V d Laura:
Salí de la oficina de mi novio y volví a mirar el mensaje. Si dios quiere todo se solucionaría en poco tiempo y podremos estar tranquilos de que nada se interpondrá entre nosotros.
Al llegar a mi escritorio, me puse a revisar los documentos que me acababan de traer.
-¿Qué te sucede Lau? -Me preguntaron Víctor y Clara a la vez.
-Tienes mal aspecto. -Señala Víctor.
-Hace días me vienen llegando mensajes y a James también de un numero desconocido, nos envían mensajes diciendo que falta poco para que él y yo nos separemos. -Al decir esto, les muestro la seguidilla de mensajes una vez que se acercan a mi escritorio.
-¿Tú quien crees que puede ser? -preguntó Clara. Se notaba que estaba preocupada.
-La verdad no sé. James ya mandó a que rastreen el número. Espero que todo salga bien.
-Tranquila, vas a ver que si. -Contestó Víctor apoyando una mano en el hombro- ¿Sabes que pueden contar con nosotros no?
-Claro que lo sé. Gracias.
Cuando se hicieron las cuatro de la tarde, guardé mis cosas y apagué el ordenador de escritorio. Como le había prometido, fui a al despacho de mi novio a buscarlo para irnos juntos a casa.
Al llegar, me encontré con Mara, la saludé y me aviso que aguardara un momento por que se encontraba reunido en su despacho.
Así que fui hasta uno de los sillones y tomé asiento.
Mientras esperaba, una mujer alta de cabellos negros muy bien vestida, entró a la oficina con unos expedientes en sus manos. Me resultó familiar, pero no supe de donde, si bien llevo tiempo trabajando en la empresa, no conozco a todo el personal.
Al entrar notó mi presencia de inmediato. Les aseguro que un freezer congela menos que su mirada, cuando volteó a verme.
Al llegar al escritorio de Mara, quedó dándome la espalda. De inmediato la reconocí, era la mujer que había estado hablando con James durante el evento de la empresa.
La mujer se inclinó un poco hacía la secretaria de mi novio y le dijo algo que no logré entender.
Por lo visto esperaba a alguien, porque se quedó plantada en ese lugar sin siquiera voltear por respeto.
-Mara, por favor. Ya se te ha dicho miles de veces que esto no es la sala de espera de un hospital. Los que no trabajan en la oficina deben esperar afuera. -Al escuchar esto, pude sentir que la cólera invadía mi cuerpo. Respiré profundo y me quede allí donde estaba ¿Quién se creía esta tipa para impedirme estar en la oficina de mi novio?
-Pero... -Intentó decir la pobre señora.
-Pero nada Mara, sabes como son las reglas aquí.
Antes de que Mara pudiera responder, la puerta del despacho se abrió. Primero salió un señor que no reconocí y detrás de él salió James.
Apenas me vio afloró una sonrisa, pero al percatarse de la presencia de la otra mujer la sonrisa se le borro automáticamente.
Se despidió del desconocido muy seriamente y se giró hacia la mujer de los ojos fríos.
-Anastasia, ¿qué quieres? -Así que con que la tipa se llamaba Anastasia. Más bronca se me acumuló al saber que al que esperaba era mi James.
Pude ver que su semblante era demasiado serio, juraría que estaba molesto.
-James, Persival me mando a buscar las autorizaciones de los intendentes para iniciar las obras y te traje los expedientes de las obras finalizadas. -Mientras decía esto, observé atónita como se le acercó más de la cuenta, al ver esa escena me estaba cabreando, sentía que me picaban las manos por las ganas de tomarla por los pelos y arrastrarla por el pasillo lejos de mi novio, para colmo aquella tipa hacía como si yo no existiese.
-Enseguida te los entrego. -Contestó alejándose de ella. Giró para entrar de nuevo a su despacho y ella intentó seguirlo, pero la frenó diciéndole que la esperara ahí mismo. Una sonrisa de triunfo se dibujó en mis labios. Se podía ver claramente que a ella le molestó sobremanera, pero no dijo ni A.
A los dos segundos, James volvió a aparecer por la puerta, le entregó los documentos y pasó por enfrente de aquella tipa saludando solo a Mara.
Cuando se acercó a mi su semblante se relajo.
-¿Estas lista? -Preguntó extendiéndome una mano.
-Si, James vamos. -Después de saludar a Mara, salimos de la oficina tomados de la mano.
Antes de desaparecer, de reojo pude ver como la tipa de nombre Anastasia, se quedaba de piedra con la boca abierta por la escena.
-Perdona que te haya hecho esperar. -Dice con una sonrisa- Justo estaba con uno de los inversionistas.
-No pasa nada amor. ¿Quién es la mujer que entró en la oficina?
-Es Anastasia Hilbert. Es la secretaria de Percival ¿Por qué?
-Se nota que no le caí para nada bien. -Le digo rodando los ojos.
-Ella es así, no se lleva bien con casi nadie. -Contesta.
-Entonces se va a tener que aguantar. -Y ambos largamos la risa.
Editado: 04.01.2020