Mi mejor versión

Capítulo: 9

Raquel
Quizás no debí gritarle así y quizás me estoy pasando, pero bueno, hablaba de Jessica y de Jacob como si fueran animales y no me pude aguantar, cuando se trata de mis hijos no razono para nada

— Mama vimos al señor de la casa—exclama Jacob mientras comemos algo fuera de la casa, cerca de la piscina

— Le pedimos que jugara con nosotros pero no quiso

— Él es así — me encojo de hombros y tomo un poco de jugo

— Mamá— miro a Jacob— ¿Por qué está en una silla de ruedas?

— Porque se lastimó y ahora no puede caminar y necesita de su silla hijo

— Pero volverá a caminar? — cuestiona mi niña y sonrío

— Si mi amor, él volverá a caminar

— Entonces volverá a jugar fútbol — expresa mi hijo con una enorme sonrisa, desde que Aurora los llevó a una gran habitación llena de trofeos y medallas y pelotas de Alonso no dejan de hablar de eso

— Si mi amor, claro que si

— Fantástico, nos podrá enseñar? crees que quiera? — lo miro, lo dudo, pero en fin

— Hablaremos con él y ya veremos

— genial — exclama Jacob feliz, Aurora llega para quedarse con ellos y yo camino hacia la casa en busca de Alonso, un mensaje llega a mi teléfono, es Joan diciendo que mañana buscará a mis hijos y se quedarán todo el día con él, leo una y otra vez el texto, ¡maldición!

— Esto es una pérdida de tiempo— escucho la queja de Alonso y entro a lo que es un gimnasio, pero que ahora se usará para sus terapias— maldición — me siento a poca distancia, pero no dejo de pensar en ese mensaje, mañana no estaré con ellos, estará Joan, para qué? qué pasará? él no los quiere, y si los hace llorar o los regaña y les grita? la tristeza inunda mi rostro

— Raquel — Alonso me está mirando fijamente— deja de mirarme así

— Así cómo?

— Como todos, con lástima — masculla y sonrío, me acerco a él

— No era por usted, recordaba algo Alonso, pensaba en alguien importante, por qué le miraría yo a usted así?

— Claro, por cosas como esas odio a las personas en mi casa

— Se avergüenza — digo mirando sus sorprendidos ojos verdes— se avergüenza de usted mismo y eso está mal Alonso, ¿sabes lo que veo cuando yo le miro? — se queda callado esperando mi respuesta — veo a un gran hombre, a alguien luchador que no se ha rendido, se rindió de caminar, pero no de la vida si no no estuviéramos hablando, Alonso yo veo al hombre no a la silla de ruedas y usted— lo señalo— debería ver también a ese hombre grandioso, a un gran jugador de fútbol, no permita que un accidente lo marque para toda la vida

— No fue un simple accidente— dice con odio— alguien me atropelló porque quiso y luego escapó dejándome ahí tirado para que muriese

— Las noticias dicen que fue un accidente

— Las noticias no lo saben todo, alguien me arrebató mi futuro, ya no podré jugar fútbol, me arrebató a mi esposa y me arrebató mis planes así que disculpa si no voy sonriendo por la vida feliz de esta Raquel

— Se equivoca — comento y me mira más que confundido—no le han arrebatado el futuro, aún lo tiene, puede que no pueda jugar fútbol, pero sabe hacer otras cosas, su vida no depende de un juego Alonso, en cuanto a tu esposa, tampoco se la arrebataron, ella se fue porque quiso y los planes— suspiro— puede hacer otros planes, da igual si incluyen una silla de ruedas, tiene vida y mientras haya vida habrán sueños

— No juzgo a Lía— expresa y supongo que así se llama su esposa — normal que se fuera no es fácil vivir con un discapacitado

— No es fácil, tienes razón, pero cuando se ama en verdad tampoco debería resultar tan difícil

— No hables de lo que no sabes— masculla dejando de verme— tú— señala al chico de las terapias— ayúdame a subir a la silla joder— suspiro, ya está enojado, pero si le hablé normal y en buena forma

— Alonso

— Tienes el día libre Raquel, me harías la vida más fácil si no te vuelvo a ver en todo el maldito día — brama y sale a toda velocidad, ¿ahora qué dije? No se puede ser amable

★★★
Alonso
Molesto me alejo del gimnasio, las palabras de Raquel me han hecho más daño, acaba de decir que quizás Lia no me amaba y tiene razón, lo peor es que la maldita tiene razón, Lia se fue, ¿no me amaba? pero decía que me amaba, siento mis ojos llenos de lágrimas, odio mi vida y ya nada será como antes porque Lia ya no está en ella, ya no está a mi lado

— A mí— grita una niña, me detengo, están en mi sala jugando con mi pelota

— Vamos Jessica, a que no me la quitas? — me quedo viendo los movimientos del chico, al parecer a ambos les gusta el fútbol

— Eres muy malo— su hermana le quita la pelota y la patea, sigo esta con la vista que pasa rozando un jarrón y no cualquier jarrón, es un regalo de Lía y es muy costoso

— Mocosos— grito y ambos me miran— ¿qué demonios creen que hacen?

— Estamos

— Fuera— bramo señalando la salida— no los quiero ver jugando aquí, están locos, que no ven que estas decoraciones cuestan más que ustedes

— Señor

— Cállate! — le grito a la niña acercándome a ellos— ambos son como su madre, un maldito dolor de cabeza

— Solo jugábamos — dice el niño con lágrimas en sus ojos

— Jueguen fuera maldita sea— lanzo al suelo un florero

— A ellos no— escucho esa irritante vos, los niños salen corriendo— a ellos no puedes regañarlos así

— Entonces edúcalos — le digo mirando sus ojos marrones que están bastante oscuros — sabes cuanto cuestan estos jarrones? una fortuna Raquel y casi lo rompen

— Son niños, solo jugaban y además esas cosas son horribles

— No los quiero en mi casa

— No les vas a gritar nunca más Alonso— me grita, la veo caminar hacia la salida

— Te vas? — grito, ella detiene sus pasos cuando abre la puerta — vamos, vete, no serás la primera en dejarme ni la última — Raquel sale y cierra la puerta, me es imposible no recordar cuando Lia me dejó, pero era eso lo que quería no? que Raquel se fuera, suspiro y cuando voy a darme la vuelta Raquel entra, me quedo anonadado viendo que trae algo en la mano, parece un bate o algo parecido y mis ojos se abren como platos cuando rompe de un solo golpe el jarrón que sus hijos casi tiran, este se hace añicos en el suelo

— Valía miles de

— No valía más que las lágrimas de mis hijos— lanza el bate a un costado rompiendo otras cosas y se acerca a mí, ¿intenta darme miedo con su tamaño? Coloca una vez más sus manos en la silla y su rostro queda tan cerca que me es imposible dejar de mirar esos ojos tan bonitos, pero que ahora son una completa tempestad— Se lo dije Alonso y lo repito, a mis hijos no les gritas, no me iré de esta casa, pero juro que si veo otra lágrima en los ojos de esos niños la pagará, cada lágrima que ellos suelten por su causa será cobrada con esas porquerías a las que llamas adornos y cuando ya no tenga que más romper entonces iré a por usted y no me pesará romper sus huesos, ¿Quedó claro? — asiento sin poder aún reaccionar a su amenaza— Hable joder que usted tiene boca

— Ya entendí Raquel— acerco más mi rostro— ahora usted entienda, haré de su vida un maldito infierno en esta casa y al final se irá, se arrodillará ante mí pidiendo que me detenga y saldrá corriendo, no le haré la vida fácil

— Ya veo, quiere una guerra

— Así es, y ganaré cuando la vea marcharse con la cabeza gacha— sonrío

— Pues juguemos entonces señor Black—se incorpora y me extiende la mano, acepto el saludo, acaba de firmar su sentencia, pagará lo que ha roto, a partir de hoy haré que sufra, ¿no quiere el trabajo? pues veamos si resiste, le presentaré el infierno y seré el diablo, sé que no aguantará a partir de hoy y reiré cuando se largue rendida de aquí, yo nunca pierdo.




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