Capítulo 19.
{A través de tus ojos verdes.}
William.
No dude en hacer caso a su petición. No iba a mentir, si me estaba derritiendo por besar sus labios.
Uno nuestras narices. La miro a los ojos, tiene los ojos más bonitos del mundo.
Pongo una mano en su mejilla y la otra en su cintura. Para poder al fin presionar mis labios sobre los suyos. Se sentía tan bien besarla, como si fuera todo lo que necesitaba.
Ella puso sus manos en mi cadera, se apretó más a mí. Pase mi mano por su cabeza para poder atraerla más a mí. La quería sentir lo más cerca de mí. Solté un jadeo desprevenido y ella se aprovechó para deslizar con cuidado su lengua por mi boca.
Parece que estuviera probando el cielo en su boca. No podía comparar como se sentía ser besado por Yull, nunca había sentido algo así.
Ni siquiera con Keity. Aunque me doliera admitirlo.
Deje que sus manos viajarán por mi espalda .Hasta que quedaran en mi nuca atrayendo me hacia ella.
Siento demasiadas cosas en mi interior. Y no me asusta sentir nada de eso, quiero sentirlo.
Cuando no separamos por la necesidad de oxígeno. No pude evitar quejarme. Ella me miro con ternura y me abrazo con fuerza. Yo apreté su menudo cuerpo al mío, juro que podría vivir abrazado a ella para siempre.
— Si sigues así — dice separándose un poco. — terminaras volviéndome loca nerd.
Me reí ante aquel horrible apodo, que comenzaba a gustarme. Solo si salía de sus labios.
Acerque mi rostro al suyo y volví a besarla. Esta vez el beso fue más fogoso, pero sin quitarle lo dulce y tierno.
No sé en qué momento comencé a caminar hacia atrás con Yull entre mis brazo. Terminamos tirados de espalda en mi cama. Soltamos una carcajada los dos.
Ella apoyo su cabeza en mi pecho mientras seguíamos riéndonos. Pase una mano sobre su cabello acariciándola.
El momento era perfecto mi parecer. Nuestras respiraciones descontroladas por los besos y las risas. Me alegraba ver que ella tenía un brillo en esos hermosos ojos turquesa.
— William mama dice... — mi hermano Kevin entro a la pieza. Haciéndonos sorprender a ambos.
Kevin nos miró alzando una ceja. El gesto que hizo al mirar a Yull, no me gustó nada.
— Kevin— murmuro. Estaba algo avergonzado de que mi hermano me encontrara en esta situación. Aunque no era nada embarazosa, para mí era demasiado íntima.
Pero sus ojos no había .Vergüenza si no enojo.
— Sos un pelotudo — me insulta. — Te quejas de que papa engaño a mama. Y bien que vos estás haciendo lo mismo con Keity.
Me separe de Yull y me acerque a él.
— Yo ya no estoy con Keity— dije de forma serena. Todo lo contrario a como el me hablo.
Aunque eso todavía ella no lo sabe. Mañana se lo diré, tengo que hablar con ella.
— ¿Me estas jodiendo? — Pregunto burlón — Dejaste a la chica perfecta, por una puta barata como Yull Marian — soltó con brusquedad. Mirando
— No quiero que vuelvas a hablar así de ella — le ordene furioso.
¿Cómo se atreve a hablar así? Si ni siquiera la conoce.
— Por favor, ni te gaste en defenderla — dijo con asco. — Todo el colegio sabe la clase de chica que es. Y enserio hermanito, pensé que eras inteligente — comentó con gracia. — Pero veo que no.
Sus palabras me dejaron ardiendo de furia. Debía tranquilizarme si no le terminaría pegando una paliza, a mi hermanito de trece años.
— No la conoces. No sabes nada de ella. No deberías si quiera hablar de ella. Solo sabes rumores y mierda. Que gente de mierda, valga la redundancia, que no sabe más que inventar para desacreditar una chica. No quiero escucharte insultarla ni decir le nada.
— Como se nota que sabe manipular a los chicos — comenta. — Te debe dejar que le des por donde quieras. Si la tienes en ese pedestal — miro con escepticismo a Yull. — Y solo no te hecho de mi casa, solo porque no me gusta hacer escándalo.
No pude decirle nada más. Ya que salió de mi pieza, dejándonos solos.
Mire a Yull, que estaba perdida en sus pensamientos.
No sé en dónde meterme. Sentía tanta vergüenza por lo que dijo mi hermano.
No puedo creer que piense así de ella. Admito que en un principio creía lo que todo el mundo decía. Lo que la misma Keity decía. Ya que no la conocía, pero ahora sé que ella es todo lo contrario a lo que dicen.
— Perdóname, él es un idiota. Está influenciado por mi padre y se deja llevar por las estupideces que los demás dice.
Ella me sonrió de forma triste.
— Tú también pensabas lo mismo sobre mí.
No sabía que decir. Me quede callado y baje la cabeza.
— Esta bien, no lo desmiento — comento dejándome confundido. — Pero no quiero que te pelees por mí con tu familia, ni que tengas que mentir acerca de “tu novia”.
— Mi hermano es un idiota, está mal que lo diga — dije con media sonrisa. — Pero es la verdad, él no te conoce. No sabe nada de ti, no tiene derecho a opinar así. Si, en algún momento pensé eso de ti…
— ¿Ahora no lo crees? — pregunto interrumpiéndome.
— No, ya no lo creo.
Su expresión era confusa, casi como si no me creyera lo que le estoy diciendo.
— ¿Por qué cambiaste de opinión?
<< ¿Ahora es cuando le dices que te gusta? >> Ignoro el comentario de mi conciencia y me concentro.
— Porque te conocí — respondí. Ella me miro enarcando una ceja. — Antes solo sabía lo que los demás decían. Pero nadie me dijo que esa chica de ojos turquesa y sonrisa triste — puse una de mis manos en su cara acariciándola con cuido. — Tiene un corazón inmenso, sentimientos contradictorios, un carácter fuerte y una vida dura. Yull, no eres lo que los demás dicen de ti.
Sus ojos están brillosos. No quería llorara, suficiente había llorado ya.
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Editado: 26.01.2022