Raquel
La desesperación se apodera de mí mientas leo el documento una y otra vez, me está demandado el desgraciado y sé que no puedo ganar contra él, su familia tiene dinero de sobra y son personas muy importantes en el país, las lágrimas se juntan en mis ojos, yo ni siquiera tengo dinero para pagar un abogado, ¡Joder! estoy en problemas, mi teléfono suena, es mi hermana y lo tomo rápido
— Raquel cuando vienes? Estos dos ya te extrañan— escucho que dice, pero mi voz no quiere salir, dudo que Joan quiera de verdad a sus hijos, no creo en eso de que está arrepentido, es malo, un maltratador y manipulador que juega a su favor, pero que será lo que en verdad quiere? — ¿Hermana sigues ahí?
— Si Silvia, iré ahora mismo a por ellos
— Estás bien? Te escucho rara— respiro hondo
— Estoy bien, salgo ahora mismo para allá
— Oye, si no estás bien puedes dejarlos, ya hablo con ellos y los convenzo de quedarse, no sé, invento algún juego
— No, no te preocupes, salgo ya, gracias por todo hermana
— Raquel — dice, escucho un suspiro—no seas tan reservada, puedes contar conmigo para cualquier cosa, ven y hablamos con calma hermana, es más, ven que hoy te quedas a dormir conmigo
— Ángelo— digo refiriéndome a su esposo
— Él está fuera por trabajo así que hoy se quedan conmigo — asiento como si pudiera verme y cuelgo la llamada, me quedo mirando hacia la nada sin poder reaccionar, claro está que en un juicio perderé y también sé que Joan sobornaría a todos y ganaría, debo hablar con él con más calma y quizás no debí echarlo cuando me dijo lo de la demanda, pero fue mi primera reacción.
Ya es de noche y subo a mi auto, pongo la radio para despejarme, pero en esta solo se habla del partido de fútbol de esta noche, la apago, yo de fútbol sé lo mismo que de chino, nada.
Llego a la casa de mi hermana y al entrar escucho a los gemelos reír mientras Silvia les lee algún cuento
— Otro más tita— pide mi niño
— Ya a dormir, por Dios! he leído cinco, estoy cansada
— Porfa— ruega mi niña— no queremos dormir hasta que mamá llegue
— Menos mal que estoy aquí — digo y ambos se lanzan de la cama y me abrazan— waw, eso es que me han extrañado
— Un montón mamá — me mira enfadada Jessica — nos aburrimos cantidad
— Oye— Silvia le lanza una almohada y rio— quieres decir que tu tía es aburrida?
— No tía, pero — se calla cuando mi hermana la fulmina con la mirada
— Pero no nos dejas comer todo lo que queremos— dice Jacob— ni jugar con tus cosas
— A, pero claro que no los dejo jugar con mis cosas, ni loca que fuera
— Bruja mala— chilla Jacob, Silvia se lanza hacia él y lo toma lanzándolo a la cama, comienza a hacerle cosquillas mientras ríe y Jessica intenta fallidamente salvar a su hermano, yo solo río con ellos, mi hermana es mayor que yo, pero se comporta como una niña de la edad de mis hijos
— Te veo preocupada — dice cuando salgo de la habitación donde dejé a los niños ya dormidos
— No es nada— suspiro y me siento frente a ella
— Confía en mí, puedo ayudarte
— Ya has hecho mucho por mi Silvia— murmuro, además, sé que su esposo y ella discuten cada vez que esta me ayuda y no quiero causarle problemas
— Si no me dices por Ángelo quiero que sepas que
— No, de verdad estoy bien, solo que aún no encuentro trabajo y eso me desespera — evito hablar de Joan, mis padres nunca lo quisieron y decían que era malo, pero ahí estaba yo para defenderlo hasta el punto de que me pelee con todos y me alejé del mundo para estar con él, ¡qué gran error! Y hasta el día de hoy mis padres eso no lo perdonan, no me hablan, al menos estoy bien con mi hermana, pero no quiero cargarla con mis problemas
— Raquel — ella coloca una mano sobre la mía— soy tu hermana y te ayudaré en lo que te haga falta, si necesitas algo solo dime, dinero tienes?
— Si, suficiente — miento, ella asiente sin creerme— ¿Has visto a papá y mamá? — cambio de tema
— Están bien, vendrán pronto a la ciudad
— Me alegra
— Deberían hacer las paces, han pasado años
— Ni siquiera quisieron conocer a sus nietos Silvia— la miro— y todo porque me casé con el hombre que ellos no querían para mi
— Entiéndelos, fueron criados de otra forma, son conservadores y
— Los entiendo, los busqué cuando nacieron mis hijos y solo me restregaron en la cara mi divorcio burlándose de mi Silvia— ella suspira—les falta lo más importante que es el amor
— Hablaré con ellos cuando
— Ni se te ocurra — la señalo— ya tengo suficiente, no hablaré más con ellos, capaz y me bañan en agua bendita — ambas reímos
— Tú y Miguel siempre fueron las ovejas negras— dice refiriéndose a nuestro hermano menor
— Y tu la favorita — ruedo los ojos, ella si hizo la vida que mis padres quisieron, una vida religiosa con un hombre intachable y "bueno"— Eres libre de pecado — bromeo riendo, ella solo asiente sin decir nada
— En fin, vamos a dormir— dice suspirando
— Hermana, ¿está todo bien con Ángelo? — asiente y camina sin más hacia su habitación, ¿acaso hay problemas en el paraíso?
El día llega y mis hijos y yo volvemos a nuestra casa, ambos están bastante callados este día y en cierto punto lo agradezco, tengo muchas cosas que pensar
— Mami— habla Jessica— ¿hoy nos llevas al parque?
— Está bien princesa—voy hacia la cocina
— Mami— miro a Jacob cuando habla— hoy no saldrás en busca de trabajo? — niego
— No mi cielo, hoy estaré todo el día para ustedes— ambos aplauden felices, que rico es vivir en la ignorancia, corren hacia su habitación, el timbre suena y voy hacia la puerta deseando que sea Joan, necesito urgente hablar con este
— Miguel— digo al ver a mi hermano, este se tambalea
— Hermanita— murmura y dice algo más que no se le entiende
— Miguel estás borracho? A estas horas? — lo regaño, dejo que entre a la casa y se deja caer en un sofá mientras mira sus manos
— Bebí de más — dice en un susurro
— Por Dios! — comienza a llorar y frunzo el ceño— Miguel qué pasa? Pasó algo? — niega
— Necesito vomitar— sale corriendo hacia el baño, lo sigo, parece estar demasiado mal
— Miguel estás bien?
— No— llora — hice algo muy malo
★★★
Mientras Raquel observa como su hermano llora en silencio sin decirle lo que sucede, Alonso abre los ojos en el hospital, ojos que cierra al instante producto del dolor que siente, escucha a los médicos hablar, preguntarle cosas que no responde y entonces vuelve a quedarse a oscuras
— Alonso— murmura Lía cuando este abre los ojos, dos días han pasado, Alonso mira hacia todos lados percatándose de donde está
— Amor, tengo sed— son sus palabras, su esposa emocionada por su despertar comienza a besar su rostro
— Dios mío! menos mal que despiertas cielo
— Lía qué pasó? — pregunta con voz ronca mirando esos ojos negros que tanto lo cautivan
— tuviste un accidente mi amor— ella acaricia su rostro— pero ya estás bien— este sonríe y acaricia la mejilla de su esposa llevándose sus lágrimas
— El auto
— El maldito huyó— dice esta con rabia
— No fue mi culpa— murmura él seguro de que había mirado bien el semáforo antes de cruzar la calle— perdón amor
— Por qué? — cuestiona ella sin saber
— No llegué con tus dulces— dice y ambos ríen por su broma, Alonso entonces intenta moverse mientras su esposa llama al doctor
— Ya viene el doctor— Alonso asiente, frunce el ceño y retira la sabana que tiene encima mirando su cuerpo
— Lía— murmura, esta le mira y el doctor llega— doctor... no siento mis piernas — su esposa ahoga una exclamación llevando sus manos a su boca— no siento nada, ¿qué sucede? hable joder
— Señor Black tranquilícese — dice el doctor, pero Alonso solo quiere mover sus piernas, cosa que intenta en vano
— No — grita este— esto no me puede estar ocurriendo— grita mientras golpea sus piernas y su esposa solo llora, las lágrimas salen de los ojos de Alonso viendo su carrera terminada, su vida arruina— haga algo doctor, tengo que caminar... yo— su voz se quiebra, él se mueve, sigue gritando y cae de la cama sin dejar de golpearse, queriendo sentir dolor, pero sin conseguir nada y lo único que siente son los médicos cuando lo agarran, intentan tranquilizarlo y lo inyectan para sedarlo, antes de cerrar los ojos lo último que ve es a su esposa salir corriendo de la habitación mientras llora.