Mi miedo más Grande (#02 Saga Miller)

08| Un vacío en mi pecho

Capítulo 08.

|Fabianne De la Torre|

Portland-Oregón EE.UU/ miércoles, 21-10-2015.

El dolor a veces está sobrevalorado, cuando no has vivido el dolor emocional, pero uno realmente fuerte crees que lo que más duele puede ser una herida física, crees que abrirte la rodilla jugando o tener un accidente duele y aunque si duelen esas heridas y lo hacen como la mierda no hay nada mínimamente comparado con el dolor emocional, esas heridas casi nunca cierran, no cicatrizan a no ser que las trabajen y aunque lo hagas nada te asegura que llegues a seguir adelante luego de eso. Las heridas emocionales no tienen punto de comparación con las heridas físicas.

El dolor emocional está en cosas tan cotidianas y solo te las pueden causar personas a las que les entregaste tu corazón y confianza, un extraño no te va a hacer daño con palabras porque no te conoce, no sabe tus puntos débiles, no tiene poder sobre ti porque simplemente no le tienes cariño, pero un ser querido, alguien a quien amas te puede destruir con una simple frase, una simple acción, un simple comentario o con solo una mirada. Las personas a las que más amamos son las que más daño nos pueden hacer y eso es mierda y asusta porque ¿Cómo podemos confiar en las personas? ¿Cómo podríamos confiar en extraños que se volvieron seres queridos? Cada vez que permites que una persona entre en tu vida le das el control y poder de lastimarte, haces que tu corazón crea que siempre van a estar juntos cuando no es así, las personas abandonan, lastiman, mienten, no creen, no confían, aunque tú le hayas dado tu plena confianza.

Cómo se puede confiar en alguien cuando toda tu vida las personas que más has amado te lastiman diario ¿Cómo?

No se puede, simplemente queda la confianza a ciegas, lo cual es jodido, no se puede confiar en las personas a ciegas, pero si no se hace uno esta solo siempre, que contradictorio es eso. Los adultos nos dicen desde pequeños que no hablemos con extraños, pero todos lo somos hasta que nos conocemos, yo soy una extraña hasta que me conocen, es así de simple, pero el tema de la confianza ya es más jodido, es algo que me enseñaron desde chica, fingir, nadie me conoce realmente y no sé si agradecer por eso, cuando creen que me han lastimado es mentira porque simplemente nadie me conoce, no saben cómo lastimarme, yo no me conozco y eso si es jodido, solo hay una persona con la que me mostré ligeramente honesta y era Amy o eso creía porque si ella me hubiera conocido aunque sea un poco no hubiera creído en esa foto, habría esperado a que la buscara para hablar y aclararle todo, pero está tan enferma con su amor por Aarón Miller que simplemente no cree en nada ni en nadie.

Pero por más raro que suene viniendo de mí, Miller no tiene la culpa en todo esto, realmente no me entra en la cabeza por qué no le dije a Amy del beso, tal vez por miedo a que reaccionara justo como lo hizo, pero ocultárselo fue peor, maldigo a todo.

Realmente creí que Aarón había publicado esa foto, pero luego de analizarlo me di cuenta de que era imposible, en la fiesta ni siquiera estaban sus amigos, no pudo haberle pedido a alguien de confianza que tomara esa foto. Miller es un tipo extraño, dice que le valgo tres cominos, pero luego me está llevando a tomar chocolate, no es que me importe, pero es extraño y debido a que no tengo nada que hacer pienso en él más de lo que debería.

Siento impotencia cada que aparece en mis pensamientos, recuerdo cada cosa que ha hecho y me jode más que él si sepa lastimarme, sabe que decir y qué hacer para joderme y eso me cabrea demasiado, no lo quiero cerca, pero lamentablemente estudiamos en el mismo instituto y parece tener un gran deseo por superarse cada día y joderme de forma diferente, todos los días jode y jode. No se cansa.

Aarón Miller es un pesado.

—Imbécil —susurro siguiendo el hilo de mis pensamientos.

—No sé por qué, pero siento que hablas de mí.

Me sobresalto y llevo una mano a mi pecho, sosteniéndolo.

Respiro erráticamente, lo miro mal.

—¡Deja de asustarme así!

—Tú me insultaste —se encoje de hombros y se sienta en el asiento frente al mío dejando dos bandejas en la mesa.

—¿Vas a comer todo eso?

Pregunto viendo con horror las dos bandejas idénticas, tienen una hamburguesa doble con queso, papas, una botella de agua, un vaso de soda, un pudín de chocolate y un snickers.

Alzo mis cejas, sorprendida, sé que los deportistas deben comer mucho, pero en esa bandeja debe haber unas 1100 calorías y eso, un poco más tal vez. Analizo todo rápidamente y confirmo que tiene 1126 calorías, esa bandeja es un suicidio y por dos son 2252, joder, si come eso no debe comer en todo el día.

—¿Por qué esa cara de horror?

—¿Sabes cuantas calorías tiene esa cosa?

Me mira interesado.

—No.

—¡Mil ciento veintiséis!

—Bonito número —se encoje de hombros y toma una hamburguesa dándole un gran mordisco —anda come —empuja mi bandeja con una ensalada, una manzana y una botella de agua, deja frente a mí la otra bandeja con 1126 calorías, mi cara de pánico debe ser preciosa porque sonríe divertido —come.

—No, estás loco, yo no voy a meter esa cosa a mi cuerpo.

—Sí quieres yo te puedo meter otra cosa.

Lo miro mal.

—Que asqueroso eres.

Sus hombros se sacuden cuando ríe maliciosamente, escucharlo reír es tan raro que lo miro con algo de sorpresa, su risa es ronca y grave, es un lindo sonido.

¿Lindo?

PUAJ.

Me sacudo disimuladamente, debo ir a que me hagan una limpia como siga teniendo esos pensamientos.

—Es broma —rueda los ojos, sus ojos azules se encuentran con los míos y es tan raro verlo de buen humor, hasta sus ojos brillan, siempre tiene esa mirada apática e inexpresiva, pero ahora su mirada es brillosa. ¿Por qué? —venga, come.

—No.



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En el texto hay: familia, amor, enemiestolovers

Editado: 08.06.2022

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