Mi mejor versión

Capítulo: 8

Alonso
Despierto, bueno, no dormí nada, no entiendo de donde Aurora sacó a la loca esa, debo hacer que se vaya, es insoportable hasta cuando respira, me siento en la cama cuando alguien entra a la habitación y veo que comienza a correr las cortinas

— ¿Qué demonios haces? — le grito, ni se inmuta y sigue en lo suyo haciendo que el sol me de en la cara— Enana! — le grito, no es enana, pero bueno, tampoco alta así que prefiero molestarla, me mira

— Hay que dejar entrar la luz, esta habitación apesta señor Black — suspiro mientras se cruza de brazos—venga, levántese, el desayuno ya está y ya el chico que lo ayudará en las terapias le está esperando, ya hoy comienza los ejercicios — entrecierro los ojos

— Serán en vano— digo con odio quitando la manta de mi cuerpo

— Eso nadie lo sabe, además, tendré descanso mientras usted hace los ejercicios— ella camina hacia la puerta

— Señorita Wilson— la llamo y me mira— acércate, debes ayudarme a sentar en la silla— la veo alzar una ceja, espero una gran negativa de su parte, pero se acerca sin decir nada dejándome desconcertado

— Dígame señor Black— llega hasta donde estoy— ¿también quiere que lo lleve a orinar? — aprieto los puños mirando su sonrisa

— Bueno, es su trabajo— digo siguiéndole la corriente

— Debo usar gafas para tomar a su amigo o.. ? — se burla, bufo

— Ya desearías verme desnudo ridícula, vete ya, me levanto solo mejor no vaya a ser que me dejes caer—la empujo, ella retrocede dando una exclamación y se cruza de brazos, acerco la silla a mí como puedo, voy a subir a ella, pero la maldita enana loca me la aleja y termino en el suelo, ¡Diablos!

— Pero que demonios! — vocifero viendo como me mira— está loca? pude hacerme daño

— Usted me empujó, yo lo tumbé, estamos a mano, no vuelva a tocarme, qué no le enseñaron a tratar a una mujer? — la miro horrorizado

— No vas a ayudarme? — cuestiono cuando la veo alejarse

— Ejercite esos brazos señor Black— me grita y siento el portazo cuando sale, ¡infeliz! golpeo varias veces el suelo

Luego de una hora logro salir de mi habitación, suspiro, estoy que muero de hambre gracias a la loca

— Buenos días señor Black— saluda una chica que pasa por mi lado

— Buenos di— no termino la frase y la miro— Hey tú — voltea a verme— quien demonios eres y qué haces aquí?

— Me han contratado señor, trabajo en la limpieza de la casa— me quedo bobo mirándola

— No puedes, yo no he

— Lo hice yo— me giro al escuchar al demonio que me está mirando— le presento a Alana, la nueva empleada, esta casa necesita cuidados

— Yo no autoricé nada, que se vaya

— No se irá — se encoge de hombros

— Tú vas a pagarle? — la señalo, ella ríe

— Usted le dio poder a Aurora sobre todo, ella pagará

— No quiero a nadie aquí — golpeo la silla varias veces— no entiendes Raquel Wilson? no quiero a más personas en mi casa, no quiero

— Qué no quiere? — ella se acerca a mí— Por qué el complejo?

— No es

— Y entonces? — alza una ceja— si no es complejo, ¿qué es? Yo le digo, usted es un complejista y no sé por qué? Es un hombre normal como todos

— La odio— mascullo pasando por su lado— maldita la hora en que firmé ese contrato, pero hablaré con mi abogado y la echaré de aquí Raquel, aunque tenga que pagarle para ello

— Me dará la mitad de su fortuna? — me detengo en seco y la miro

— Cómo dices?

— Que no leyó el contrato? Si me despide debe darme la mitad de todo lo suyo, dinero y bienes— maldigo a Aurora en voz alta

— Joder!

— Esa boca niño— dice riendo— venga, que hoy estoy de buena y le daré el desayuno— resoplo y me alejo de ella

— Se me ha ido el hambre— mascullo saliendo al patio, me detengo al ver a alguien en el jardín, perfecto, un jardinero también, me sigo moviendo y veo a alguien en la piscina, limpiando todo, perfecto, otro empleado más, sigo lleno de furia moviendo la silla que ya se ha convertido en el menor de mis problemas y veo entonces a un niño y una niña jugando con una pelota, perfecto, ahora también

— Pero qué— me detengo y me giro, miro a los niños, ¿niños? ¿en mi casa? ¿pero qué demonios pasa aquí? la pelota llega hasta mis pies y ambos corren hacia mí sonriendo

— Hola señor Black— saluda la niña sonriendo, es la copia del niño en versión femenina

— Qué demonios hacen en mi casa? — se miran entre sí

— Estamos jugando fútbol — responde el niño—¿quiere jugar? — aprieto con fuerza la silla

— Estás ciego niño? no ve que no puedo caminar? — mascullo, ambos retroceden

— Pero eso no le impide jugar— expresa la niña sin dejar de mirarme— ¿es cómoda la silla?

— ¿Podemos probarla? — pregunta el pequeño

— O si!— exclama la criatura — nos subes a ella y nos pases por el patio? — chilla la niña con una enorme sonrisa, tiene que ser una maldita broma, desconcertado me volteo y me alejo de ellos, estoy soñando, debe ser eso, o quizás ya me he vuelto loco y veo visiones o alomejor todo es una maldita pesadilla y Raquel ni esos niños ni esos empleados existen.

— Aurora— la llamo al entrar a la cocina y me mira— acabo de ver a dos críos jugando en mi patio con una de mis pelotas, ¿puedes explicarme eso?

— A eso— ella ríe nerviosa— quizás olvidé decirte que Raquel tiene gemelos y que ellos viven aquí también — respiro hondo para no gritarle

— Lo olvidaste? — cuestiono enfurecido— Aurora odio el ruido, odio el reguero, en fin, odio a los niños y odio que tomen mis cosas

— Mi niño, no puede echarla— me recuerda la trampa que me hizo y suspiro

— Bien, pues dile a la loca enana que no quiero que sus enanos hijos se acerquen a mí, no quiero que se interpongan en mi camino, que estén en el patio todo el día y que solo entren de noche a la casa a dormir y bueno, si es posible que coman fuera también

— No son perros— me giro al escuchar a mi peor pesadilla— son mis hijos y lo que dice es ridículo

— Es una orden

— No deja de ser una estupidez

— Raquel

— Escúcheme bien señor Black porque no lo voy a repetir — se acerca a mí con paso amenazante y pone sus manos sobre los brazos de la silla quedando su rostro cerca del mío—mis hijos viven conmigo, sé que usted es un maldito ogro, pero cuidado con ellos, a ellos no los puede tratar mal o juro que no serán sus piernas lo único que no pueda mover— diciendo esto se da la vuelta y se larga, miro a Aurora

— De donde sacaste a esa loca? Viste como es? soy su jefe

— Son sus hijos, niño, yo solo vi la reacción de una buena madre

— Está loca Aurora— grito exasperado— y se irá de esta casa por su cuenta o dejo de llamarme Alonso Black— agrego, ya sé lo que tengo que hacer para que se vaya sin que tenga que despedirla, sus hijos son su debilidad.




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