Sandra. 🍉
Corrí al baño, me olvidé por completo de Alenda, estaba preocupada por mi mejor amiga.
Decidí actuar. Me acerqué al auxiliar y le ofrecí ayuda para abrir la chapa del baño con una herramienta que llevaba consigo. Fui la primera en entrar, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho. Lo que vi me dejó sin aliento.
Naomi estaba ahí, junto a la otra chica, con la mirada algo perdida y en una situación comprometedora.
"Estudiantes, debo acompañarlas hasta la subdirección", habló el auxiliar desde la puerta, no podía entrar al ser un baño únicamente de mujeres.
Mi mejor amiga se dio cuenta de mi presencia y actuó como siempre, saliendo acompañada de la otra chica y hablando con el auxiliar como si nada hubiera pasado. Pasó por mi lado y no me dirigió la palabra, su acompañante giró a verme y sonrió de forma socarrona. Gesto que me molestó y le devolví una mirada seria.
Me quedé estática por la conmoción. Tenía tantas dudas que no sabía por donde comenzar, Naomi nunca me había dicho que era lesbiana o algo por el estilo, y aquel hecho me dejó profundamente sorprendida. ¿Cuántas otras cosas no sabía sobre mi mejor amiga?
El sonido del timbre del final del recreo me sacó de mi ensimismamiento. Salí de los servicios higiénicos, quedándome paralizada nuevamente en el pasillo.
Pude divisar a lo lejos, a todo el grupo siguiendo al auxiliar, Naomi caminaba segura de si misma, como si lo hubiera hecho no fuera grave.
¿Realmente ella estaba escondida con otra chica?
Caminé apresuradamente en dirección al pasillo de las oficinas, pero justo cuando quise disimular al estar cerca de la Subdirección, cerraron la puerta. Hice una mueca y vi como una chica salía de otra oficina con unos documentos en la mano, no lo pensé mucho, ingresé al municipio escolar y fingí ser la secretaria, tenía una leve esperanza que las administradoras se pusieran a chismosear por el pasillo.
"Es una falta de respeto que dos chicas se encierren en el baño y hagan cosas indebidas", empezó una.
"Si el antiguo director se hubiera encargado de establecer normas más estrictas, no habría una gran cifra de lesbianismo en esta institución".
"Y todavía que es brigadier, ojalá le quiten el cargo para que aprenda", agregó una mujer con un tono de indignación.
Cerré los ojos mientras me recostaba en la pared, sabía lo importante que era el hecho de ser una autoridad dentro del aula para mi mejor amiga, pero si realmente había hecho algo indecente en un espacio público, solo podía ver las consecuencias y no intervenir.
"¿Quieres que recoja los libros?", preguntó alguien por llamada.
Me agaché rápidamente, la verdadera secretaria del consejo estudiantil estaba acercándose. Tuve suerte, la chica aceptó y regresó por los libros, aproveché para salir y correr por las escaleras.
Procuré revisar mi galería cuando todo un salón pasó a mi lado rumbo al laboratorio, pero escuché el nombre de cierta persona que hizo que me quedara inmóvil, queriendo escuchar más.
"¿Te enteraste de lo que pasó con Naomi?"
"No, ¿qué pasó?", respondió la otra.
"Dicen que la encontraron junto a la chica nueva encerradas en el baño, ya sabes con quién".
"¿La nueva de nuestro salón?" cuestionó la segunda, abriendo los ojos por la impresión.
"Esa misma, según comentan, estaban algo cerca, así que no creo que estén peleadas, más bien creo que tienen un conflicto amoroso o eso" asintió lentamente.
"De todas formas, eso es sospechoso". concluyó con duda.
Volteé y me di cuenta, que a lo mucho, dichas estudiantes podían estar en segundo grado de secundaria. Escandalizada, hice un gesto, no era posible que mi mejor amiga se metiera con alguien menor.
Bajé las escaleras, yendo a la cafetería, toda la situación era tan confusa que solo quería consumir algo de chocolate para calmar todos los pensamientos que surgían en mi mente.
Una vez que compré dicho dulce, di un pequeño mordisco y al instante sentí esa agradable sensación recorrer por todo mi cuerpo, amaba todo lo relacionado con el azúcar, literalmente me daba más energía y mejoraba mi ánimo.
Primero tengo que encargarme de esa chica.
De la acompañante de Naomi, y para eso, debía acercarme a alguna alumna de su salón y sacarle información. Tenía que pensar en un plan, porque sabía que Naomi era incapaz de decirme todo lo que sucedió, a lo mucho me diría minúsculos detalles. Si aparecía así de la nada en el salón de aquella joven misteriosa, me tacharian de acosadora y no tardaría en estar en el mismo lugar que mi mejor amiga, en la subdirección.
"Estudiante, no vuelva a salir sin el permiso de la delegada", escuché la voz del auxiliar y me quedé helada.
Recién era consciente que debía estar en clases y no en otro lugar, tal vez la profesora no me diría nada conociendo su personalidad, pero igual estaba perdiendo horas de clase.
Sin que pudiera pensar en algo, alguien me empujó hasta el fondo de los servicios.
"No seas tonta, escóndete o te atraparán". sugirió a modo de amenaza otra chica, luego se escondió en un cubículo.
Al parecer, pensaba que estaba evadiendo las clases, igual que ella. Aunque prácticamente si lo estaba haciendo, pero por perder la noción del tiempo. De todas formas, le hice caso y me escondí tras la puerta.
El timbre de la salida no tardó en sonar y todo el baño quedó repleto. La mayoría iban a los servicios, otras retocaban su maquillaje mirándose en el espejo, y algunas esperaban a sus amigas.
Corrí hacia el portón principal, sin mirar atrás, esperando ver a Alenda antes de irme a casa. Necesitaba su apoyo y su compañía para lidiar con todo lo que estaba sucediendo.
Al verla, una oleada de alivio me inundó. Ella estaba a punto de salir, su cabello estaba algo despeinado y tenía su casaca en el brazo, luciendo el polo blanco del colegio.
"¡Alenda! ¿Cómo estás?", le dije, tratando de mantener la compostura a pesar de mi confusión interna.