Mi mejor versión

Capítulo: 4

Raquel
Joan sonríe mirándome mientras su abogado habla y habla, acepté llegar a un acuerdo con el porque sabía que ir a un juicio era en vano, perdería, han pasado meses desde que obtuve mi trabajo y agradezco eso, estoy feliz y el trabajo además me deja más tiempo para los niños

— No estoy de acuerdo Joan— expreso cuando su abogado se calla

— Es eso o ir a un juicio Raquel

— ¿Por qué lo haces? — mascullo mirando sus ojos— y no me digas que es porque quieres a tus hijos Joan porque eso no me lo creo

— Seamos realistas señorita Wilson— dice el abogado— usted ni siquiera tiene un abogado, tampoco tiene con que pagar uno, acepte lo que el señor Ferrer le pide

— No dejaré que este imbécil pase cuatro días con mis hijos y yo solo tres, es ridículo — me pongo de pie, Joan hace lo mismo

— Prefieres ir a un juicio y verlos solo cuando yo quiera Raquel? y claro, por poco tiempo

— no me puedes alejar de mis hijos, por qué lo haces? — él se acerca a mi

— Vuelve a ser mi esposa— me quedo desconcertada mirándolo y suelto una carcajada

— Te recuerdo cómo terminó todo?

— Cometí errores sí pero

— Me pegaste — le recuerdo llena de rabia— querías que abortara y me pegaste, casi lo logras, luego te fuiste Joan dejándome sin nada, sola con mis hijos y vuelves ahora, no volveré contigo

— Entonces obtendré la custodia completa de mis hijos decide ahora Raquel, luego no podrás elegir, no tendrás la opción de volver a mí— se cruza de brazos

— Jamás volveré contigo

— Entonces prepárate para un juicio y para perder la custodia de tus hijos

— Y luego que? No los quieres, solo quieres hacerme un mal— él sonríe

— No volverás a verlos— se da la vuelta y se va sin más, las lágrimas inundan mis ojos, pero no permito que salgan de ellos, necesito ya un abogado aunque lo que gano no es mucho.

El tiempo pasa, los meses corren deprisa, dos meses han pasado desde mi conversación con Joan, luego de eso volvió a desaparecer, en un mes será el juicio y aún no tengo abogado, ¡maldición! Volver con él no es una opción pero perder a mis hijos tampoco

— ¡Y aquí está! — chilla Silvia sonriendo trayendo el pastel, mis pequeños hoy cumplen cinco años

— Que lindo!— grita Jessica

— Quiero ya probarlo

— Primero deben soplar las velas— dice su tía sonriendo, yo miro los globos y los arreglos, una fiesta donde solo estamos mis hijos, mis hermanos y yo, menuda fiesta de cumpleaños, pero aun así los gemelos están felices

— Mami las soplas con nosotros? — pide Jacob sonriendo

— Claro mis amores— digo, pero el timbre suena, camino hacia la puerta y al abrirla me quedo de piedra

— ¡Papá! — grita Jessica al reconocer al hombre frente a mí, el cual sonríe con su cinismo

— No me invitaron, pero aquí estoy— entra a la casa sin más, detrás de él entran varias personas con regalos y un pastel enorme

— Waw— se emociona Jessica— ¿todos esos regalos son nuestros?

— Así es mi amor— este acaricia su mejilla

— Tremendo pastel— dice Jacob mirando este

— Qué haces Joan? — lo tomo del brazo haciendo que me mire

— Pasar tiempo con mis hijos Raquel, además, deben acostumbrarse, en un mes vivirán solo conmigo

— Eso no va a ocurrir y los sabes, no vas a ganar esa custodia

— Raquel, no puedes contra mí— acaricia mi rostro con una de sus manos, lo alejo con un manotazo— además, son mis hijos también

— Largo de mi casa— señalo la puerta

— Mamá — miro a Jessica— por qué papá no se puede quedar? — Joan me mira sonriendo

— Largo Joan, no tolero qué intentes ganártelos con regalos y no te quiero en mi casa y algo más— lo señalo con mi dedo— haré cualquier cosa por ganar la custodia de mis hijos

— Un mes Raquel, ve despidiéndote y diciéndoles que solo podrás verlos dos días a la semana cuanto más — sonríe y sale de la casa

— Mamá— miro a Jessica qué tiene los ojos llenos de lágrimas —¿por qué lo echaste?

— Porque no lo necesitamos Jes

— Pero es nuestro papá ¿verdad?—cuestiona Jacob que mira los regalos

— No, no lo es— les grito, voy hacia los paquetes — ayúdame Silvia, tiraré todo esto

— Raquel

— No quiero nada de él— comienzo a destrozar los regalos— no quiero nada, no lo quiero cerca— las lágrimas salen de mis ojos— y no quiero que vuelvan a llamarlo papá

— Raquel para— mi hermana me abraza y entonces me doy cuenta de que los gemelos se han ido corriendo a su habitación

***
Llego a la librería, ayer fue un mal día y odio que mis hijos estén molestos y claro, quizás les arruiné su fiesta de cumpleaños

— Raquel ven a la oficina— asiento y voy tras Rafael, entro y lo veo todo lleno de cajas

— ¿Qué sucede aquí Rafa?

— Sucede que el dueño vendió el lugar— me mira con lástima — y el nuevo dueño quiere nuevos empleados

— Rafael eso quiere decir que

— Si Raquel, estamos sin trabajo mi niña— asiento, no puede ser, solo falta un mes para el juicio y sin un trabajo será todo más difícil, camino hacia la puerta, pero antes de salir volteo y le miro

— Dime algo— me mira—¿Quién es el nuevo dueño?

— Solo sé que su apellido es Ferrer— suspiro, lo sabía, maldito Joan y toda su familia

★★★
Alonso
Dos meses en los que yo no me reconozco, luego de la ida de Lía me he convertido en el ser más despreciable de la tierra, no sonrío, nada me divierte, la vida ya no tiene sentido, no me quedan empleados, solo quedó  Aurora, mi segunda mamá como ella dice y apuesto a que no se va de mi lado por lástima, me empino de la botella vaciando esta y luego la lanzo a una esquina haciéndola añicos, he alejado a todos de mi lado, a mi familia, a mis amigos, no salgo de la casa a nada y tampoco dejo que nadie me visite y cuando lo hacen mi mal humor los aleja, soy como la Bestia en el cuento de la bella y la bestia y claro, en este cuento, la bella salió corriendo

— Señor Black— entra la empleada que contrató Aurora hace cinco días para mi cuidado, la quinta que ha contratado, no se para qué se molesta, pero siempre quiere que haya alguien a mi lado

— Qué quieres?

— Señor, yo... yo— tartamudea, ruedo los ojos— quiero renunciar— dice al fin con miedo mirando mis ojos, claro, luego de la forma en que la traté normal que quiera irse

— Trame otra botella y vete, Aurora te pagará — asiente y sale sin más, miro hacia el techo

— niño Alonso — entra Aurora— otra chica que se va

— Como todos

— Buscaré a alguien más

— No te molestes Aurora — muevo la silla para salir del despacho — se irá igual que todas

— Niño no puede estar solo en esta casa, además necesito ayuda, es muy grande y

— Te puedes ir también

— Alonso! — me detengo, pero no la miro— no me iré y buscaré a alguien más

— Suerte con ello— salgo del despacho sin más




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