Mi mejor casualidad

Capítulo 20: Viernes

Viernes.

Anthonella:

Abro la puerta de mi casa, y veo que mi cuñada me mira con algo de desprecio o tal vez desaprobación en su rostro.

-A ti te recuerdo de antes- obvio me debía recordar porque aún no supero la falta que me propició, y lo sé ya ha pasado 2 meses de aquel encuentro, pero no era fácil de superar.

-Deberías- dije mientras tornaba mis ojos de color blanco.

Por detrás Nicolás intentaba levantarse del mueble, donde se encontraba sentado. Lo miré muy preocupada y me acerqué rápidamente hacia él para ayudarlo.

-Ven, dame la mano y te ayudo a levantarte-

-Gracias amor-

Regresé mi rostro y Felicity se encontraba detrás de mi, cruzada de brazos, recostada sobre una pared.

-Se ven adorables- debía aceptar que era hermana de Nicolás así que por ende debía soportarla y tenerla junto a mí.

-Gracias cuñadita- dije mientras le daba una sonrisa sincera.

-Bueno pues, te robo a mi hermano, me lo llevo a la casa, te prometo devolvértelo mañana sano y salvo-

-Muchas gracias, confió en ti, para que me lo devuelvas completo-

-Completo que digamos no estoy seguro- dijo Nicolás mientras se retorcía por el golpe que le dio Felicity.

Esta chica se parece a mí, no necesita de nadie para defenderse, y además a las dos nos apasiona el básquet, creó que al final de cuentas, si nos parecemos bastante. Tal vez Nicolás si tenía razón, y nos parecíamos más de lo que aparentamos. No me vendría nada mal tener una cuñada, con los mismos gustos que yo.

Mientras divagaba, Nicolás y Felicity ya se habían ido, y no me había dado cuenta de que su presencia ya no formaba parte de mi casa. Subí a mi cuarto a cambiarme de ropa y a darme una ducha, merecía una ducha porque ha sido un día muy largo.

Cojo una toalla, y me meto en la ducha, dure 20 minutos bañándome y salí, me coloqué mi pijama de unicornio con mis pantuflas de gatitos y fui guiada, olí un olor sensacional, baje hasta la cocina y me encontré a mamá, estaba haciendo pollo a la plancha, y olía riquísimo. Pues sí, la señora Olivia tenía dotes culinarios que no todos eran dignos de probarlos.

-Mami!!- pegue un chillido muy sonoro a lo cual ella se vio forzada a tapar sus oídos.

-Hola amor-

-Huele riquísimo-

-Obvio, es porque yo estoy cocinado- Solo reí ante su comentario.

Comimos y vimos películas juntas, acabamos de hacer eso y cada quien se fue a su cuarto a dormir.

Viernes:

Me desperté debido al escándalo que se había formado en la sala, baje a ver qué ocurría porque era muy poco inusual que mi mamá haga tanta bulla sola.

Bajé y encontré a mi madre hablando por teléfono, a ciencia cierta no se con quién era, pero estaba muy alterada, no la había visto así de nerviosa y enfadada hace mucho tiempo.

Cuando notó mi presencia se despidió y colgó, no quería parecer que estaba husmeando mientras ella hablaba por teléfono, pero me intrigaba mucho esa llamada que había recibido. No sé de qué de trata, tal vez es por un doble turno de imprevisto, pero no soy tan valiente y curiosa como para preguntar quien la llamaba.

Debemos irnos de viaje a Caracas, debo solucionar unos problemas que se han formado por las malas decisiones que se ha tomado en la compañía de tu padre. Se trata de un viaje largo y no puedo dejarte solo por tanto tiempo, no es justo que solo yo salga a pasear y tú te quedes en casa. Por el colegio no te preocupes, sacaré permiso para que puedas ir por dos semanas y que te reciban los deberes sin ningún inconveniente.

Estaba atónita, no podía pronunciar una sola palabra, estaba emocionada por salir del país e ir a Caracas, pero eso conllevaría no ver por dos semanas a Nicolás.

-Bueno bebe, y quien sabe y nos animamos a vivir allá-

-No, eso sí que no, yo tengo mi novio aquí, y no quiero mudarme-

-Tranquila solo era una sugerencia, pero está totalmente descartada-

- ¿Y cuándo nos iremos? -

-A más tardar hoy por la tarde, asique empaca tus cosas, haz tu maleta, que yo consigo los boletos y nos vamos- dijo aplaudiendo paulatinamente mientras se acercaba a mí, es una manera de decir que me apresure.

Eran las 9 de la mañana así que aún tenía tiempo para arreglar mis cosas, ver que ropa llevaría y lo más importante avisarle a Nicolás que me ausentaré por dos semanas como mínimo mientras mi mamá arreglaba los problemas que había aparecido por las malas decisiones que tomaron los empresarios cabecillas de la empresa, cuando mi padre murió, se eligió a el empresario más capacitado para que se encargue de llevar la empresa tal y como lo hacía mi padre, él era un empresario prestigioso propietario de una de las grandes empresas del país, ganaba muy bien, pero aun así nunca dejó de ser humilde y un buen padre, se tomaba su tiempo libre para pasar con nosotras.

Subo a mi cuarto, me estiro en la cama, tomo mi celular y estoy decidida a escribirle.




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