Mi muerte eres tú

Capitulo XXI-segunda parte

Dedicado a: 

Mariaj

 

 

 

 

 

 

Mis ojos se abrieron, la luz solar era demasiado intensa para mi me voltee hacia el otro lado, los recuerdos de ayer me hucieron sonreír cono boba.
 


 

Marcos no estaba en la cama, eso me resultó decepcionante, me levante y me dirigi al baño, necesitaba una ducha fria.
 


 

Cuando termine de asearme y vestirme me senti mejor, respire profundo. Marcos tuvo que salir urgentemente a algún lugar y por ello me dejo, él no sería capaz de dejarme sola y menos...después de lo de anoche.
 


 

Comence caminar por la sala y pase a la cocina. Era un lugar hermoso, lo recordaría por siempre.
 


 

Estaba vestida con solo la camisa de Marck, al parecer el habia traído ropa.
 


 

De repente un teléfono comenzó a sonar, provenia del bolsillo de mi pantalón, era el celular que me habia dado Alan.
 


 

_h-ol...
 


 

_vuelve a casa, necesito tu ayuda_era la voz de Alan.
 


 

_se que me escapé...pero...
 


 

_te deje ir, te lo ganaste. No es por ello que te llamo, debes volver...¡ahora!_corto la llamada, parecia algo enojado y a la vez apurado.
 


 

Mire el teléfono, hubiera deseado despedirme de Marck...pero a penas volví a la realidad me cambie y sali del cuarto, me subi al primer taxi que encontré y fui directo a casa.
 


 

Entre por la puerta que estaba semiabierta, enfrente y pegado en la pared, habia una nota. 
Una dirección: Sapier y Drinat 2402. 
 


 

En mi mente seguia pensando en Marck, pensaria que lo deje, me perdonaria o estaria buscandome.
 


 

_mierda..._cerre la puerta al salir y me fije si tenia la llave de la casa, en mi otro bolsillo seguía teniendo la llave que me dejo mi madre. 
 


 

Volví a tomar otro taxi y al igual que a cada dirección que me dieron los taxis no hiban más alla de siete cuadras de distancia.
 


 

Tuve que caminar, y aún cuando el sol ardia y el barrio tenia caminos de tierra, llegue cerca de un callejon o mejor dicho una casa echa pedazos en donde Alan fumaba un cigarrillo. Al verme solo me invito a pasar por unas tablas de madera sueltas y alli atrás habia una camioneta celeste, varios hombres y Bill.
 


 

_ya llegó_aviso Alan, Bill se giro de inmediato y me dio un vistazo, tenia los ojos echo una furia, estaba enojado, eso era muy obvio.
 


 

_¿que pasa?_le pregunte a Alan, quien tomo un arma y se la coloco en la cintura, tomo otra y la observó para poder cargarla.
 


 

_estamos a diez cuadras del lugar de ayer, no te acuerdas...Bill no permitira que no le paguen lo que acordaron_dejo el arma en la mesa, los demás hombres estaban armandose con armas más grandes. Pensaban armar un tiroteo.
 


 

_no quiero ser parte_sujete su brazo para que me prestará atención, la carga del arma cayo al suelo y entonces Bill volvió a observarnos pero no dijo nada en más se alejo para hablar con el conductor de la camioneta.
 


 

_no vas a participar de esto, tú te encargaras de que la Policía no se meta_me tomo del brazo y me saco de alli, indico el camino por donde vine a lo lejos habia un letrero que daba la bienvenida al barrio_alli, te quedarás en ese lugar hasta ver a las patrullas, cuando ocurra eso...le entregaras el dinero_saco un bolso marron de cuero del bolsillo de su chaqueta_hay cincuenta mil, encargate de que lo acepten y que se larguen...lo suficiente para poder terminar con ellos_Alan sonrio, parecia reir de su propio chiste. Me entrego el bolso y lo abri, el dinero estaba alli. Cincuenta mil era poco, perocon eso se conformarian los simples policias.
 


 

_¿que pasará si no lo logro y quieren más?_pregunte antes de que Alan me dejará.
 


 

_si eso sucede...mejor toma el dinero y escapa, porque Bill va a matarte._respondio sin verme, observé su espalda y la verdad...Bill me daba miedo. Asenti y comence a caminar cuando..._Lizzy, se inteligente..._me di la vuelta, Alan me miraba con esos ojos tan verdes, al sol parecian dos diamantes, parecia que hiba a decir algo más pero no lo hizo. Se dio la vuelta y entró. 
 


 

Camine hasta mi puesto, diez cuadras no eran demasiado, pero ahora...me preguntaba si lo que me hacian hacer era lo que ellos hacian o mejor dicho lo que te llevaba a ser como ellos.
 


 

El teléfono comenzo a sonar en mi bolsillo. Simplemente atendi y esperé a que Alan hablara.
 


 

_estamos listos, ¿estas en tu posicion?
 


 

_aún no, debo caminar tres cuadras más_le dije agotada, ellos hiban en auto.
 


 

La llamada se cortó.
 


 

El aire era seco, la tierra se levantaba en cada paso que daba. Jamás habia llegado a las fronteras de la ciudad, el mundo no era tan lindo fuera de mi hogar.
 


 

Llegue justo frente al cartel desgastado, el nombre del barrio no se veia por el polvo. Me sente en una banca de madera, al menos el cartel servia de sombra.
 


 

En cuanto lo hice un sonido similar al de los fuegos articiales comenzo a oirse, era un ruido ahogado pero se oía. Realmente lo estaban haciendo.
 




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