KOJIRO
Al fin había llegado el día de nuestra cita. Era el día libre en el restaurante y decidimos pasar todo el día fuera. Lo primero que hice fue llevarla a almorzar a Orso, un fino restaurante italiano. Las pastas estuvieron realmente deliciosas y el ambiente era romántico. Luego, llevé a Chary al acuario Kaikyo-kan. Mark me había dicho que su novia le pidió ir allí y que ella había quedado encantada. Así que quise que Chary también se sintiera de la misma forma. Para ambos fue la primera vez, pero al parecer fui yo el que quedó más impactado. Chary había ido antes a un acuario en su país de origen pero yo nunca había visitado un lugar como ese ……creo.
Jamás imaginé la cantidad de animales que viven debajo del agua. La variedad era enorme y eso que solo tenían un pequeño porcentaje de especies en comparación con todas las que hay en el océano. Fue impresionante ver el esqueleto de una ballena azul. Me sentí insignificante. Los pingüinos eran adorables y las focas, particularmente simpáticas con su show. Lo que más de fascinó, fue el túnel debajo del agua. Podía sentir que estaba caminando por el fondo marino. Sin dudas volvería de nuevo a ese lugar.
Luego de ir al acuario, fuimos hasta el Parque de Hinoyama. Subimos en el teleférico y llegamos un poco antes del atardecer cuando aún se podían ver las maravillosas vistas. Caminamos por sus senderos y Chary estaba eufórica por ver tantos tulipanes en plena floración. Los había de todos colores, incluso algunos tan azules como su hermoso cabello.
Caminamos tomados de las manos hasta llegar hasta el mirador en la parte más alta del Monte Hino. Esperamos la puesta de sol y con ella, apareció ante nuestros ojos la maravillosa vista nocturna de la ciudad con sus luces reflejándose en el agua como luciérnagas. Era el ambiente propicio.
_ Chary _ llamé su atención, que todavía estaba posada en las luces nocturnas.
_ ¿Mmmm? _.
_ Hay algo que quiero decirte _ le dije con un millón de mariposas revoloteando en mi interior.
_ Pero qué misterioso mi dulce Romeo _.
_ La primera vez que te vi, reconozco que mis sentidos ni siquiera te notaron porque en ese momento estaban puestos en Shota, pero cuando al fin me fijé en ti, sentí mi mundo tambalearse por completo. Fuiste capaz de derribar todas y cada una de mis barreras solo con una mirada tuya. El mundo gris en el cual estaba inmerso y del que pensaba me tragaría sin piedad, pasó a ser un mundo lleno de colores, siendo el más maravilloso para mí, el hermoso color azul que inunda todo tu ser, dándome una razón para vivir mi futuro sin pensar en el pasado que no tengo. Gracias a ti, mi vida, logré fijar un rumbo claro en mi existencia. Me has dado una razón de ser y tu amor incondicional. Me devolviste las ganas de vivir y al fin siento que puedo sonreírle al mundo entero, que con tu amor puedo hacer frente a cualquier cosa. Me aceptaste tal cual era y me amaste con todos mis defectos y limitaciones. Hiciste tantas cosas por mí, que yo también haría cualquier cosa por ti, mi Azulita _ y arrodillándome delante de ella, abrí una pequeña cajita con un anillo de compromiso y se lo extendí hacia sus manos. _ ¿Me harías el enorme honor de convertirte en mi esposa para toda la vida y la eternidad? _ mis manos sudaban de los nervios y los segundos se me hicieron eternos hasta que por fin escuché su respuesta.
_ Por supuesto que sí, mi amor. Me has hecho la mujer más feliz del mundo. Prometo hacerte igual de feliz y de amarte cada segundo de mi vida como lo he estado haciendo desde el día en que te volví a ver. Te amo, Kei. Te amo y te entrego mi vida para siempre _ me respondió con evidente emoción en sus palabras y lágrimas fugaces deslizándose por sus sonrojadas mejillas.
Me puse de pie y sacando el anillo de la cajita, lo deslicé por el delgado dedo de Chary. Luego besé sus manos con devoción y también sus labios, sellando oficialmente nuestro compromiso ante la mirada de algunos cuantos curiosos que aún estaba dando vueltas por el lugar.
Estábamos tan emocionados por el enlace que decidimos fijar la fecha de nuestro matrimonio lo más pronto posible.
Viernes 5 de junio de 2020 sería la fecha de nuestra unión. Sería una ceremonia sumamente íntima. Esperábamos que la familia de Chary estuviera presente y quizás uno que otro amigo. Se nos haría larga la espera hasta ese día, pero sabía que sin falta el día llegaría y todas nuestras expectativas se verían cumplidas. Seríamos felices. Podríamos al fin comenzar a escribir nuestra historia juntos.
CHARITY
La sonrisa de mi cara no podía quitármela nadie. Estaba realmente feliz. Quería contarle a cada cliente que entraba al restaurante que el hombre que estaba sirviendo las mesas se convertiría en mi esposo en tan solo un mes más. Parecía tonta. Se me caía la baba de solo mirar lo bello que era. Su cuerpo se había recompuesto por completo y sus músculos estaban tonificados como si hubiera estado haciendo ejercicios toda la vida. Su cabello ya no estaba corto, sino que comenzaba a caer sobre sus ojos y lo hacía ver un tanto misterioso y sensual. A veces algunas mujeres lo quedaban mirando mientras él le servía sus platos, y cuando se percataba, caminaba hacia mi lado y me besaba con ternura dándoles a saber que él tenía dueña y esa era yo y nadie más que yo.