Raquel
Busco a mis niños y los encuentro a ambos sentados en el borde de la piscina, le sonrío a la chica que los miraba y esta se aleja, no pude contener mi rabia cuando Alonso los hizo llorar, a ellos, mis hijos adoran a Alonso por ser un gran jugador de fútbol
— Hola mis bebés — me siento entre ambos— ¿qué hacen?
— Queremos aprender a nadar — dice Jessica que toca con sus pies el agua, yo miro la piscina, no podré enseñarles yo a nadar porque nunca aprendí, como lo escuchan, caigo aquí y salgo flotando sin vida
— Buscaré a alguien
— Tú no sabes mamá? — me mira asombrada
— No, también tengo que aprender a nadar — murmuro, luego me pongo en pie, estar tan cerca del agua me eriza la piel y esta piscina es muy honda, quizás fue una mala idea contratar a alguien para su cuidado
— ¿Por qué él es así? — cuestiona mi hijo, sabía que el tema saldría
— Nos trató mal mamá — dice mi hija enfadada
— Él es diferente mis pequeños, no se lo tomen tan mal
— Nos la va a pagar— expresa Jessica, alzo una ceja
— Jess
— Es verdad, tiene que pagar, les enseñaremos que no somos unos mocosos — sonrío mirándolos en silencio, Alonso y yo acabamos de declararnos la guerra y ahora mis hijos también están en su contra
Los miro mientras ambos duermen acurrucados a mi lado, no les he dicho que su padre mañana en la tarde los viene a recoger, estarán felices? y si prefieren luego estar con Joan que conmigo? él tiene dinero, puede comprarle todo aquello que ellos quieren y que yo no les puedo dar, un suspiro escapa de mis labios, mejor no pensar en eso. Al sentir dos toques en mi puerta me levanto con cuidado y voy hacia esta
— Hola Aurora, ¿sucede algo?
— Ya están dormidos esos angelitos? — Aurora los mira con cariño
— Así es, han jugado bastante, al primer cuento cayeron como piedra — ella sonríe
— Mi niño quiere verle en su despacho— respiro hondo, ya es tarde, ¿qué querrá el ogro?
— Qué quiere? — se encoge de hombros
— Eso te lo dirá a ti— ella se aleja y yo salgo de la habitación, bajo corriendo las escaleras y entro sin tocar al despacho de Alonso, este me mira de pies a cabeza
— Tan mala es la educación de los pobres? — suspiro y me acerco a él
— Tengo la suficiente educación para mandarlo al infierno cuando es necesario, diga ya que quiere, iba a dormir
— Se nota— murmura, una vez más su mirada me recorre, miro mi cuerpo, ¡Diablos! debí cambiarme, llevo solo la ropa de dormir y no deja mucho a la imaginación
— Va a quedarse mirando todo el tiempo? me va a gastar— él mira mis ojos
— Disculpa, es que así vestida la confundí con una de esas
— Lo dices y te lanzo esto por la cabeza— lo amenazo tomando una botella, él ríe, joder! debería ser ilegal tener una sonrisa tan bonita, ¿pero en qué estoy pensando?
— Ahora eres tú la que no deja de verme, necesitas un babero? — alza una ceja, bufo
— Hable ya señor Black
— Hicimos un acuerdo, quiero ahora hacer un trato, le reto a hacer todo lo que yo le pida sin rechistar durante una semana— levanto una ceja sorprendida por esto y luego solo suelto una carcajada
— Que buena imaginación tiene, siga soñando — me doy la vuelta para irme
— Si logras— me detengo cuando lo escucho — hacer todo lo que yo le pida sin irse entonces luego de esa semana yo haré lo que usted quiera, saldré si quiere, haré los ejercicios y no la molestaré tanto— me giro, esta parte me gusta
— Y si no lo logro?
— Si se queja entonces se irá por su propio pie, pedirá la renuncia
— Jamás me iré — Alonso sonríe cómo si tuviera muchos planes en su cabeza
— Ya veremos Raquel, ahora ya puedes irte a dormir
— Aceptaré, pero quiero pedirle algo— digo antes de salir, él suspira cansado
— Qué?
— Pídale disculpas a mis hijos
— Sé que estás loca enana, pero no abuses tanto de esa locura—Alonso me da la espalda y se sirve algún trago de alguna bebida alcohólica que no reconozco
— Por qué no le gustan los niños? — cuestiono, él me mira
— ¿Sabes? muchos me pagarían porque yo le diera una entrevista, vas a pagarme? a lo olvidé, ni siquiera tenías dinero antes de este trabajo para cuidar bien de tus hijos
— Soy pobre si, pero a mis hijos nunca les ha faltado nada y quizás tienen más que usted— él alza una ceja burlándose — les doy amor, mucho amor y saben que jamás voy a abandonarlos, ¿puede usted decir con seguridad que las personas a su alrededor no lo van a abandonar? no puede, ya casi todos lo hicieron — sé que mis palabras le han dolido, pero ni me inmuto— hasta mañana señor Black— salgo de esa habitación sintiéndome mal, por primera vez me siento fatal luego de decirle algo a Alonso, me he pasado y sí, me dolió ver sus ojos llenos de dolor
★★★
Alonso
Decir que pude dormir en toda la noche fue una gran mentira, no dejaba de repetir las últimas palabras de Raquel en mi cabeza, ella tiene razón y quizás por eso duele tanto
— Me mandó a llamar? — la chica que ha ocupado todos mis pensamientos entra a mi habitación, la miro y sonrío, llegó la hora de jugar
— Quiero bañarme— murmuro mirando sus ojos— y quiero que usted lo haga
— Perdón? — su desconcierto solo hace más divertido todo
— Que quiero que me bañes Raquel
— No es un bebé señor Black
— Hicimos un acuerdo, eso que oí fue una queja? — ella sonríe mientras niega
— No, lo que pasa es que si yo le baño, usted como todo hombre va a reaccionar — achico mis ojos entendiendo sus palabras — y la verdad no quiero demandarlo por ser un jefe pervertido
— Cree que usted— la señalo riendo— puede excitarme a mí? — suelto una carcajada— por favor, no le llega ni a los pies a las mujeres con las que he estado
— Eso que escucho es un reto? — musita acercándose con paso lento— ¿qué pasaría si su cuerpo reacciona? — coloca sus manos en mi silla inclinándose sobre mí, mantengo mis ojos fijos en los suyos
— No va a pasar eso mujer, no seas tonta— comento decidido, ella sonríe, luego muerde su labio inferior y mis ojos van hasta ahí y luego estos son tan indiscretos que van hasta su escote— ¿Qué hace? — cuestiono cuando sus manos tocan mi pecho, miro sus ojos, están brillando y se ven hermosos
— Quitarle la ropa— dice como si nada, joder! en serio? pensé que se negaría y se iría, esta mujer está más que loca— no pensará bañarse con ropa— vuelve a sonreír y comienza a abrir la camisa que traigo— ¿Dónde quiere que lo hagamos? — me susurra en mi oído con voz seductora, cierro mis ojos cuando sus manos comienzan a tocar mi pecho desnudo
— En la bañera— respondo sin pensar, sus manos continúan bajando, ¡Diablos! maldita sea, mi respiración ya es un desastre
— Como quiere el agua? yo por lo general la prefiero caliente — muerde el lóbulo de mi oreja, sus manos llegan a mi pantalón, coloco las mías sobre las de ella deteniendo sus movimientos, ella me mira
— Deje de jugar—la suelto y me alejo— puedo desvestirme solo— agrego con voz ronca, ella sonríe de lado
— Ok— se encoge de hombros y luego hace lo que jamás imaginé que haría, se quita la blusa que trae, mis ojos se abren en demasía, la maldita es preciosa
— ¿Qué hace?
— No me gusta andar mojada por todos lados— contesta coqueta, le doy la espalda cerrando con fuerza mis ojos
— Vete, me bañaré solo— mascullo acomodando mi pantalón
— ¿No quiere que termine con ese problema? — pregunta, no la miro, sé que se refiere a lo que ha ocasionado en mi cuerpo— no me es problema alguno bañarlo, sería como bañar a mis hijos— y ahora se burla
— ¡Lárgate Raquel! — vocifero y lo siguiente que escucho es la puerta cerrarse, desgraciada, has ganado esta batalla, ya veremos la próxima