Mi Musa

Capitulo 7

CAPITULO 7

<<La noche era un párpado cerrado sobre la ciudad dormida. Kallias escribía sin manos, sin papel, solo con la voluntad impuesta por una fuerza sin rostro. Cada palabra que pensaba ya existía antes de ser dicha, cada imagen era un eco de algo que no le pertenecía. No tenía lámpara, ni mesa, ni aliento. Pero escribía. Y el mundo obedecía.

Los tejados parecían inclinarse hacia él, como si las casas mismas escucharan. Las farolas parpadeaban cuando pasaba, aunque el viento no soplaba. En cada rincón oscuro, creía ver los ojos de su musa, no con la dulzura de antes, sino con un brillo paciente, espectral. Kallias sabía -aunque no entendía cómo- que sus versos ya no nacían del deseo, sino del compromiso. Y ese compromiso exigía un pago.

La voz interior, antes dulce, se había vuelto urgente. "No detengas el poema. Si lo haces, el vacío vendrá."

Kallias no dormía. No comía. Solo escribía. O soñaba que escribía. O se escribía a sí mismo, letra por letra, hasta borrarse.>>

Eran las tres de la madrugada. La ciudad dormía, pero Alexander seguía escribiendo. La pantalla del portátil proyectaba un resplandor azulado sobre su rostro, pálido y tenso. A su lado, el móvil reposaba con la pantalla hacia arriba, inerte. Había intentado llamar a Lydia varias veces, había enviado mensajes, pero no obtenía respuesta. Cada intento fallido se sentía como un eco en el vacío, una confirmación de su aislamiento.

El silencio del apartamento era absoluto, roto solo por el tecleo frenético y el zumbido del ordenador. La ansiedad crecía en su pecho, una presión constante que amenazaba con desbordarse. Las palabras fluían en la pantalla, pero ya no sabía si eran suyas o dictadas por una fuerza ajena. El manuscrito parecía tener vida propia, guiando sus dedos con una urgencia que no comprendía.

Miró el móvil una vez más, esperando un milagro, una señal de Lydia. Pero la pantalla seguía en negro, indiferente a su desesperación. Un escalofrío recorrió su espalda. Sentía que algo se desmoronaba dentro de él, que la línea entre la realidad y la ficción se desdibujaba con cada palabra escrita.

El reloj marcaba las 3:15. El mundo exterior parecía lejano, irreal. Solo quedaban él, su escritura y el silencio opresivo que lo envolvía. Y en ese silencio, una certeza comenzaba a tomar forma: algo estaba muy mal.

Una ráfaga de aire irrumpió en el apartamento, como si una ventana se hubiera abierto de golpe. El viento recorrió la habitación, levantando papeles y haciendo que el libro que había iniciado todo se abriera de par en par. Las páginas pasaron rápidamente, deteniéndose en un capítulo que no recordaba haber leído.

Se acercó al libro, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Las palabras en la página abierta parecían brillar con una luz tenue, como si lo invitaran a leerlas. El aire se volvió denso, cargado de una energía que lo envolvía. Sentía que algo se desmoronaba dentro de él, que la línea entre la realidad y la ficción se desdibujaba con cada palabra escrita.

En la página abierta, leyó:

"El poeta contempló el lecho vacío, aún marcado por la silueta de su amada. La habitación, antes llena de risas y susurros, ahora resonaba con un silencio ensordecedor. Cada rincón le devolvía ecos de momentos compartidos, ahora convertidos en punzantes recuerdos. Se acercó al tocador y encontró una nota, escrita con la delicadeza de quien se despide sin querer hacerlo: 'No puedo quedarme. El dolor es demasiado. Te amaré siempre.' Sus manos temblaron al sostener el papel, y una lágrima solitaria recorrió su mejilla. La pérdida era real, y el vacío, inmenso."

La lectura de ese pasaje cortó la respiración de Alexander. Sintió cómo una opresión le envolvía el pecho, como si las palabras del manuscrito se hubieran materializado en su propia vida. La imagen de Lydia, ausente e inalcanzable, se superpuso con la del poeta y su amada perdida. Una angustia profunda se apoderó de él, y por un instante, el límite entre su realidad y la ficción que había creado se desvaneció por completo

Entonces, una voz emergió desde lo más profundo de su mente, susurrante y cruel:

"¿Pero realmente la aprecias? ¿O solo era una distracción para aliviar tu bloqueo creativo? Solo la conoces de un día, no es importante. Te está distrayendo de lo esencial: escribir."

Alexander retrocedió, aturdido por la intensidad de esa voz interna. La duda se infiltró en su mente, cuestionando sus propios sentimientos y motivaciones. El silencio del apartamento se volvió opresivo, y el manuscrito abierto parecía observarlo, esperando su próxima palabra.

La línea entre la realidad y la ficción se desdibujaba cada vez más, y Alexander se encontraba atrapado en un torbellino de emociones y pensamientos contradictorios.

Se dejó caer en el sofá, buscando un respiro, un refugio momentáneo del torbellino mental que lo consumía. La tela áspera y el respaldo hundido ofrecían una comodidad rudimentaria, pero suficiente para su agotado cuerpo. El silencio del apartamento, interrumpido solo por el zumbido lejano del frigorífico, lo envolvía como una manta pesada.

Mientras cerraba los ojos, su mente aún zumbaba con las palabras del manuscrito, las imágenes de Lydia y la voz interior que cuestionaba sus sentimientos. Pero el cansancio era más fuerte. Sin darse cuenta, el sueño lo venció, sumiéndolo en una oscuridad sin sueños, donde, por un breve instante, encontró la paz que tanto anhelaba.

Sin embargo, esa paz fue efímera. Pronto, su descanso se vio perturbado por pesadillas inquietantes. En su sueño, se encontraba en un pasillo interminable, cuyas paredes susurraban palabras incomprensibles. Las voces se entrelazaban, formando un coro de murmullos que lo envolvían, cada vez más intensos y cercanos. Sudor frío perlaba su frente mientras murmuraba frases sin sentido, intentando responder a aquellas voces que lo llamaban por su nombre. Una sombra al final del pasillo se acercaba lentamente, y con cada paso, el miedo se apoderaba de él. Justo cuando la figura estaba a punto de alcanzarlo, un sonido agudo y persistente lo arrancó de su pesadilla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.