Nueva amistad
Al siguiente día me levanté a las diez de la mañana y como no había nada de desayunar decidí salir a buscar un lugar donde comer. Después de bañarme, cambiarme y agarrar mi móvil, llaves y un poco de efectivo salí de la habitación en dirección al estacionamiento, luego me subí a mi auto y maneje hacia el centro comercial ya que era el único lugar que yo conocía de aquí, aún no había ido a conocer la ciudad y en estos momento prefiero comer tendré mucho tiempo para conocer toda la ciudad.
Luego de entrar fui a un restaurante que me llamó mucho la atención, era un lugar de comida guatemalteca, pedí un desayuno tradicional, que consta de dos huevos estrellados, frijoles, crema, queso, plátanos, pan tostado con crema de ajo, un mosh, un jugo de naranja, se escuchaba delicioso. Luego de pedir, empecé a ver mis redes sociales mientras me traían mi comida, en eso alguien se sentó en la silla que está enfrente de mí.
—Está ocupado. —Dijo esa voz que se me hacía un poco familiar, así que levante la vista.
—Emmmm no. —respondí confundida.
—Entonces me puedo sentar ya que ambos estamos solos. —dijo tomando asiento.
—Está bien, no veo ningún problema. —Le respondí encogiéndome de hombros.
—Gracias, ¿Samanta verdad? —Me dijo sonriendo.
—Sí y tú eres Isaías el chico que me ayudó con mis maletas. —dije recordando el detalle que tuvo conmigo el día de ayer.
—Si, el mismo. —Me respondió sonriendo.
—Que bueno verte. —dije ya que no sabía qué decir, pues normalmente no soy muy buena para iniciar una conversación con alguien que no conozco.
—Lo mismo digo, ¿qué haces comiendo sola? —Me pregunto ya sentado frente a mí.
—Pues la verdad es que soy de primer año y aún no conozco a nadie de aquí, solo a una amiga pero ella está a quince minutos de aquí y no quise molestarla. —Le respondí con simpleza.
—Oooh ya veo. —Me dijo en respuesta.
—Si así es, ¿y tú por qué estás solo? —Le pregunté intentando mantener una conversación con él, ya que los silencios incómodos no me gustan.
—Pues la verdad es que también es mi primer año y si conozco a varios de aquí, pero a veces me gusta estar solo. —dijo sonriendo.
—Pero ¿entonces por qué te sentaste aquí conmigo? —le pregunté confundida, pues algo no me cuadraba.
—Pues porque me caes bien Samanta y te me haces una chica muy agradable. —Me respondió sonriendo.
—Pero si no me conoces como sabes que soy agradable, eso no tiene mucha lógica. —Le dije viéndolo con obviedad ya que no me convencía.
—Lo sé, por eso quise hablarte para que nos podamos conocer. No crees que es la mejor forma de conocerte. —me dijo rodando los ojos, como si fuera lo más obvio del mundo.
—Bueno está bien. —Le dije, a tiempo llevaron mi comida así que preferí concentrarme en ello.
—Aquí tiene señorita. —dijo el mesero colocando mi comida y bebidas frente a mi.
—Muchas gracias. —Dije, viendo mi deliciosa comida.
—¿Usted joven, quiere ordenar algo? —le pregunto viendo a Isaías.
—Lo mismo que ella, solo que a mí me da café en vez de jugo de naranja, por favor. —Dijo mientras veía al mesero que nos atendía.
—Con gusto, en un momento le traigo su orden. —dijo el mesero mientras anotaba su orden, para luego dirigirse a la cocina.
—Wow. —Dije viéndolo sorprendida.
—¿Qué? —Dijo sonriendo.
—Yo pensé que como eres un chico atlético y pues no tienes pancita, pensé que eras de esos chicos que hacían dieta todo el tiempo, obsesionado con las calorías y con todo aquello que ingería. —Le dije, ya que la verdad esa fue la impresión que me dio.
—Pues te equivocas, la verdad es que odio las dietas y si me gusta hacer ejercicio pero la verdad es que siempre he comido así y nunca he engordado, mis padres dicen que así es mi metabolismo y yo lo uso a mi favor. —dijo dando su explicación.
—Dichoso, la verdad es que yo como igual, pero a mí sí me afecta, ya que no dé por gusto tengo mis kilitos de más. —La verdad es que es así, yo no soy una chica con cuerpo de modelo de revista todo lo contrario y la verdad es que tal vez en algún tiempo me llegue a acomplejar por eso y esa es la razón por la que me daba miedo decirle a Matthew que me gustaba, pero ahora ya sé qué el que me quiera me va a querer como soy ya que así es el amor, no ve el físico si no solo lo que hay en el interior de las personas y bueno también me di cuenta que mi cuerpo no es feo solo por tener unas libras de más.
—Pero te miras bien. —Me dijo sonriéndome.
—Gracias. —Le dije para luego meter un bocado de comida a mi boca. Luego de eso le llevaron su comida a él y los dos comimos en silencio, pero la verdad es que a mí no me incómodo para nada ese silencio, era un silencio que me gustaba. Luego de comer empezamos a hablar.
—¿Y qué me cuentas de tu vida? Para que te conozca más. —Dijo tomando su segunda taza de café.
—Pues que te puedo decir, soy una chica de dieciocho años, tengo al mejor grupo de amigas del mundo aunque lastimosamente todas están lejos, solo una es la que está a quince minutos de aquí, tengo a dos padres maravillosos que siempre me han apoyado en todo, dos terremotos las cuales son mis hermanas menores, pues también tengo a mi novio, el cual también es mi mejor amigo desde hace ya más de cinco años, al cual amo y adoro con todo mi corazón pero el cual está en España estudiando arquitectura y la verdad lo extraño mucho, me encanta la universidad en la que estamos y estudiare medicina general y la verdad es que aún no se en que me quiero especializar, me encanta el chocolate, las caricaturas, la lucha libre, también las películas de todo tipo más las románticas y me encanta leer. —Le dije resumiendo todo de mí, luego de eso se quedó callado.
—Wow sí que eres rápida. —Dijo entre risas.
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Editado: 16.01.2023