Mi Mejor Amigo

Capitulo 48

Buenas noticias

 

Luego de eso me desperté y vi que la luz entraba por mi ventana. Así que me levanté y me dirigí al baño. Al ver mi reflejo, vi que lágrimas corrían por mis mejillas. Luego de eso recordé todo y solo pude sonreír por el privilegio que tuve de volver a ver a Matth y verlo tan bien, algo que me dio una increíble paz, logró reparar un poco mi roto corazón. Así después de unos minutos, me bañe y arregle, para después llamar a Fernanda para que me acompañara el médico. Cuando llego a mi casa me pregunto el motivo de mi repentino entusiasmo y por qué iríamos al médico. A lo cual solo le dije que le contaría después de que confirmara algo.

Cuando llegamos al hospital, donde yo trabajo pero estuve suspendida estas semanas por el luto de Matth y aun me falta una semana de descanso. Al entrar le dije que me esperara en la sala de espera, que luego le contaría todo. Me dirigí con una de mis amigas que estaba de turno. La doctora Ramírez, o como yo le digo Eliza.

—Hola Eliza, necesito tu ayuda. —Le dije al estar al lado de ella.

—Sami que bueno verte. Claro ¿qué necesitas? —Me dijo abrazándome.

—Necesito que me realices una prueba de embarazo, lo más rápido posible. —Le dije sonriendo.

—Por supuesto, vamos a mi consultorio. Te haré una, la cual en menos de media hora sabremos los resultados. —Me dijo empezando a caminar, a lo cual la seguí muy emocionada.

Luego de media hora y una plática muy interesante nos llegaron los resultados. Cuando me los dio los abrí enseguida. Al leer el papel las lágrimas salieron de mis ojos sin poder evitarlo, pero esta vez era de una inmensa alegría. Lo que me dijo Matth fue cierto, entonces sí estuvo a mi lado ayer, pude abrazarlo y decirle cuanto lo amaba y sobre todo ahora hay una pequeña versión de él creciendo dentro de mi.

—Estoy embarazada. —Le dije viéndola con lágrimas en los ojos.

—¡Felicidades Sam! —Me dijo abrazándome.

—Gracias. —Le sonreí mientras lloraba.

—¿Quieres que te realice un ultrasonido de una vez? —Me pregunto feliz.

—¡Sí, por supuesto que sí! —respondí emocionadísima.

Nos dirigimos a las máquinas, entonces yo me recosté en la camilla y ella colocó el gel para poder ver al bebé, a mi hijo. Cuando empezó a pasar el aparato vi hacia la pantalla donde aparecía una pequeña figura.

—Allí está lo ves. —Me dijo señalando y yo no podía estar más feliz. 

—Si, es tan pequeño. —respondí sonriendo.

—¿Quieres escuchar su corazón? —Pregunto a lo cual solo asentí ya que la emoción se apoderaba de mí y no confiaba en mi voz. Luego de ello un pequeño palpitar inundó la clínica y las lágrimas empezaron a salir de mis ojos sin permiso alguno. Al terminar el ultrasonido me dijo que tenía diez semanas de gestación y que él bebé se encontraba muy sano, me dio unas pastillas para ayudar al crecimiento del bebé, me dijo que tenía que cuidar mi alimentación, entre otras recomendaciones junto a la primera ecografía de mi bebe.

Luego de eso me dirigí a donde se encontraba Fernanda. Al llegar vi que estaba hablando con Isaías y Triz. Así que me acerqué a ellos con una sonrisa en el rostro. Al verme llegar Fernanda se me acercó y yo la abracé.

—¡Amiga, estoy embarazada! —Le dije mientras la abrazaba.

—¿Qué? —respondió separándose de mí para verme.

—Sí, mira. —Le dije enseñándole la hoja y la ecografía de ultrasonido. A lo cual todos lo vieron y se me quedaron viendo muy sorprendidos. —Tendré un bebe de Matth. —Les dije llorando de felicidad.

—Pero no era eso imposible. —Me dijo mientras me intercambiaba su vista de la prueba y mis ojos.

—Lo sé, pero simplemente es un hermoso milagro. —Le dije sobando mi vientre.

—Felicidades amiga, me alegra mucho por ti. —Me dijo al fin.

—Gracias. —Le dije abrazándola. Luego de eso todos me abrazaron y felicitaron para después irse a sus trabajos.

Yo decidí que no le diría a nadie cómo fue que me enteré del embarazo ya que sería un secreto de ambos. Luego de almorzar me fui a casa al llegar me fui directamente a la habitación que Matth había decorado para nuestro hijo, al estar en la habitacion me sente en la silla mecedora que Matth había comprado para que cuando naciera el bebe poderlo arrullar en brazos. 

—Mi Ty hermoso, esta es tu habitación, la cual decoró tu papi, el cual te esperaba con ansias. —dije mientras acariciaba mi vientre. —Perdóname porque estuve tan triste que no pensaba en tu existencia, pero ahora que sé que vives dentro de mi tratare de ser feliz por ti y hacer todo lo posible para que tu seas el niño más feliz del mundo. —agregue ya que era una promesa que daría hasta mi vida para cumplirla. — Eres el mejor regalo que la vida me pudo dar, pensé que luego de tu papá no podría ser feliz pero en el momento que escuche tu corazón latir volví a ser feliz. Gracias ya que al saber que vives mi corazón volvió a latir. Te amo y se que tu padre también lo hace. —finalice mientras sonreía. Para luego ir a buscar algo que comer, pues sabía que debía proteger a este hermoso ser y la alimentación era primordial.

Al terminar de comer decidí que el día de mañana haría una cena para contarles a todos sobre este bello milagro ya que sé que todos necesitamos un poco de alegría en estos momentos. Cuando les avisé aunque estaban extrañados aceptaron.

Al día siguiente decidí pedir comida ya que no tenía tiempo para hacer compras y cocinar, decidí ponerme uno de los vestidos que Matth me había comprado y no había podido usar, así que qué mejor momento que ahorita, de igual forma en poco tiempo me empezara a crecer el vientre y ya no podría usar este tipo de ropa.

A las siete aproximadamente ya habían llegado todos, así que luego de comer, donde incontables veces me preguntaron que cómo me sentía, decidí que era momento de darles la noticia, así que me puse de pie a lo cual automáticamente todos se quedaron en silencio.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.