. Me explica un poco sobre su antigua escuela, es ahí donde me doy cuenta que efectivamente venía de una institución particular, me sorprende lo fácil que es hablar con ella. Parece tan segura de sí misma, a pesar de ser nueva en la ciudad.
Decidimos caminar juntas hasta la escuela, y durante el camino compartimos anécdotas y risas. Me entero de que tiene un gato de mascota y vive con sus padres en una hermosa casa de 5 pisos en la misma zona donde yo habito con mi familia. Yo vivo con mi padre, mi hermana mayor y mis abuelos en un apartamento modesto en un asentamiento humano, y me siento un poco intimidada por su riqueza.
Cuando llegamos a la escuela, nos despedimos en la entrada y nos dirigimos a nuestros respectivos salones. Para mi sorpresa, Alenda es asignada a mi salón, y se sienta detrás de mí mientras busco mi lugar junto a Naomi, mi mejor amiga desde la infancia.
Naomi me lanza una mirada curiosa cuando me ve entrar, y me apresuro a contarle sobre mi encuentro con Alenda en el camino a la escuela. "¿En serio? ¡Qué casualidad!", exclama ella, mirando a Alenda con curiosidad. "Espero que se acostumbre rápido a nuestra locura aquí".
Durante la clase, Naomi y yo compartimos miradas furtivas y murmullos mientras intentamos asimilar la presencia de Alenda en nuestro salón. Las chicas a nuestro alrededor no pueden evitar comentar sobre la nueva estudiante, y me pregunto qué pensarán de nosotros ahora que nos hemos unido a su grupo en mayo.
Debo admitir que Alenda llama la atención, tiene un rostro y cuerpo delicado, un cabello castaño bien cuidado y una piel blanca. No creo que sea novedad si la próxima semana ya tiene una fila de pretendientes, estar en una escuela de mujeres puede ser o interesante o aburrido, depende de tu reputación.
"Sandra" me llamó Alenda, acercando una libreta de notas.
La miré confundida, ¿se supone que debería darle mi número?
Alenda sonrió y volteó la libreta, enseñándome el diseño. Fingí estar asombrada cuando me estaba muriendo de vergüenza por haber entendido otra cosa.
Un codazo hizo que saliera de mis pensamientos. Volteé haciendo un gesto de dolor, pero Naomi me indicó con la mirada que la maestra estaba acercándose.
"Señorita Sandra, si usted no quiere estar en mi clase, puede retirarse". comentó con una voz inquisidora. "Llegas tarde a mi clase y todavía tienes el descaro de estar hablando con tus compañeras". agregó con molestia.
Antes de que pudiera defenderme, Naomi habló por mi.
"Como brigadier del salón, le prometo que no volverá a pasar. Mi amiga solo se distrajo porque la nueva le preguntó algo". su tono era determinante, no por nada era la autoridad del aula.
La docente la escuchó y como ella era su alumna favorita, cedió. Respiré por fin, mi mejor amiga me había salvado de nuevo.
Tuve que aguantar su curso y fingir prestar la atención, quería hablar con mis amigas sobre las nuevas cosas.
Al parecer, el tiempo se compadeció de mi, las horas pasaron rápido y por fin sonó el timbre de recreo.
"Lo siento por lo antes". se disculpó Alenda, extendiendo un paquete de galletas de chocolate hacia mi.
Naomi me miró expectante, creo que más tarde me exigiría explicaciones de porque esa chica me hablaba con tal confianza. Pero por el momento solo la saludó y la unió al grupo.
Bueno, una amiga más no era como si generara un cambio en mi círculo social.