23 de diciembre 2017
—Naira Hannigan.
Me levanto rápidamente apenas llama una enfermera, vuelvo a mirar el celular, Sebastian no ha mandado ningún mensaje y ya está retrasado.
—Espera aquí, en un momento te atenderán— asiento y me siento en la sala de espera.
La doctora que me atendió hace un mes me saluda, me hace pasar a su consultorio y sentarme frente a su escritorio
—Como te has sentido señorita Hannigan
—Ultimamente me he sentido bien, aunque los cambios de humor no la paso nada bien.
—Bien, este mes se harán más notables los cambios de humor, te haré unas preguntas ¿si?— asiento, comienza una serie de preguntas que en la mayoría niego—bien con esto ya estamos ¿pasamos a la ecografía?— aplaudo y asiento mientras la doctora ríe
Me acuesto en la camilla y abro la camisa liberando mí vientre, me coloca el gel frío y apoya una máquina.
—Muy bien, eso que está ahí—señala la pantalla, ese es tú bebé, su peso está rosando los trescientos gramos y sus medidas están en los veinticinco centímetros, sus extremidades ya están formadas, en este mes ya podrás sentirlo mover, escucharemos su corazón— anuncia y yo toda sensible comienzo a derramar lágrimas al escuchar sus latidos—sus latidos son perfectos, ¿quieres saber su sexo?—no lo pienso ni un minuto.
—Quiero saber.
—Muy bien, será...—comienza a mover el aparato en mí abdomen, por un momento sus cejas se fruncen hasta que lo ve y sonríe — será un niño— por un momento creo no respirar, sonrío y mis ojos vuelven a derramar lágrimas »un niño, bebé serás un niño«. Termina y me pasa un paño para limpiar el gel—bien, te daré una dieta que tienes que seguir y cuídate con la sal.—besa mí mejilla y me da un papel con las cosas que tengo que seguir. Al salir me encuentro con el rostro de Sebastian, que al verme se levanta rápidamente.
—Perdoname, no pude salir a tiempo del trabajo y...
—Esta bien— corto, no quiero escuchar sus excusas— el está bien y será un niño—su sonrisa se ensancha, luego comienza a derramar lágrimas y me abraza
—Un niño Nai tendremos a un príncipe— mí labios tiemblan, el me suelta y rasca su nuca nervioso
—Si, tendremos un niño.
—Dejame compensarlo— habla— vamos a comer, tu elijes dónde quieres ir— niego y sonriendo hablo.
—Tu hijo quiere una hamburguesa con papas—el ríe y señala la puerta de salida.
—Entonces nos iremos a McDonald's
24 de diciembre 2017
24 de diciembre, las cosas no podrían ser peor, la florería se encuentra repleto de gente, madres con niños inquietos, que cuando nadie los ve, comienzan a arrancarle las hojas a las flores.
Suspiro cuando miro el reloj y veo que mí turno termino, me dirijo al baño y comienzo a peinarme, un par de mechones se escaparon de mis trenzas, finalmente con se desarmaba dejo mí pelo suelto, maquillo un poco mis ojos y sonrío. Saludo con dos besos a Camille y me desea una feliz navidad.
Ya estaba saliendo cuando algo me hizo detenerme a mitad de camino. Bajando de su moto, Sebastian con una chica. Se veían sonrientes... El se veía feliz. Mis labios tiemblan, las lágrimas amenazan por salir, pero las obligó a que se queden en su lugar, ellos se toman de la mano y ella rápidamente lo besa. Las náuseas vienen a mí, al ver quién es la chica, todo comienza a dar vueltas y escucho algo dentro de mí romperse. Lo más doloroso no fue saber que ya me había cambiado, sinó que fue ver por quién me había cambiado.
—Mane...
...
Preparo un gran plato de macarrones con queso, mí bebé a querido eso y el lo tendrá, en los noticieros escucho como felicitan a todos por Navidad o explican cómo hacer un pavo y que salga jugoso.
—Vah... bebé, tu y yo lo pasaremos más que bien— digo y acaricio mientras comienzo a comer, mis padres hace dos años que no me hablan, ya que una discusión verdaderamente fuerte hubo entre nosotros.
Tomo mí celular y encuentro mensajes de Camille invitándome a pasar Navidad en su casa, respondo rápidamente y lo vuelvo a dejar en su lugar.
Las imágenes de hoy temprano inundan mí mente, muevo la cabeza intentando borrarlos, siento como mí pecho se oprime, y un gemido lastimero sale de mis labios.
—No me pondré mal—hablo y toco mí ya abultado abdomen.
Escucho la cuenta regresiva y mis ojos instintivamente se enrojecen.gritos de festejo se oyen por el lugar, ya son las doce de la noche.
—Feliz Navidad bebé.
28 de diciembre 2017
—¿Enserio que no quieres venir a casa?—pregunta Camille con bolso en mano, ya es hora de ir saliendo.
—No, muchas gracias, ya he quedado con unos amigos para ese día— miento, no quiero estar con muchas personas. beso su mejilla y sonrío—que empieces bien el año.
Al salir del edificio, me chocó contra un pecho firme, levanto mí vista y sonrío
—¿Que haces aquí?— beso su mejilla y Aidan sonríe.
—Vine a buscarte, iremos a cenar— lo miro e intento levanta una deja, tendría que dejar de intentar, ya que cada vez que lo hago, fallo. Ríe y niega
—Bien, iremos y que sepas que solo acepto porque tengo hambre— digo y rio
—¿Que tienes ganas de comer?—me pregunta comenzando a caminar.
—pizza— suelto de repente, parezco una niña chiquita cuando sonrío— una pizza con mucho queso.
—Por lo que veo eso es un antojo— ríe y nos dirigimos a un restaurante.
—¿Como has pasado Navidad?— pregunta, ya estando en el lugar. Dejo la porción de pizza a un lado, ya que el estómago se me cierra
—Bien, he estado en casa todo el día— digo mirando el plato, lo veo fruncir sus cejas.
—Pero... ¿no la has pasado con tu familia?
—No, bueno si...— tomo mí rostro y lo tapo— es complicado—digo y suspiro— con mis padres no nos hablamos desde hace un tiempo...—asiente lentamente entendiendo— a ellos nunca les gustó mí relación con Sebastian y cuando se enteraron que me mudaría con el, todo se complicó.