Mi mejor regalo.

capitulo 8

7 de enero 2018

Una vez mi padre, cuando yo tenía cinco años, me dijo que siempre vea quien está tras la puerta cuando toquen, que nunca lo abra sin mirar, si me hubiera acordado de eso, en este momento no estaría bajo la mirada fría de mí madre.

Cecilia Hannigan, lleva una pollera tuvo negra, camisa blanca por dentro de esta y un saco color crema, todo perfectamente planchado. Su cabello marron se encuentra cortado al raz de los hombros.

Ella mira con sus ojos celestes penetrantes a mí alrededor, como esperando encontrar a Sebastian, al no hacerlo sonríe un poco y me mira, su vista baja a mí abdomen y su cara palidece.

—Mamá que...

—¿Cuando pasó esto?—su voz es seca, sin ninguna pizca de amabilidad. Bajo mi mirada, ella me intimida.—Naira Elizabeth responde a lo que te pregunto.

Mis ojos pican. Intento responder pero nada sale de mí.

—Mamá yo...-—no puedo seguir y la abrazo, siento todo mí cuerpo temblar. Al principio la siento rígida hasta que sus brazos me envuelven en un abrazo más fuerte que al mio—Mamá te extraño—susurro, el nudo en mí garganta impide que pueda respirar bien—siento todo lo que pasó, perdona por ser tan idiota...

—shh—acaricia mí cabello, me escucha llorar, balbucear—Tranquila, mí niña, tranquila— me separo de ella y seco mis lágrimas la hago pasar para hablar mejor.

—¿Hoy no trabajas?— dice mientras se sienta en el sillón.

—No, me tomé el día hoy, no me encuentro muy bien— susurro esto último, no la esperaba aquí.

Un silencio incómodo se instala en el lugar. Ella mira todo, como si estuviera evaluando y se queda mirando fijamente el cuadro que hace unos días colgué. En la que mí bebé se encuentra en su segunda ecografía.

—¿Nai, de cuantos meses estás?— dice ahora mirándome fijamente.

—De 5 meses ya.

—¿Y Sebastian?—pregunta de pronto.

—El... el no esta— dudo al decir cada palabra. La veo tomar su rostro, su pierna comienza a moverse en forma de nerviosismo.

—Te dejo en este estado... ¿el no se hará cargo?, Yo sabía que no era una buena persona

—Mamá basta— le corto, me duele la cabeza y ya tengo bastantes problemas como para también escucharla a ella y a sus reproches-—el se hará cargo, ya no estamos juntos, pero estará en la vida del bebé— suspiro y toco mí cabeza— ¿A qué has venido?

—Quería arreglar todo, los problemas contigo, con Sebastian y... ahora...— tapa su rostro la escucho respirar entrecortadamente y me acerco a ella, toco su espalda lentamente—se que estuve mal, y me negaba a aceptar a ese chico en tu vida, no lo veía bueno y.. dios hija, discúlpame por todo lo que hice, tu padre me habló que quería estar aquí,el también se quería disculpar por todo lo que dijo... pero estaba en viajes de negocios.

Siento a mí bebé moverse, tomo su mano y sin que lo espere lo apoyo en mí vientre.

—Mamá ese es tú nieto, el aunque tú y yo estemos enojadas, no nos podamos ni ver, el sabe y sabrá que tu eres su abuela—el gustoso se mueve y ella con sus ojos rojos me sonríe—te amo mamá peleadas o no, siempre te voy a amar.

12 de enero de 2018

El golpe en la puerta me avisa de su llegada y yo todavía intentando subir la cremallera del vestido, llego hasta la entrada y abro, lo primero que veo es a Aidan con su sonrisa perfecta de dientes blancos, junto a rosas blancas en su mano. Viste de camisa blanca y pantalón de vestir negro que le queda muy bien. Sonrío y lo invito a pasar.

—Hola— susurro el me entrega las rosas y besa mí mejilla.

—Hola—responde, y sonríe al ver mis mejillas rojas.

—¿Me ayudas? por favor—giro y le muestro mí espalda, siento sus manos subir por mí espalda a la vez que sube la cremallera causando que mí bello se erize, al terminar acomoda mí cabello giro y le sonrío—Gracias, me pongo los zapatos y ya estoy lista.

Corro nuevamente a mí habitación a ponerme los zapatos. Me miró al espejo, y se que lo que llevo fue buena elección. Un vestido al cuerpo, negro con un choker que tiene tiras que van del pecho del vestido al cuello, unos borcegos negros para que no me molesten al caminar, mí pelo está alisado y recogido a un costado y por último mis ojos están delineados con crayón en negro. Salgo y el me mira de arriba a abajo.

—Estas preciosa—susurra.

—Tu igual—digo sonrojada, tomo mí bolso y lo miro—¿nos vamos?

...

Caminamos por las calles pobladas, hasta llegar al restaurante, un lugar de comida italiana, entramos con reservación y nos sentamos.

Nos entregan la carta y yo gustosa comienzo a leer todo.

—Creo que se me cae la baba con todo esto—susurro para mi pero, al parecer Aidan me escucha ya que ríe.

—Hola buenas noches—dice un mozo con una libreta en mano—¿Ya van a pedir?— Aidan asiente y elije pastas con salsa roja, Cuando me toca elegir ya no se qué hacer.

—Quiero una lasaña, no, mejor pastas con salsa blanca y quesos, no, mejor Cappelletti y salsa roja, si eso— Aidan ríe y entrega su carta.

—Traigale mejor un plato de cada cosa que pidió—lo miró atónita.

—¿Estás loco?—ríe y niega con la cabeza

—Hoy todo lo que quieras, lo tendrás.

Pasan los minutos y nosotros nos adentramos en una conversación, que nos hace recordar el pasado.

—¿Y esos caramelos que duraban media hora?— dice— gracias a esos yo me rompí un diente—río y asiento

—Yo también...

Mí celular vibra y rápidamente lo saco, Mane me ha enviado mensaje.

"Naira por favor, tenemos que hablar, no quiero que nuestra relación termine así como así... Te quiero mucho y por favor perdóname"

Suspiro, mí humor a vuelto a caer, ya todo ese problema no lo estaba recordando y ahora por un mensaje vuelve todo al principio.

—Oye Nai—me llama Aidan, dándose cuenta de mí silencio—Lo que dije esa noche— toma mí mano que está por encima de la mesa y le da un pequeño apretón—era verdad, tu me gustas y mucho. Se que recientemente has salido de una relación... Pero, déjame mostrarte que no todo termina así... Déjame entrar— esto último lo susurra, lo miro seria



#29297 en Novela romántica

En el texto hay: corazonroto, embarazos, crecer

Editado: 03.02.2021

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