CAPITULO 3

Estaba agitada de tanto correr, así que cuando quede a su lado me incline un poco, con las manos en las rodillas tratando de tomar aire. -ya estoy aquí-dije agitada-que bueno que llegas. Ya era hora- ni siquiera un hija estas bien recibí por parte de ella, pero ya era costumbre así que me enderece y mire alrededor que había de interesante.

-pues bueno, ponte a elegir que vas a usar que ya se está haciendo tarde y ni los zapatos tienes aun-.-y ¿Porque no la compramos en diciembre mamá? ¿Cual es la prisa? como si la ropa se fuera a acabar-.-es que no entiendes que después en diciembre la ropa se pone más fea y cara.asi que ve de una vez y decide que usaras que ya me quiero ir a casa- mi mama se giro y fue a sentarse en uno de los mueble que se encontraban. Mientras tanto yo iba de prenda en prenda viendo que me gustaba.

Al buscar recordé el rostro de ese tal Alejandro, era muy lindo sin decir mentiras. Era alto, con un cuerpo formado, piel blanca, unos ojos color café y una sonrisa que te deja sin aliento. Tendrá muchas chicas a su alrededor, es seguro. Pero aun así, es el chico más lindo que he visto en mi vida.

-¿En qué tanto piensas? date prisa que no tengo todo el día- dijo mi madre a regaña dientes. Aun así la ignore y seguí buscando, hasta que vi un magnifico vestido rojo. Era un rojo que resaltava a simple vista, era en forma de corazón en la parte superior, decorado a los bordes de este con unos diamantes brillantes, además eran los de mi estilo, ósea, pegado arriba y suelto abajo.

Me acerque a él y dije-este es el que quiero- mi madre se acerco y dijo- bueno aquí esta lo que cuesta. Ve y cómpralo te espero al lado en la tienda de zapatos- fui y lo pague y me dirigí a donde mi madre de ahí compre unos tacones negros estilo botines y nos fuimos a la casa.

Cuando llegué, me dí un buen baño y me fuí a dormir. Al final de cuenta. Valió la pena ir a comprar.