Mi mejor regalo.

capitulo 4

26 de noviembre año 2017

Me encontraba acostada, haciendo zapping, aburrida ya, asi me la he pasado toda la semana, acostada. 
Sebastian o Mane han estado viniendo con una u otra bolsa de comida y pasaban tiempo conmigo.

Con cuidado me levanto , voy al baño a hacer mis necesidades. Al salir suena el timbre del departamento, camino hasta la puerta de entrada, abro y veo unos ojos oscuros observándome.

—Hola...

Miro mí vestimenta, Pantalón pijama negro gastado, camiseta tres tallas más grandes, Tocó mí cabello y una cola de caballo mal hecha se encuentra en esta.

Un.
Desastre.
Total.

—H-ola—¿por qué estoy nerviosa?— ¿S-sucede algo?.

—No, es decir, Si— sonríe y rasca su cabeza con vergüenza—¿Quieres salir a comer?, No acepto un no como respuesta, usaré la excusa de que tienes que alimentar a tu bebé—Siento mí cara arder y una risita tonta se escapa de mis labios haciéndolo sonreír.

—No me negaré, aunque— tuerso mis labios— tengo que hacer reposo—Su sonrisa decae por un segundo, luego vuelve a sonreír

—Te cocinaré ¿Que dices? — su sonrisa es como la de un niño al que le regalan su primer juguete.

Río por lo bajo, mientras lo miro detenidamente comienzo a detallar los rasgos de su rostro. Cejas totalmente pobladas, mandíbula bien definida, tés trigueña, sus ojos totalmente negros, es un Adonis.
Si entrecejo se frunce y comienza a moverse con nerviosismo

—Claro, pasa.— digo con una sonrisa.

Lo veo moverse de un lado al otro en la cocina abriendo y cerrando puertas.

—Disculpa no haber venido a verte... cada vez que estaba cerca de tu entrada, veía salir o entrar a un chico, y no quería molestar— En un intento fallido, intento levantar una ceja. El me ve y ríe.

—Era Sebastian, el....— un suspiro pesado se escapa de mí—el es el padre del bebé—digo un un susurro.
El asiente lentamente, y se gira a revolver lo que dejó en la sartén.

—Bien, me parece perfecto que estén llevando las cosas como adultos.

—¿Perdona?— digo frunciendo el entrecejo. Apaga la hornalla y gira a verme.

—No lo tomes a mal, ya que el típico es: el Chavón dejando embarazada a la chica y desapareciendo del mapa.

Lo miro entre perpleja y  desconcertada.

—¿Sh-shapon?— digo sin entender esa palabra. Ríe negando con la cabeza.

—Lo siento, quise decir Hombre. Se me complica algunas veces hablar sin soltar palabras en el idioma Argentino—Asiento lentamente y quedo mirando un punto fijo.

—Perdona si he incomodado en la pregunta.

—No, no te preocupes

Rápidamente cambia de conversación, mientras acomodo los platos en la mesa me cuenta de sus viajes, de la banda de musica que tiene y todo toma un buen camino. A mitad de la cena, sentimos la puerta de entrada abrirse.  Lo veo tensar su cuerpo.

—No te preocupes— digo tranquilamente— debe ser Mane— me mira con el entrecejo fruncido y rio— Mane es mí amiga— La persona que aparece en mí cocina hace que mí bello se erice, mis ojos se cruzan con los de Aidan.

—Naira...—la voz de Sebastian retumba en el lugar—Naira ¿que es esto?— lo miro incrédula, ¿esto? ¿El me está preguntando eso?. Me levanto lentamente

—Aidan ¿me disculpas un momento?—digo y me dirijo a mí habitación con Esteban pisándome los talones.

—¿Que es esto Naira, me voy y traes a otros a la casa?

—¿Me hablas en serio?— digo cruzada de brazos— te vas dejándome embarazada, metiendome los cuernos y... y... y ahora— suspiro, un maldito nudo se me forma en la garganta y no puedo seguir— ¿A qué viene todo esto Sebastian?

—¿No significó nada lo que tuvimos Que apenas me voy ya metes a tipos en casa?— lo miro incrédula.

—¿Es un chiste?— río sin ganas— te recuerdo que fuiste tú al que no le  significó nada lo nuestro— digo señalandole con un dedo— a ti lo que haga o deje de hacer no te tiene que importar, tu y yo ya no estamos juntos.

Me mira sin dar crédito a lo que digo.

—Naira por dios, vamos a tener un hijo.— jadeo y mis ojos se cristalizan

—Si, tendremos un hijo— digo dándole la razón, sus labios se curvan en una casi sonrisa— pero, no por eso tú tendrás el derecho decidir si yo estaré con alguien o no. Haz tu vida que yo... yo haré la mía.

Mira al piso, sus puños se apretan, rápidamente sale de la habitación. Me dejo caer en la cama y tomo mí rostro, las ya conocidas lágrimas vuelven a caer.

Escucho la puerta de entrada cerrarse de un portazo, seco mí rostro con un pañuelo de tela que sacó de mí mesita de luz y me levanto para dirigirme a la cocina. La mirada de Aidan, apenas piso la cocina, me demuestra que ha escuchado todo.
Me siento en unas de las sillas y le sonrío, me devuelve el gesto un poco incómodo.

—Nai yo...

—Escuchaste todo ¿no es cierto?— le digo, el asiente lentamente, rasco mí cabeza en gesto de frustración y suspiro.

»Lo siento, no esperaba que venga y ahora el... Dios estoy tan apenada

Tapo mí rostro con las manos, comienzo a respirar entrecortadamente.

—Te molesta si pregunto que sucedió— dice, Niego y comienzo a contar

—Hace unas semanas nos enteramos que yo estaba embarazada... la, la relación no estaba pasando por buen camino, la noticia no fue la mejor para nosotros en ese momento— aprieto con el dedo indice y pulgar mi tabique para aguantar las lágrimas.

»Estaba asustada, el... el se fue en plena consulta... estaba cabreado. Cuando llegue a casa, todo estaba silencio...

Un sollozo se me escapa, respiro profundamente y prosigo

»Intente decirle que todo estaría bien, que íbamos a poder sobrellevar esto, no me dejó terminar, dijo que no podía seguir con esto, que en ese tiempo que estuvimos mal, el ya había conocido a alguien mas

Seco mis lágrimas con el dorso de la mano



#29297 en Novela romántica

En el texto hay: corazonroto, embarazos, crecer

Editado: 03.02.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.