Mi mejor regalo.

capitulo 2

Suena el timbre del apartamento y ya sabiendo quien es abro, lo primero que veo son sus ojos grises que me escanean completamente y al ver mí estado deplorable rápidamente soy envuelta en un fuerte abrazo.

—El se fue Mane, el...— sorbo asquerosamente por mí nariz—El me dejó—Lloro abiertamente sabiendo que lo necesito, ella sabe que no tiene que hablar, solo con abrazarme ya está.

—Vamos a sentarnos— dice todavía abrazándome. Cierra la puerta y tira el bolso al suelo para ir rápidamente detrás de mí a sentarse.

—Cuéntame lo que sucedió—pide en un susurro.

Le cuento todo sin olvidar mí embarazo, su rostro de distorsiona en cada palabra que digo, frunce sus cejas, sus ojos se cristalizan y una mano se dirige a sus labios.

—Estas... estás embarazada, Naira por Dios, estás embarazada—dice abrazándome—No lo puedo creer— La veo a través de mis lágrimas y una débil sonrisa aparece.

—Naira... tienes una vida ahora por quien cuidar, se que es duro lo que pasó con Sebas pero, ey, el no te dejará sola, no es como estos idiotas que dejan sola a la chica y no se hacen cargo, el te apoyará—dice ella y deja un beso en mí cabeza— ten fe que él estará contigo— Seco con el dorso de mí mano las lagrimas.

—si tienes razón, pero, el no está allí—digo con voz temblorosa.

Me levanto y me dirijo al baño, lavo mí rostro y me miró al espejo, ojos hinchados, mejillas coloradas. Comienzo a hipar.

—Nai, sal— habla Mane a través de la puerta que separa al baño del pasillo.
Apenas abro, sus brazos me envuelven de nuevo, su pecho tiembla y se que está reteniendo un sollozo.

—Te amo Nai, te amo... no te dejaré sola, perdóname por favor, nunca quise pelear, fue muy idiota de mí parte.

—Yo igual te amo Mane, no me importa que paso— respondo en un susurro

(***)

Mane finalmente después de unas horas cuando ve que estoy más calmada se va, diciendo que mañana volvería a pasar la tarde.

Miro mí reflejo en él espejo, comienzo a verme en todos los ángulos posibles, pero no veo nada, no se nota el embarazo.

Me tiro en la cama y miles de recuerdos aparecen en mí cabeza, sacudo para borrar y por un momento lo logro.

Agarro mí teléfono y entro a mí WhatsApp encuentro miles de mensajes de amigos que me invitan a fiestas, mensajes de Mane, y un mensaje que hace que mí corazón lata con dolor y fuerza.

"No sé si me perdonarás, pero voy a estar en la vida de mí hija o hijo, no voy a ser el típico, quiero que entiendas eso, me tendrás para lo que necesites recuérdalo, seamos amigos por lo menos."

No contesto, mis ojos derraman un par de lágrimas y prefiero ir a dormir que seguir llorando. Cierro mis ojos y rápidamente caigo en un profundo sueño. Donde todo está bien, dónde Sebas está a mí lado, dónde soy feliz.

23 de noviembre 2017

Siento como algo caliente sube por mí garganta, rápidamente me pongo de pie y salgo corriendo al baño. me inclino y expulso lo comido la noche anterior.

Espero unos segundos hasta recuperarme y me levanto lentamente, lavo mí boca y salgo.

—Buen despertar la verdad— tomo mí celular y veo la hora— 7:30 am ¿más temprano no querías despertarme?— le hablo a mí delgado abdomen.

Salgo de la habitación y me dirijo a la cocina a preparar una taza de té verde con unas cuantas tostadas.

Ya en el sillón y con taza en mano me propongo a desayunar, al llevar la taza a mis labios, el timbre del departamento suena y lo primero que hago es maldecir.

Me dirijo a la puerta y abro.

Lo primero que veo es una caja amarilla con un lazo negro, lo tomo y comienzo a mirar al pasillo, al no ver a nadie cierro la puerta detrás de mí.
Dejo el paquete en la mesa y comienzo a tirar del lazo hasta que este termina soltando la caja. Cuando le saco la tapa, veo un osito de peluche de color crema, sonrío y lo tomo, cuando lo acerco a mí rostro un olor a fresas inunda mis fosas nasales, junto a el se encuentra una tarjeta escrita a mano.

"No soy la mejor persona, cometo errores,pero intento dar lo mejor" S.

Mis ojos se llenan de lágrimas nuevamente, dejo el oso en su caja y la tarjeta la vuelvo a releer. La dejo encima de la mesa, tomo  mí taza casi llena y la dejo en la mesada, el hambre se me acaba de ir.

Vuelve a sonar el timbre de la entrada y bufando me dirijo a ella para abrir.

—Buenos días, perdón la hora— dice un chico, quedó con la boca abierta al verlo. Tez trigueña, pelo castaño, ojos más oscuros que la noche y voz gruesa.

—A, em... Hola, n-no, no hay problema— digo con dificultad, raramente se me seco la boca.- ¿precisabas algo?

—si, si no es mucha molestia—me muestra una tacita de café—¿azúcar?, Anoche me mudé al departamento de aquí junto y no he comprado nada—me sonríe y siento mis rodillas debilitarse.

—claro—tomo su taza—aguarda un momento, por favor—Salgo rápido y sirvo un poco en la taza, vuelvo y se la tiendo, con una débil sonrisa.

—Me has salvado la vida realmente, eres la única que me a abierto a esta hora, muchas gracias— dice y me observa detenidamente, me tiende la mano y yo la tomo— Aidan Evans.

—Naira Hannigan— le respondo con una sonrisa.

—Bueno Naira... me retiro, muchísimas gracias, de verdad— me sonríe y saludandome con la mano se retira

—De nada— le respondo devolviéndole el gesto. Cierro la puerta y me apoyo en ella, para soltar lentamente el oxígeno que raramente estaba deteniendo.

...

Dejó los anteojos a un lado de la mesa y alejo la vista de la libreta dónde anoto las ventas, acarició mis ojos que arden.

—Nai ¿te sientes bien?— Habla Camille mí compañera de trabajo, dejando un cajón con flores en un estante —te ves un poco pálida. La miro y le sonrió.

—No te preocupes Camille, solo...— presiono mí coronilla con los dedos índice, ya que a comenzado a doler—solo no he dormido bien.




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