Raquel
Me comienzo a arreglar pensando en todo lo sucedido, sería una gran mentirosa si dijera que no quería que me besara, pero el muy idiota solo estaba jugando conmigo, ¿cómo se atreve?
— Mama estás bella— comenta Jessica que me mira sonriendo, Alonso no quiso ir todo el día a la supuesta reunión familiar y tocó cambiar los planes, tuve que llamar a sus padres y decirles que iríamos en la noche, claro que Alonso no sabe que cenaremos en casa de sus padres, esos a los que no ve hace meses
— Gracias mi amor, en serio me queda bien? — doy una vuelta mirando el vestido que Aurora compró para mí, con esta ropa recuerdo mis tiempos de casada
— Es hecho para ti ma— expresa Jacob, les sonrío a ambos
— Bien mis amores, mamá saldrá y ustedes se quedarán con Aurora y con Pati— les digo refiriéndome a la niñera que Aurora contrató para ellos
— Si, ya sabemos—comenta Jacob— Patricia es linda
— Mamá a Jacob le gusta Pati— mi hija ríe y mi niño la fulmina con la mirada
— No seas chismosa
— No peleen chicos— me acerco a ellos— mis besos—cada uno besa una de mis mejillas sonriendo y entonces salgo de la habitación.
Mientras bajo la escalera veo a Alonso ahí al final de esta, lleva un traje negro elegante, Dios! yo que pensaba que no se podía ver mejor, él me mira dejando de atender su teléfono, no logro descifrar su mirada, pero juraría que me mira con deseo aunque quizás eso es lo que yo quiero
— Ya nos vamos? — le pregunto, él se aclara la garganta y deja de mirarme
— Vamos— comienza a mover la silla— con ese vestido pareces otra
— Esa es tu forma de decir que me veo bien?
— La mona aunque se vista de seda— ruedo los ojos y no digo nada o explotaré
— No puedes ser agradable aunque sea una vez? — cuestiono y subo al auto, su chofer le ayuda a él a subir, una vez dentro me mira
— Contigo no me apetece Raquel y no hago lo que me apetece, pero en serio, pensarán que en vez de mi niñera eres alguien a mi altura— miro mis manos
— Admite entonces que eres como un bebé?
— Pensé que con mi forma ya te habías dado cuenta— lo miro, él no ha dejado de mirarme— te ves linda mujer, cambia la cara — dejo de mirarlo y en todo el recorrido mantengo mi vista fija en la calle, ninguno de los dos dice nada y doy un respingo cuando siento su mano en mi rodilla, lo miro
— A donde vamos Raquel?
— A la casa de tus padres— respondo, ya él se ha dado cuenta, respira hondo
— Por qué no me dijiste?
— Porque no querrías venir
— Exacto, chofer, da la vuelta— niego sonriendo
— No te hará caso, ya estamos llegando, deja de ser así — su mano sube un poco hasta la mitad de mi muslo, ¡Dios! — y deja de tocarme
— No quiero ver a nadie
— Son tu familia y te extrañan
— Todos me miran con lástima y odio eso
— Odias todo Alonso— el auto se detiene y bajo de este enseguida alejándome de su toque, espero a Alonso
— A ti te odio— masculla pasando por mi lado, suspiro, la noche será larga
★★★
Alonso
¿Por qué ese vestido? Está hermosa con él, no podía dejar de mirarla al verla bajando las escaleras con esa elegancia natural que tiene, está muy buena la condenada y ahora mismo me trae loco y quizás ese es mi mayor enfado
— Hijo— miro a mi padre cuando habla, estamos todos sentados a la mesa cenando como una familia perfecta—ya que no estás en el mundo del deporte podrías
— Ni lo digas Arturo— mascullo dejando de comer— no entraré a tus negocios, sabes que estar en una oficina no es lo mío, para eso tienes a tus otros dos hijos— menciono mirando a Ares y a Julieta, mis hermanos
— Es verdad papá— comenta Ares— deja a Alonso en paz
— Alonso eres muy bueno, cuando estabas en la empresa
— Tiempo pasado y olvidado Arturo, no volveré, vender inmuebles no es lo mío
— Nos alegró volver a verte hijo— mi madre cambia de tema— que bueno que viniste, te echábamos de menos
— Solo vine engañado— soy sincero mirando a Raquel que no ha dejado de mirarme, siento su mirada sobre mí que quema— si la loca esta no me hubiera mentido no estuviera aquí
— No le hables así a la chica Alonso— me regaña mi madre como si fuera un niño
— Merce ella es mi empleada y le hablo como se me da la gana
— Alonso
— ¿Qué Raquel? — la miro— es la verdad
— Bueno— Merce habla— mira, te hice tu postre favorito hijo, está riquísimo y hace rato que no lo comes—una empleada coloca el postre frente a mí, miro a mi madre, la misma mirada que todos tienen desde que estoy así
— No hacia falta, mis gustos han cambiado— lo rechazo moviéndolo a un lado
— Alonso basta, son tus padres, muestra algo de respeto
— Tu cállate Raquel, ¿también me dirás como tratarlos?, es más, vámonos, ya nos vimos y cenamos, hora de irse— me muevo alejándome de todos
— Hijo espera, no te vayas, somos tu familia— ruega mi madre, pero no la miro y sigo mi camino, mi chofer me ayuda a subir al auto y ni siquiera espero a Raquel, lo obligo a conducir de vuelta a la casa, ya no soportaba estar más en casa de mis padres, muchos recuerdos bonitos de cosas que no volverán a pasar, como cuando jugaba fútbol con mi hermano o como cuando me reía viendo a Lía enseñar a bailar a mi hermana o cuando Lia hacia ese mismo postre junto a mi madre para mi
— ¡Me dejaste! — vocifera Raquel que llega hasta mí que estaba mirando el agua de la piscina— ¿Estás loco?
— Loca estas tú, si no me hubieras llevado engañado
— Son tus padres Alonso— se coloca frente a mí — solo querían estar un tiempo contigo, te extrañan y
— Ya basta! es mi vida deja de joder tanto
— Eres un ogro— me grita colmando mi paciencia— no tienes corazón, te crees el maldito centro del mundo y tratas mal a todos los que te quieren, normal que hayas hecho que todos te abandonaran, si es que me equivoqué cuando dije que Lia no te amaba, quizás lo hacía, pero estar a tu lado es una maldita tortura que — me canso y la empujo hacia la piscina para que se calle la boca, no soporto que me grite y menos que hable de Lía como si la conociera, Raquel cae al agua y se hunde en esta
— Vamos sal ya — le digo al ver que lucha por salir a flote y no lo consigue, ruedo los ojos— no caeré en tu trampa Raquel— agrego mirándola— nada y sal, no seas ridícula que esta vez no voy a caer— me quedo más tiempo mirándola y nada pasa, no sale, más bien juraría que se hunde, Diablos!
— Deja de jugar Raquel— le grito, pero nada, ¿se estará haciendo o? no, no puede ser que no sepa nadar, mi miedo aumenta y comienzo a pedir ayuda maldiciendo el no poder lanzarme al agua por ella, uno de los empleados llega y la saca del agua, miro todo como si de una película tratara, ella no se mueve, no respira, Aurora y los niños llegan y más empleados, comienzan a tratar de reanimarla, maldición! ¿qué he hecho?
— Mami despierta — los niños lloran, yo me desespero, no habla, no me mira, no respira y me siento la peor persona del mundo en este momento, el ogro que ella dijo que era, el villano de la historia
— Raquel— murmuro sintiendo la opresión en mi pecho, el juego se me ha salido de las manos y me siento impotente sin poder hacer nada, solo espero que esté bien, quiero que me grite, que me ofenda o que me golpee, pero que esté bien.