Mi milagro de navidad

Epilogo

6 años después.

―Una tarde oscura, se podía sentir el frío calar hasta los huesos hasta que uno de los ángeles se le apareció a Ebenezer Scrooge― Digo y observo a mis hijos atentos a una de sus historias favoritas de navidad.

―Papi, ¿A ti se te aparecieron los ángeles? ―Pregunta mi pequeño Tomás, nuestro hijo de cinco años.

― ¿Por qué lo preguntas? ―Pregunta su padre cargando a nuestra hija menor en sus brazos.

Camila de tres meses de edad.

―Porque los abuelos nos dijeron que tú eras Ebenezer Scrooge, el ogro de la navidad―Mi esposo le da una mala mirada a Royer y a Betty, quienes ríen a carcajadas.

―Tu padre lo era―Dice Betty ignorando la mirada de Max.

― ¿A ti se te aparecieron los ángeles, papi? ―Pregunta Sara, la siguiente de la lista de cuatro años― ¿Cómo le apareció al señor Eberinze?

―Es Ebenezer―corrige Tomás.

No perdimos tiempo al agrandar la familia. Mi esposo es feliz dejándome embarazada y yo disfruto de sus atenciones, hemos construido una hermosa familia.

Estamos en la sala sobre la alfombra, hoy es navidad y nos encanta acurrucarnos frente a la chimenea a leer cuentos a nuestros hijos.

Sally ya tiene 12 años, Tomás 5, Sara 4, Tiago 2 y nuestra pequeña Camila de 3 meses.

―Así es, a mí se me aparecieron dos ángeles que me hicieron creer en la navidad―Dice mi esposo mirándome a los ojos.

― ¿Y cómo eran? ―Pregunta nuestro hijo.

―El primero fue un pequeño Ángel, estaba cubierto de grandes sacos y fue la primera vez que sentí que debía proteger a alguien―Sus ojos van hacia Sally quien luce acurrucada en el hombro de Royer, su abuelo, como le dicen mis hijos ―Luego ella me mostró al segundo Ángel que necesitaba ayuda y fue cuando me traje a esos dos ángeles a vivir conmigo.

― ¿Se vinieron a vivir contigo? ―Pregunta Sara con los ojos abiertos.

―Así es.

― ¿Cómo se llamaban?

―Sally y Ana.

― ¿Mi hermana y mi madre eran ángeles? ―pregunta el pequeño.

―Lo son―Dice su padre ―Ellas fueron mis ángeles y me mostraron lo que es la navidad―Le sonríe a nuestro hijo ―Después vinieron otros ángeles.

― ¿Cómo se llaman los otros ángeles? ―Pregunta Sally con una sonrisa.

―Tomas, Sara, Tiago y Camila.

― ¡¿Somos los ángeles?!―Pregunta nuestros pequeños emocionados.

―Así es, ustedes fueron los otros ángeles que me trajo Santa para navidad―Dice con orgullo ―Su madre y todos ustedes son Mi gran milagro de navidad.

Mis ojos se humedecen porque, aunque Max dice que nosotros hemos sido sus ángeles, él lo fue para nosotras. Nos rescató, nos sacó de la calle y nos dio un verdadero hogar.

Él fue mi milagro de navidad.

Mi esposo no es como aquel hombre frío de hace unos años. Aunque nunca conocí esa faceta si escuché muchas historias donde no le importaba dejar sin empleo u hogar a las personas. No, el ahora es el Santa de la navidad, junto con él ayudamos a que muchos niños festejen la navidad, no solo los huérfanos, también a familias enteras a construir un hogar y ayudar a los que se endeudan para cubrir sus necesidades.

Mis hijos se levantan y gritan emocionados, despertando a la pequeña que yacía dormida en los brazos de su padre. Me levanto y me acerco para tomar a nuestra hija y acurrucarla en mi pecho, de inmediato huele la leche y empieza a quejarse para que la amamante. Me hago en el sillón y empiezo a amamantar a mi hija menor mientras sus hermanos se hacen al lado de su padre y sigue contando su milagro de navidad.

Fin.




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