1 de marzo 2018
—Aidan, basta— tomo mí mochila y comienzo a rebuscar en ella, intentando encontrar mí celular.
—Ya he dicho Naira— dice el cruzado de brazos— quiero que vengas conmigo— bufo, dejo mí mochila a un lado y lo miro de mala gana
—Aidan escúchame por favor, me iré con mis padres ¿bien? es hasta que pueda conseguir algo— hace días que venimos discutiendo lo mismo, no quiero vivir con el, todavía no estoy lista para volver a convivir con alguien— es lo último que diré— cruzo mis brazos, el levanta sus manos en resignación, sus cejas fruncidas me da a entender que está enfadado. Camino hasta el sillón y me dejó caer a su lado—Vamos no te enfades...-—Hablo bajando un poco el tono de voz cerca de el, miro mis manos, esperando una respuesta de su parte, suspiro al no recibirla—Aidan—el no me mira—Aidan mírame—tomo su rostro al ver qué no lo hace—entiende que no estoy preparada para estar conviviendo con alguien... otra vez.
Me mira atentamente, niega y mientras se levanta en silencio sale del departamento. Tomo mí rostro y rasco detrás de mí cabeza con frustración, hace unos días me han dejado un papel diciendo que si no pagaba me desalojarian, y como no he encontrado otro trabajo, no me queda otra que irme a vivir un tiempo con mis padres.
Comienzo a doblar mí ropa y a acomodarla en grandes bolsas, cuadros y decoración del departamento las guardo en cajas.
Cuando termino todo miro el lugar con melancolía, toco mí cuello y masajeó la zona, duele bastante.
—Última noche aquí Naira—digo para mí y comienzo a caminar hasta la habitación, me acuesto e instintivamente me quedo dormida.
Me despierto por unos golpes que provienen de la puerta, me levanto con fuerza y comienzo a caminar, por la perilla veo a Aidan caminando de un lado al otro con nerviosismo.
—Aidan que...— me estampa un beso, uno lento, no me muevo por la impresión hasta que le termino correspondiendo.
—Perdoname Nai, no tenía que reaccionar así, estas en todo tu derecho de no mudarte conmigo, no estoy enojado— habla atropelladamente.
—Respira— hablo al ver que sigue hablando—ya está, es entendible— río y niego — ven pasa...— tomo su mano y lo empujó hacia adentro— disfrutemos este última noche aquí— susurro, agregándole un poco de sensualidad, el ríe y toma mí cintura para lentamente ir desvistiendome.
4 de marzo 2018
—¿Estas cómoda Nai?—pregunta mí madre, es lo que lleva diciendo todos estos días que he estado aquí. Asiento y blanqueo mis ojos— ¿No te duele nada?— vuelve a preguntar y bufo.
—No mamá—respondo de mala gana, mí madre cambia su cara a una triste y niego, me sofoca tantas preguntas de su parte—no mamá, no duele nada, cualquier cosa la primera en saberlo serás tú— digo y toco su brazo, ella sonríe y se levanta para salir de la habitación.
Bufo y toco mí cabeza, para sacar mechones de pelo que salieron del moño que tengo. Mí mirada se dirigen a las paredes pintadas de un rosa chillon y frunzo el entrecejo.
—Este color es horrible— susurro.
—Toc, Toc— dice una voz masculina desde la puerta, miro y mí sonrisa crece al ver a Aidan allí parado. Corro hasta el y lo abrazo, me siento una niña pequeña al que le están por dar su primer regalo, sonrío grandemente y lo beso.
—Hola, no te esperaba hoy—y mí vestimenta lo confirma, pantalón de pijama desgastado y remera que llega hasta abajo de mi trasero—ven pasa—lo estiro de un brazo, mientras lo entro a la habitación.
—Tu madre me ha dejado pasar... cuando me vio sonrío y me invitó a comer—dice mientras se pone cómodo en la cama, yo pongo los ojos en blanco y niego.
—Mi madre ya es así...
Nos acostamos en la cama, mientras él le da pequeñas caricias a mí vientre y me cuenta de su día.
—Ya has pensado nombres para tu bebé— habla luego de un rato de silencio.
—Aun no.
—Quiero proponer uno— dice y se lo nota nervioso. Lo miro fijamente, esperando por su respuesta.—Neil.
— hay un brillo especial en sus ojos, con una sonrisa en mis labios hablo.
—Es hermoso.
6 de marzo 2018
Camino por el centro comercial, buscando ropa que pueda quedarme, poco a poco los dos o tres Jens que tengo comienzan a apretar más de lo que debería.
Tomo mí celular y le mando un mensaje a Sebastian.
"Hey estoy en el centro comercial ¿quieres venir?"
Comienzo a mirar vidrieras, la mayoría de ropa que he visto son talles únicos, muy chicos para ya mis caderas grandes, tomo un paquete de papas de mí mochila y comienzo a comerlos distraídamente. El celular vibra y veo que es la respuesta de Sebastian.
"En veinte me tienes ahí"
Le aviso en que lugar voy a estar y lentamente me dirijo hasta un banco y sentarme un momento. Saco unas fotos desde donde estoy y las subo a mí instagram.
Luego de unos minutos veo venir a Sebastian, quien al verme sonríe tiernamente, me abraza y deja un beso en mí mejilla.
—Muy bien— habla mientras me ayuda a levantarme— ¿que es lo primero que haremos?
—Vayamos a por mis jeans— hablo con voz de niña, levanto un poco mí blusa y le muestro que ya no abrocha—ya no me cierran ninguno de los que tengo— él ríe y negando me acompaña sin rechistar.
Luego de unas horas, y con 5 bolsas encima doy por finalizada la compra.
—Al fin— hablo mientras me siento en una mesa del McDonald
—Ire a pedir, quieres...
—Un big mac y papas grandes— hablo sin dejar que el termine rie mientras se va alejando.
Mí celular comienza a sonar y sin mirar respondo.
—hola— al otro lado se escuchan respiros. Miro el identificador de llamadas y aparece como número desconocido—hola...
—ten Nai—habla sebastian, entregándome mí pedido— esto es tuyo. Rápidamente la llama se corta, y con cejas fruncidas vuelvo a mirar mí teléfono.