Mi Mejor Amigo

Capitulo 8

Al fin juntos

 

—¡Por Dios Samanta, me estoy enojando, lo que tenga que decir dígalo de una vez, la verdad es que, QUE! —Dijo Matthew muy enojado, pero la verdad es que no me salían las palabras, aunque supiera que él sentía lo mismo nunca me le había declarado a nadie y la sola idea de decírselo me paraliza. —¿Lo va a decir sí o no?

—Sí, es....que... la ver...dad es....que.... usted. —Oh no, otra vez, porque hoy me tenían que atacar estos benditos nervios y cuando necesito hablar claro empiezo a trabarme en serio, soy muy mala para esto. Tomó una respiración para calmarme y creo que lo mejor es que no lo mire a la cara, ya que me pone mucho más nerviosa de lo que ya estoy.

—Sabe que Samanta, ya me canse de estar esperando, mejor me vo... —No lo deje terminar, ya que lo tenía que decir, es ahora o nunca.

—La verdad es que usted también me gusta. —Lo dije tan rápido, que al terminar tuve que agarrar una gran bocanada de aire. Lo volteo a ver y estaba con los ojos y la boca muy abiertos, como si quisiera decir algo pero no le salen las palabras.

—¿Qué dijo? —Me pregunta como si no lo pudiera creer o no hubiera escuchado bien. ¿Enserio me va hacer repetirlo? Bueno ahí vamos de nuevo.

—Que usted también me gusta, contento, ya se lo dije, me gusta desde hace mucho tiempo pero siempre pensé que usted me veía como una hermana y por eso nunca se lo dije, ya que prefiero su amistad antes que cualquier cosa y no quería perderla y la verdad es que nunca me gusto Alex y si hubiera sido así no se lo hubiera dicho a Reichell, ya que ella misma sabía que a mí me gustaba usted  desde hace mucho y desde que se enteró se distanció de mí y no sé por qué le diría tal mentira y eso me enoja porque yo la creía mi amiga y ahora veo que me quiso separar de usted y... —Ya no pude decir nada más, ya que Matthew cayó mi vomito verbal besándome, lo cual agradezco ya que cuando empiezo a hablar no sé cuándo detenerme y digo cosas sin sentido. 

Mi primer beso, no lo puedo creer y con mi mejor amigo y el primer chico que me ha gustado de la vida real porque tengo otros amores pero esos son literarios así que son prácticamente imposibles. Bueno la cuestión es que a mi escasa experiencia no sé cómo se besa y sé que Matthew tampoco sabe, pero creo que ha sido fantástico... Cuando se separa de mi une nuestras frentes agachándose un poquito ya que pues él me lleva muchos centímetros de diferencia y yo sigo con los ojos cerrados disfrutando el momento y procesando lo que acaba de pasar.

—Enserio que nunca me imaginé que usted también sintiera lo mismo y me deje llevar por lo que decían los demás y estuve a punto de arruinar nuestra amistad y algo peor estuve a punto de perderla, enserio perdóneme. —Me dijo él sin separar nuestras frentes.

—Esta bien no se preocupe, lo bueno es que logramos resolverlo antes que fuera demasiado tarde y yo también le pido perdón por mi actitud de estos días, es solo que pues yo también seguí un mal consejo y al final no sabía cómo remediarlo. —Le respondí con una sonrisa en el rostro, pues me sentía tan feliz.

—Está más que perdonada, ahora solo queda un asunto que resolver de mucha importancia. —Me dice algo serio y eso me asusta un poco.

—¿Enserio y que es? —Le digo preocupada y en eso veo que se separa de mí y se arrodilla.

—La verdad esto es improvisado, lo que iba a ser antes era mucho mejor, pero no puedo esperar más y por eso le quiero preguntar si quiere ser mi novia. —Me dijo mientras tomaba mi mano.

—No puede ser, ¿está hablando en serio? —Le pregunté muy emocionada.

—Nunca dije algo más enserio en mi vida. —Me respondió, no puedo creer que esto esté pasando, siempre me lo imagine, pero ahora que lo vivo es mucho mejor.

—Claro que sí quiero ser su novia. —Le respondí al instante.

—Este es uno de los días más felices de mi vida. —Me dice mientras se levanta, para después darme vueltas mientras me sostenía de la cintura.

—Yo creí que sería el mejor de su vida. —Le digo con tristeza fingida en forma de broma.

—No, lo siento ese puesto lo ocupa el día en que la conocí y supe que seria la indicada, aun cuando es muy gruñonsita. —Eso fue tan tierno y me dieron ganas de besarlo, pero hice algo mucho mejor.

—Oiga porque me pega. —Me dijo agarrando su estómago fingiendo dolor, aun sabiendo que no es así.

—Eso es por decirme gruñonsita cuando yo soy un amor. —Le respondí mientras me cruzaba de brazos.

—Pero si es cierto. Pero no se preocupe, también me gusta verla enojada, porque se ve muy tierna y más cuando haces pucheros. —Me dijo guiñándome un ojo.

—Oh no, ahora si oficialmente le declaró la guerra mi Matth, a mí nadie me hace enojar de por gusto, aparte yo no soy tierna, soy muy ruda. —Le digo yo entre risas y poniéndome en una posición de combate frente a él. El solo se ríe, me abraza y me dice.

—Princesa no se enoje, sabe que solo bromeo. Aparte nunca me había dicho Matth y la verdad que me encanta, se escucha tan bien viniendo de usted. —Y me besó la frente, consiguiendo así que quitara mi postura. En eso aparecen las locas que yo más quiero y que también pienso matar.

—Por fin amiga, ya era hora que dejaran su berrinche y orgullo, para hablar. —Me dijo Eliza cuando ya se encontraban frente a nosotros.

—Ha no, yo hoy si las mato, enserio planearon todo esto a mis espaldas, eso no se hace y donde queda el código de amigas. —Dije con un supuesto dolor, mientras limpiaba unas lágrimas falsas.

—Ay Sami por favor, no seas tan dramática como siempre, aparte no existe tal código y sabes que lo hicimos por tu bien, ya que no nos gustaba verte así y más a mi siendo tu mejor amiga me preocupabas mucho, así que por eso lo hicimos, así que no te enojes, además para disculparnos, te vamos a comprar una caja de chocolates. ¿Te parece? —Me respondió Fernanda a lo cual sonreí enseguida.




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