Dedicado a: Zulma Arias Cortez
_perdón...¡¡Lizzy!!_Marcos me habia seguido hasta la salida intentando detenerme, por atrás le seguia Nance con una cara de pocos amigos.
Senti su mano sujetarme del brazo y me jalo para que lo enfrentará.
_¡¡sueltame!!_Marcos me solto molestó por mi actitud, podria decirse que hasta podria estar ofendido.
_dejame explicarte...
_explicar ¡¡¿que?!!... ¡¡De como me engañaste fingiendo cuidarme y amarme mientras que ocultabas a tu novia y a tu hijo de mi!!
Di media vuelta y segui caminando, lo unico que deseaba en ese momento era desaparecer.
_¡¡Lizzy!!...lo siento_la voz de Marcos retumbo en mis oidos y volvi hacia él. Me habia dicho que lo sentia.
Me pare frente a el y lo observé, sus ojos estaban arrepentidos, Nance nos observaba desde atrás seguramente escuchando el espectaculo y el estacionamiento estaba desierto a excepción de nosotros tres.
Acaricie el rostro del chico que me salvó y le sonreí en agradecimiento por todo lo que habia echo por mi...pero hasta ahi, no se merecia mada más.
_no quiero volver a verte nunca más_mi mano izquierda se estampo en su mejilla volteandole ligeramente el rostro, fue entonces cuando note que mi anillo seguia colgando de su cuello. Marcos me miro confundido y tome esa ventaja para tomar el anillo y romper la cadena que lo sujetaba, de un solo movimiento Marcos dejo de existir para mi.
Me aleje de él y corri con las lagrimas desbordando de mi ser, no comprendia nada...mi salvador resulto ser un aprovechado de la situación, estaba sola...no habia más.
Corrí hasta perderme de vista y lograr sentarme en la primera parada de autobus, volver a casa era lo mejor que podia hacer, debia volver...devia volver, entonces recorde la llave. Podia pasar la noche allí.
Mientras lo pensaba un coche se paro frente a mi, lo primero que pense fue en Bill pero cuando la ventanilla bajo y vi el rostro de Alan lo primero que hice fue tirarle mi zapato en la cara y claramente él lo esquivo.
_subete, te llevare a un lugar donde puedes olvidarte de Marcos_practicamente mi corazón ya lo habia sacado de una patada y lo unico que quedaba de él eran los recuerdos de niños. Al menos serían buenos recuerdos.
Me subi del lado del copiloto por dos razones, uno, eran las tres de la mañana y los transportes publicos no pasaban tan tarde, no habia taxis y mucho menos algún buen hombre que me ayudara y dos, porque me llevaria a beber y era algo que necesitaba.
Olvidarme de todo, de que soy una mercenaria, de que mi madre me dejo, de que fui engañada por mi amigo de la infancia, de que no saldre de esto a menos que sea muerta. Beber sería una solución temporal...solo hasta que Bill se de cuenta y tan solo han pasado nueve dias desde que comence a trabajar para él.
Alan manejo en silencio y cuando lo observaba lo seguia viendo feliz, con una sonrisa en la cara, tal vez queria seguir burlandose de mi o algo más.
Me perdí en el paisaje de la ventanilla, hasta que lo unico que veia eran puntos a la distancia y total oscuridad.
Poco a poco nos adentramos a un barrio de mala muerte, como muchos lugares en los que frecuentaba seguramente él.
_Aquí es_se estacióno frente a un bar, muy destartalado y con unas luces de neón que decia: Le Mort.
Abri la puerta y camine al lado de Alan, habia borrachos en el suelo, en la ventana, en las mesas, dormidos en la barra, las mujeres usaban ropa muy escotada, algunas le cubria solo el cabello y otras bailaban arriba de la mesa. En medio de tanta oscuridad y luces bajas se podia ver todo...TODO.
Alan me guio hacía la barra donde un hombre corpulento, alto, de enorme musculos y con una barba espesa que le llegaba hasta por debajo del cuello, nos sonrio e invito a beber una copa.
Alan le llamo Fernando, parecian muy amigos.
Me sente entre Alan y un borracho que dormia plácidamente entre el ruido y los charcos de alcohol sobre el mesón.
_la casa invita_el hombre me dio un vaso con un contenido amarillento y algo gelatinoso. Lo mire con duda pero al notar que Alan se acababa el mismo contenido yo también lo hice. Resulto ser miel._...una chica desconfiada, me agrada_decia el hombre, Fernando, mientras servia dos copas de un liquido rosado. Nos pasó las copas con demasiada delicadeza y espero a que le diera el primer trago.
Lo hice, bebí de la copa...
Lo último que recuerdo fue el sabor dulzón de la miel mezclandose con la explosión de la bebida rosa en mi interior, fue como electricidad...fue como si el mismisimo puño de la felicidad hubiera dado justo en mi cara y todo se desvanecio, miles de colores inundaron mi cabeza y era una marioneta manejada por las risas y la música.
_te dije que olvidarias todo...