Quince minutos después, salgo del baño vestida con un short de jeans, una remera y mis convers blancas secándome el pelo después de haberlo cepillado.
Cuando me desocupo, rodeo la barra, lo abrazo por detrás y le doy un beso en la espalda.
-Hey, hermosa, no noté que estabas aquí. -Se gira y me abraza la cintura también. Yo me pongo de puntas de pie para besarlo.
-¿Tienes hambre? -pregunta volviéndose para servir el desayuno.
-La verdad que si.
Una vez que el café esta listo, nos sentamos y comenzamos a desayunar.
-¿Tienes todo listo? -preguntó.
-Si, ahí traigo el bolso y la mochila. -Respondo poniéndome de pie y llevando todo al fregadero.
Luego de dejar todo ordenado, me dirijo a mi habitación y agarró todo lo que necesito. Reviso que haya guardado los pasajes en mi bolso de mano junto a la laptop y salimos de mi casa.
Una vez en la calle, James destrabó las puertas del coche y guardó mi equipaje en el baúl.
Mientras conduce, yo pongo la radio y así nos dirigimos a donde quiera que valla James.
A medida que él va conduciendo las casas comienzan a escasear hasta convertirse en campos verdes.
-Aún no me has dicho a donde iremos. -Le digo mirándolo.
-Eso es por que es una sorpresa. -Se burla él sin despegar la vista del camino.
-¿No planeas secuestrarme o si?
-Mm no lo había pensado. -Dice fingiendo considerar la idea.
-No tienes remedio. -Le digo riéndome.
-Se que te gustará. -Dice mirándome por un momento.
Una hora después, nos encontramos en una especie de estancia pero con hospedaje a las afueras de la ciudad. Entramos adentro de la propiedad donde un empleado nos recibe.
-Bienvenidos a la estancia "Isabella".
-Tengo hecha una reserva a nombre de James Gonzalez.
-Déjeme revisar. -Dice el hombre entrado en edad. -Si, aquí lo encontré. ¿Solo por el día, verdad?
-Si, solo pasaremos el día acá.
Yo me le quedo viendo. La estancia debía salir carísima, pero no pronuncié palabra.
-¿Aceptan tarjeta o solo efectivo?- Pregunta James sacando su billetera.
-Ambos señor, -contesta- puede abonar ahora o cuando se retira.
-Prefiero pagarle ahora. ¿Mastercard acepta? -dice James acercandosela junto a su documento.
-Si, señor. -Y él hombre la toma.
Luego de un rato salimos al exterior. Comenzamos a recorrer el lugar, hacia un lado se encuentran una serie de cabañas, esas deben de ser las habitaciones para hospedarse, continuamos caminando hasta que llegamos a unas caballerizas.
-¿Sabes montar? -Pregunta volteandose a verme.
-Si, de niña hacía equitación. -Le respondo sonriendo.
-Pues vamos. Me entraron ganas de andar a caballo.
Entramos y el mozo de cuadra nos preparó dos caballos.
Salimos al exterior y comenzamos el recorrido. Mientras avanzamos, James se pone a la par mío.
-Mira allí hay pista para saltos, ¿te gustaría probarla? -Dice James tentándome.
-Me encantaría. -Y juntos nos ponemos al trote.
Al llegar, me dirijo a la primera valla. Lo pongo al galope y salto sin problemas la primera, sigo hasta concluir el recorrido.
-Debo admitir que me has impresionado. -Comenta James poniéndose una mano en el corazón.
-Ahora es tu turno. -Le digo desafiándolo y él hace lo mismo que yo hasta que al terminar vuelve a donde estoy yo.
-Mmmm nada mal Gonzalez. -Le digo burlonamente.
-Estoy algo oxidado. -Dice a la defensiva.
-Para ser que hace rato que no cabalgas según tu, lo hiciste muy bien. -Lo halago.
-Gracias hermosa. -Me sonríe seductoramente.
Despues de andar a caballo durante un largo rato, nos dirigimos al sector donde está el restaurante y al llegar nos encontramos con varias parejas más. Ninguna pareció notar nuestra presencia así que tomamos una mesa.
Inmediatamente se nos acercó un mozo y nos trajo la carta.
-¿Y de tomar que les traigo? -pregunta una vez que nos tomó la orden.
-Traiganos un vino blanco y agua mineral. -Dice mientras el mozo anota.
Seguimos conversando, el mozo trae las bebidas y volvemos a quedar solos.
-Gracias por traerme, la verdad es que es hermoso este lugar.
-Te dije que te gustaría. -Dice James riéndose.
-Tenías razón. -Contesto con una sonrisa tímida.
Editado: 04.01.2020