Anthonella:
-Hoy tengo un partido de básquet con las chicas del equipo del colegio, vamos a jugar contra las chicas de un colegio muy prestigioso, y estoy decidida a dar lo mejor de mí para que ganemos.
Me alisto, me coloco el uniforme que por cierto me queda gigante en mi cuerpo chiquito, me encanta la ropa floja, y tener el cabello corto. No considero que soy una chica como las demás, yo soy única: me gustan los deportes, no me gusta usar ropa al cuerpo, ni el cabello largo, tampoco tengo un buen cuerpo, no sigo los absurdos estereotipos de las chicas a mi edad.
- Estoy lista para arrasar con esas chicas fresas- puedo ser muy competitiva, y no me gustan que me desprecien por no estar en un colegio prestigioso.
Me hago dos trencitas francesas, me subo las medias, me coloco los zapatos, el entrenador nos alienta, y entramos a la cancha.
-No me sorprende ver tantas chicas fresas- dije en un tono descriptivo, alzando una ceja.
Cuando empezamos a jugar veo a Nicolás apoyando a una chica del otro equipo, supongo que debe ser su novia, o porque otra razón estaría apoyándola. Esas chicas eran muy buenas creo que las juzgue mal antes de saber cómo jugaban, tenían una muy buena estrategia para jugar, pero no podíamos perder, era la final, nos costó mucho llegar aquí.
Acabó el primer tiempo y los puntajes iban empatados, supuse que no iba a ser fácil, pero estas chicas son buenas, está muy difícil ganarles.
Empezó el segundo tiempo y una de las chicas me empujó, y no cobraron falta, me enojé mucho, me levanté del piso con mucha rabia y le comencé a reclamar, la empujé y casi me expulsan del juego, no pasó nada grave, pero cuando la empujé escuche un grito: - No le hagas nada, es mi hermana- supuse que era Nicolás porque reconocí su voz, me quede en shock, hasta que me pegaron con el balón en la cabeza, y reaccioné, me puse a jugar, ha sido uno de los juegos más difíciles que nos ha tocado pero a pesar de eso GANAMOS¡¡.
Nuestro entrenador nos felicitó, aunque estaba enfadado conmigo por mi reacción, recogimos el premio, nos dieron un trofeo que se quedó el entrenador, y un premio monetario, nos repartimos en partes iguales, y cada quien se fue para su casa. Mientras iba caminando y pensando en que iba a utilizar mi dinero, pensé en vos alta:
-Y si me compro un foro para mi celular, o talvez, invito a mi madre a cenar, y con lo que me sobre me compro chocolates para colocarlos en el cajón al que llamo: cajón de la felicidad (es un nombre absurdo, pero el chocolate es mi felicidad y por eso se llama así :'v).
Escucho una vos en mi oído que hace que se me ericen todos mis bellitos, mis nervios se paralizan y siento pequeños choques eléctricos en las puntas de mis dedos. Regreso a ver muy asustada y no creo que haya sido coincidencia que el chico que hizo que me erizara fuera Nicolás.
¿Me estás siguiendo o qué? - le dije muy enojada.
Deberías llevarle a cenar a tu mamá y llenar tu cajón de la felicidad- me lo dijo en un tono algo pícaro con una leve sonrisa.
Ushhh tenía ganas de darle una bofetada por haberme seguido y por haber escuchado mi conversación, pero lo que salió de mi boca fue: -eso haré- le dije mientras mis ojos se tornaron blancos, me coloqué los auriculares y seguí mi camino. Cuando me di cuenta él ya había dejado de seguirme, y me sentí más tranquila, llegué a mi casa, mi mamá me felicitó: - Estoy muy orgullosa de ti hija, seguro tu papá también lo estaría-
Mi padre murió hace apenas dos años y ha sido muy difícil vivir sin el :c
Llevé a mi mamá a cenar en un restaurante muy bonito, y rellené mi cajón de la felicidad, valió la pena haber ganado ese premio, mi mamá estaba muy feliz y orgullosa. Le conté a Cleo acerca del partido y de lo que ocurrió con Nicolás, por una parte, estaba muy feliz de que gané, pero otra parte de ella estaba algo fastidiada por mis diversos encuentros "accidentales".