Maratón 1/4
Dos semanas después, me encontraba empaquetando la última caja y llevándola al camión de la mudanza.
-Ya está todo listo. -Dice James tomándome de la mano- Vamos.
-Si cariño.
Cerramos la puerta con llave y nos pusimos en marcha.
Al llegar a la casa nueva, entre James, Matt, Dylon y Víctor descargaron las cosas del camión.
Clara y Victoria me ayudaron a acomodar las cosas para que no hiciera fuerza.
Cuando todo estuvo acomodado en su lugar, pedimos sushi para celebrar la nueva vida que llevaríamos en esa nueva casa.
Yo me preparé una ensalada con un poco de pollo cortado dentro.
Charlamos animadamente. Clara hizo el comentario de que se me estaba comenzando a notar la pequeña panza.
-Quizás no lo notas, pero ya ha comenzado a crecerte el vientre. Aún es muy chiquita, pero algo se nota.
En siete semanas mi cuerpo había sufrido cambios mínimos. Al mirar mi reflejo en el espejo luego de bañarme, noté que se comenzaba a ver un leve crecimiento en la parte baja de mi vientre. Allí estaba mi porotito.Varios pantalones y polleras debí dejarlos de usar por que no me prendían.
En el trabajo algunos ya habían comenzado a notarlo también. Varios compañeros de piso, me dieron las felicitaciones y a James también. No sabía si Lidia y Samantha se habrían enterado, pero suponía que sí. Aunque no me llegó ningún comentario de ellas.
-¿Otra vez el antojo de las cerezas? -preguntó Clara riendo al ver que tenia un bol pequeño con cerezas. Aún se acuerda cuando hace unas semanas atrás me había llevado una bolsa de cerezas al trabajo y cuando se me acabaron, mandé a James a comprarme más y se apareció con una bolsa de compás llena de la dulce fruta. Clara y yo nos quedamos estupefactas mientras Víctor reía.
-Si, estos últimos días como demasiado esta fruta. -Contesto llevándome una a la boca
-El guardia de la entrada me miró extrañado cuando le llevé la bolsa. -Replicó James sumándose a la charla mientras el resto reía.
-Prometí no llamar a James cuando se me acaben. No quiero tener que salir de acá con la bolsa enorme y ver como todo el mundo me mira. -Digo riendo.
Al día siguiente, para la hora del almuerzo, fui al despacho de James. Al llegar me topé con Mara.
-Buen día Mara. -La saludo con una sonrisa- ¿Hoy tendré que esperar afuera?
Desde que Anastasia soltó aquél comentario sobre que aquello no era una sala de espera de un hospital, cada vez que iba, le hacía la misma pregunta a la secretaria de mi novio. Ambas reíamos.
-Pasé señorita De Franco, no le haga caso. Ella no es la jefa. -Dijo guiñándome el ojo- Pase, se encuentra en su despacho.
Sin anunciarme, abrí la puerta y entré.
James se encontraba leyendo algo en la computadora de escritorio.
Al ingresar, llevó su vista haca mí y se levantó de su asiento.
Se acercó a donde me encontraba parada y me dio un tierno beso en los labios.
-¿Estás lista hermosa? -preguntó una vez que se apartó de mi.
-Si amor, muero de hambre. -Contesté- Ya avisé que hoy no volveré por que tengo control.
-Genial. -Dijo James. Tomó su saco y salimos de la oficina.
Mientras salíamos del despacho, nos encontramos con que Anastasia lo estaba esperando para firmar unos documentos.
Parecía que lo hacía queriendo. Cada vez que iba en busca de mi novio ella aparecía.
Se nos quedó mirando por un momento y luego centró su mirada en mi recorriéndome con la vista de los pies a la cabeza.
Quedó estupefacta al notar mi embarazo, ya que ese día llevaba un vestido al cuerpo.
-Hola Lau, ¿Cómo éstas? -me quedé pasmada, ¿Anastasia me estaba saludando? La última vez que me la crucé me miró como si fuese un bicho raro.
-Hola Anastasia. Bien y ¿tú?
Antes de que pudiera responder James la cortó.
-Anastasia, ¿Qué necesitas? Es que vamos de salida. -Dijo seriamente. Por lo visto no le gustó que se me quedara viendo y menos que me hablara.
-Necesito que firmes estos documentos sobre el proyecto del nuevo orfanato que el gobierno esta subvencionando.
James tomó los papeles y los firmó apresuradamente.
-¿Algo más? -Preguntó.
-Si, Percival me pidió que te avise que mañana tienen reunión de directorio. -Contestó alzando la barbilla.
-Perfecto, ahora si nos disculpas, estamos un poco atrasados.
Mientras decía esto, me tomó de la mano y me sacó de allí a la rastra- Cualquier cosa comunicáselo a mi secretaria y ella me avisará.
-Adiós. -Logré despedirme, pero no alcanzo oír respuesta ya que James me lleva a la rastra de allí.
Cuando llegamos al hospital para los análisis de sangre, luego de anunciarnos, descubrimos que había una pareja y una joven sola esperando para controles prenatales.
James fue a la cafetera a comprarme un agua mineral.
Me quedé viendo, a la adolescente, sus facciones no eran de alegría sino todo lo contrario, eran más de tristeza. Tenía un embarazo avanzado.
-Perdón que te pregunte. -Al hablarle la joven levanta su cabeza y se me queda viendo como esperando a que le hiciera algún comentario desaprovador- ¿Eres la última en llegar?
-S... Si. -Contesta tímidamente.
-Gracias. -Respondo con una sonrisa dándole ánimos.
-¿De cuanto estas embarazada? -me pregunta.
-De siete semana ¿Tú?
-De ocho meses en unos días más cumpliré el termino de mi embarazo.
-¿Qué estás esperando? -Le pregunto.
-Una niña.
-¿Cómo se va a llamar?
-No sé, igual cuando dé a luz la voy a dar en adopción. -Responde con la cabeza gacha.
-¿Y el padre de la bebé lo sabe?
-A él no le interesa, me dejó apenas le conté que esperábamos un bebé.
Sentí tristeza por esa chica. No todas tenemos la suerte de que nuestras parejas nos apoyen. Para ellos es fácil huir y rehacer su vida como si no hubiese pasado nada. Mientras muchas mujeres se abocan a la crianza del bebé solas.
Editado: 04.01.2020