Torbellino Interno
Tres años después
Mi amistad con Matthew está mejor que nunca, cada día lo conozco mejor, hemos madurado y crecido prácticamente juntos y la verdad tengo que admitir que ahora siento algo más por él que una simple amistad, las bromas siguen entre nosotros y los juegos, saben me protege como a una niña pequeña y siempre está ahí para mí, simplemente se me fue imposible no sentir algo por él. Sé que no siente lo mismo, ya que Reichell me lo confesó hace ya más de dos años cuando le confesé lo que sentía por Matthew desde hace tiempo, a lo cual ella me aconsejo no decirle nada a él puesto a que él no sentía lo mismo, me dijo que podía arruinar nuestra amistad, así que por eso nunca se lo he dicho ni se lo pienso decir ya que no lo quiero perder.
En estos momentos perderlo a él sería como perderme a mí misma. Así que si, llevo más de tres años amando a mi mejor amigo en secreto.
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Hoy fue un día muy lindo porque tuve periodos libres, los profesores tenían una reunión y por eso no me dejaron tareas para el lunes, el día pasó con normalidad hasta la hora de salida y estaba muy feliz ya que como siempre me iría con Matthew, como todos los días salí con mi grupo de amigas puesto que mis amigas, Matthew y yo decidimos estudiar la preparatoria juntos lo cual me facilitó mucho empezar esta nueva etapa la cual a pocos meses de finalizar, cuando nos despedimos cada una agarró su camino.
Luego de eso lo empecé a buscar como era de costumbre y no lo encontré por ninguna parte.
Bueno debe de haber bajado pensé, ya que sali un poco tarde, por lo cual decidí empezar a caminar y esperar a que estuviera en la parada de autobus, de lo contrario lo esperaría hasta que llegara.
Camine con los auriculares puestos escuchando mi lista favorita, cuando ya iba cerca de donde subíamos al autobús lo vi, estaba sentado en una banca con la cabeza agachada, camine hacia él y me quite los auriculares, luego me senté a la par de él y lo salude.
—Hola Matthew. —dije con un tono amable
—Hola —me respondió con un tono molesto y cortante, sin levantar la cabeza.
—¿Cómo le fue hoy? —le pregunté intentando sacarle plática, puesto a que su comportamiento me parecía extraño.
—Bien. —me contestó, otra vez cortante.
—Me alegra. —Dije pero con menos ánimos, no sé porqué se comporta así, ni siquiera me voltea a ver cuando hablamos, solo mira hacia la carretera o hacia el suelo. Él no es así, ni siquiera me saca plática como siempre y eso me enoja al no saber la razón y porque se comporta así, porque no tiene por qué rematar conmigo ya que yo no tengo la culpa, si es que algo le paso.
—¿Qué hizo hoy? —le pregunto intentando calmarme y hacer que hable, puesto a que no quería pelear con él.
—Nada. —Responde en un tono enojado y frustrado a la vez, lo cual me confundió aún más.
—¿Qué tiene? ¿Por qué está enojado? —Le pregunté ya cansada de la situación.
—Nada. —Me respondió enojado
—Entonces ¿Por qué está así? —Pregunte muy cansada intentando conservar mi poca y ahora casi nula paciencia.
—¡Por nada, ya le dije y deje de preguntar! —contestó con un tono muy alto y enojado jamás se había comportado así, lo cual me lastimo.
Me enoje y bueno cuando me enojo no suelo pensar las cosas sólo actuó por impulso y después me arrepiento, pero ahorita es uno de los momentos que no me importa.
En eso apareció un autobús que me deja un poco lejos de mi casa, pero ya no podía estar más tiempo en este lugar y menos cuando es más que obvio que lo menos que quiere Matthew en esos momentos es estar cerca de mi.
Si me quedo más tiempo aquí esto parecerá una pelea campal sin exagerar y no es porque le vaya a pegar, sino será una pelea de palabras porque podría decir cosas de las cuales después me puedo arrepentir, lo digo por experiencia propia, ya me ha pasado muchas veces.
Así que me levanté de la banca y caminé hacia el autobús sin voltear a verlo porque sé que me enojaré más, ya que Matthew ni se movió de su lugar.
Creo que ya no le importó y eso me duele mucho ya que él es mi mejor amigo y no sé en qué momento cambiaron las cosas entre nosotros, si el día de ayer todo era como siempre.
Al subirme al autobús me siento hasta atrás, me pongo los auriculares y enciendo mi música y la primer canción que suena es la de mi persona favorita de Río Roma.
La cual hizo que mi tristeza aumentara ya que fue la canción que me dedico Matthew para mi Cumpleaños del año pasado y decidimos que esta sería nuestra canción.
Después de un tiempo llegué a mi parada, me bajé aún con los auriculares puestos y empecé a caminar ya que tendría que caminar más de lo común, pero eso me ayudaría a pensar en lo que pasó hoy, para intentar entenderlo.
Cuando llegué a mi casa saludé a mi madre que está en la cocina y a mis dos hermanas.
Aaaa, no sé si se los había dicho, pues si tengo dos hermanas, una de 12 años y otra de 10 años.
—Hola mamá. —Dije dándole un beso en la mejilla.
—Hola hija ¿Cómo te fue hoy? —me pregunto sin dejar de cocinar.
—Pues bien, supongo. —le respondí sin verla ya que mis ánimos se encontraban por los suelos.
—¿Hija pasa algo? —Me pregunto seria.
—No mami tranquila, estoy bien. —miento ya que me siento muy mal, por lo de Matthew y no quiero hablar.
—¿Segura hija? —Volvió a insistir viéndome a los ojos.
—Si tranquila. —dije mostrándole una sonrisa, tratando de que no se mire forzada para que me crea.
—Está bien. ¿Vas a comer? —pregunta cambiando de tema, lo cual agradezco.
—No tranquila, no tengo hambre, comí algo antes de venir. —Volví a mentir, la realidad es que por la discusión que tuve con Matthew, no tenía ganas de comer o de hacer otra cosa.
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Editado: 16.01.2023