Luchar
Estos meses han sido una tortura, las quimioterapias son muy dolorosas y cansadas, los síntomas siguen, cada vez son peor, como si mi cuerpo decidiera rechazar las quimioterapias o simplemente ya no quisiera luchar contra el cáncer.
A veces me pregunto cómo estará Samanta y quisiera que estuviera aquí, pero creo que lo mejor es que no me vea así ya que mi aspecto en estos momentos es deplorable, me destroza mucho ver a mi mamá llorando cada vez que me pongo mal o tengo una recaída y me mataría ver a Samanta en la misma situación llorando por mí, sufriendo por una enfermedad que no es suya.
Si tan solo dejarla y decirle todas esas mentiras me partió el alma no me imagino cuánto me dolería verla junto a mi sufriendo conmigo, he intentando animarme mientras sus ojos se ven tristes, pensar en ello es la única manera en la cual logró controlar mis impulsos por llamarla y decirle toda la verdad.
No sé cómo seguir, muchas veces me dan ganas de dejar que el cáncer me venza, pero cuando estoy a punto de dejarme vencer aparece la imagen de Samanta sonriendo en mi mente y me ayuda a tomar nuevas fuerzas para seguir luchando e intentar salir adelante.
Cada dia es una nueva batalla, tengo días buenos y malos pero aun así sigo luchando por vivir un dia mas, antes solía pensar y visualizarme muy al futuro, prefería pensar en mi futuro y no en el presente y ahora se que lo que importa es el aquí y ahora, pues esta enfermedad me ha demostrado que la vida da tantas vueltas que simplemente el futuro se vuelve incierto y a veces no disfrutamos el presente por enfocarnos en el futuro. Pues ahora para mi levantarme cada dia es un milagro, pues aunque sufra se que puedo estar un dia mas con mi familia, que aún tengo tiempo para prepararlos para mi partida.
Creo que la cercanía a la muerte me ha hecho madurar, reflexionar en lo que he hecho y valorar lo que tengo, es lo único que le puedo agradecer a esta enfermedad.
Mis días en el hospital no se sienten tan pesados, ni tristes gracias a que las enfermeras y doctores son muy buenos conmigo, quizá sea por la lastima que sienten al ver a un joven con cáncer, pero aun asi lo agradezco ya que algunos de ellos vienen a conversar conmigo para que no sienta la soledad cada vez que mis padres se van, aunque tienen que entrar bien cubiertos ya que no tienen que contaminar el área, pues estoy tan débil que cualquier enfermedad me pondría grave ó incluso me mataría, al entrar a si me es dificil saber quienes son aun así logró reconocerlos por sus voces y ojos algo que me ayuda a poder tener más confianza con ellos.
Mientras las quimioterapias avanzan empiezo a perder mi cabello algo que aunque sabía que pasara es doloroso aceptar, mientras más avanza el tiempo disminuyen mis ganas de verme en un espejo, pues siento que eso lo unico que haria seria empeorar mi estado de ánimo el cual aunque intente evitarlo se desvanece poco a poco.
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Han pasado seis meses desde que empecé la quimioterapia y la verdad es que ya no tengo cabello, ni pestañas o cejas, cada vez me veo más acabado y pálido por más que lo intente se que no soy ni la sombra de lo que solía ser, simplemente ese chico feliz y lleno de ilusiones a muerto a través de las quimioterapias.
Siendo sincero sabía que este procedimiento seria dificil pero nunca creí que tanto, aun recuerdo una de mis crisis más fuertes, me estaba quedando sin respiración y estaba perdiendo la conciencia mientras escuchaba los gritos desesperados de mis padres pidiendo ayuda, cuando desperté mis padres estaban tranquilos y sonriendo, pero aun asi sabia cuanto les dolía lo que estaba pasando, a veces pienso que ellos sufren mas que yo, y aun asi son los primero en alentarme y decirme que voy a salir adelante que podré superar el cáncer, aunque se que en su interior saben que no es verdad, pero se que al pronunciar esas palabras más que convencerme a mí tratan de convencerse ellos mismos, es su forma para poder aminorar el dolor, o espero que sea así. Aunque no estoy en la etapa final del cáncer si se que mis probabilidades de sobrevivir se disminuyen todos los días y por eso aunque duela me gustaría que ellos aceptaran esta realidad, está triste y dolorosa realidad.
La verdad es que últimamente lo único que me ayuda a no estar sumido en mi tristeza es la compañía de una doctora, la cual ha estado al tanto de mí desde hace un mes que ella llegó, rápidamente se acopló a todos los horarios y tratamientos que tengo y cada vez que tengo una recaída ella aparece para apoyar a los demás médicos y enfermeras tratando de calmarme y a mis padres lo cual agradezco, últimamente he vomitado mucho la doctora viene a ayudarme y colocarme medicamento y suero para evitar deshidratación o cualquier enfermedad que pueda empeorar mi pronóstico, hasta cuando tengo las quimioterapias está ahí para conversar logrando distraerme y aminorar un poco el dolor, la doctora Gálvez la verdad es joven o eso creo aunque es muy gordita y tiene una chistosa, ya que muchas veces me ha hecho reír con sus ocurrencias, aun así por lo que me contaron las enfermeras la doctora no pasa los treinta años y aun así es muy buena doctora y respetada por los doctores, pues a destacado como la mejor desde su pasantía. Así mismo me a contado que se casó meses atrás y otras cosas de su vida la cual es muy divertida y ocupada, lo cual me ayuda a olvidarme un poco de mi horrible realidad.
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Editado: 16.01.2023