Mi Nombre Es D.

Capitulo Quince

...

 

Despierto por las lamidas en mi cara. Siento un inmenso dolor de cabeza, los ojos me arden a pesar de que los tengo cerrados con unas gasas.

—¿Talía? —Digo nervioso esperando que este aquí.

—Aquí estoy aquí —Dice agarrando mi hombro.

—¿Qué es esto? —Pregunto intentando quitarme la gasa de los ojos.

—No te la quites —Dice agarrando mis manos—, necesitas descansarlos.

—¿Dónde estamos? —Pregunto.

—Es casa —Dice—, me llamaron de la casa de María.

—¿María? —Pregunto confuso hasta que recuerdo que fui a “visitarla” al hospital.

No pregunto quién la llamo, estoy seguro que después sabremos de Louren.

—¿Qué hora es? —Pregunto dudoso al no tener idea de si es de día o de noche.

—De madrugada.

Me levanto, pero caigo de vuelta al sofá. A pesar que no veo nada siento que todo me da vueltas a mi alrededor.

—Estos legados, no son tan buenos como dijiste —Digo en tono de broma.

Silencio.

—¿Estás ahí? —Pregunto.

—Si. Debe ser por la cantidad de energía en tu cuerpo.

—¿A qué te refieres con energía? —Pregunto mientras siento su peso junto a mí en el sofá.

—¿Recuerdas eso que dije acerca de las plantas? —Dice mientras me quita mi camisa.

Lo pienso por un momento. Hace mucho que no pienso en eso, y es difícil saber si hablaba de cuando aún no sabía inglés.

—No realmente —Confieso.

Estoy casi seguro de que escuche una risa. Siento las frías esferas posicionándose en mi abdomen y empiezan a rodar sobre mi cuerpo, más allá del incomodo frio se sienten dolorosas, como punzadas que pican mi piel.

—Las plantas —Responde—, tanto las plantas como los animales y las personas vivimos a base de energía vital.

—No lo entiendo —Interrumpo.

—Algunos legados —Continua—, son como correr o nadar, nos pueden cansar si los usamos. Pero tú eres diferente.

—Sigo sin entenderlo —Confieso.

—Tu cuerpo no tolera tu fuerza.

—déjame ver si entendí—Digo retorciéndome un poco por el dolor que me provoca una de las esferas al cruzar por mi estómago—¿Dices que soy como una batería de energía y que si me sobrecargo puedo explotar?

—Si, creo que es una forma de verlo, pero tú no vas a explotar.

 

Me siento buscando mi camiseta arrastrando mis manos entre el sofá. Me coloco mi camiseta y me paso la mano por mi cabello.

—Ya puedes quitártelas —Dice Talía.

Paso mi mano por las gasas y las quitos delicadamente. Abro mis ojos despacio y lo primero que veo son a Obol y Shirunugue mirándome fijamente. Me rasco el ojo izquierdo, de cierta forma se sienten más ligeros. Me levanto y me acerco a un pequeño espejo. No llevo mis lentes de contacto, lo que me permite ver el iris rojo y azul de mis propios ojos.

Miro a Obol y shirunugue y les acaricio sus cabezas. Sus miradas me transfieren algo de nostalgia, como si estuviera viviendo un déjà vu.

—Hola.

Miro detrás mío y veo a Talía. Ella se acerca a mí y me pasa un plato de cereal.

—Ven, vamos a desayunar.

Me siento en el comedor y me quedo mirando el plato de cereal frente a mí. La luz que entra a la cocina es demasiado intensa para mis ojos lo me molesta haciéndome entrecerrar los ojos. Talía me pasa unos lentes de sol los cuales no dudo en ponerme.

—Gracias —Digo dando la primera cucharada a mi plato de cereal.

Talía me lleva hasta el jardín trasero y prácticamente me obliga a que intente mover las latas una vez más, según ella cree que ese ataque pudo haber sido el despertar de mi telequinesis. Después de tres horas, las latas jamás se movieron.

Me dirijo al baño para refrescarme. Abro la bañera y siento el agua pasar por mi cuerpo. Ya no es muy fría o muy caliente, solo tibia. Una sonrisa tonta se me escapa, ahora tengo más control de mi fuego hasta el punto de tener que dejar los guantes de cuero. Fuego, me gustaría poder mostrarle mi fuego a Dio ¿Cómo hubieran reaccionado todos al verme por fin usar fuego, y aún más loco, ver que sale de mis manos? Solo de imaginarlo se me escapa una risa tonta, aunque pronto esa sonrisa desaparece siendo remplazada con la imagen mental de su mirada llena de odio.

Cierro la llave y me dirijo a mi cuarto. Bajo hasta la cocina y tomo una manzana de la cocina. Escucho a Talía llamarme.

—¿Qué pasa? —Pregunto dando un mordisco a la manzana.

—Atraparon a tu amigo —Dice a lo que yo solo respondo con una cara de no entender nada.

Miro las cinco pantallas, todas mostrando la misma noticia “Demon Night atrapado.”

Talía presiona una tecla dejando escuchar las noticias de la tercera pantalla.

—Demon Night atrapado. El enmascarado fue atrapado por las autoridades después de que intentara robar un banco a plena luz del día.

Una de mis cejas se levanta con una mueca.

Se muestra un video de cámara de seguridad mientras la presentadora sigue hablando. El sujeto con la máscara mal hecha entra al banco y saca su arma, un destello sale de su arma y todo el mundo se tira al suelo o se agacho hasta que de un momento a otro un guardia de seguridad lo embiste desde atras. Después se muestra una foto del supuesto enmascarado reconocido como William Ospina.

Se me escapa una risa ante la ridícula noticia y Talía me mira fijamente.

—¿Ahora qué? —Pregunto dándole otro mordisco a la manzana.

—Ahora —Dice silenciando el noticiero—, tenemos un problema menos.

—¿Y ahora qué? —Vuelvo a preguntar dudoso.

—Tengo que ir al centro comercial por unas cosas ¿Quieres venir?

Ladeo mi cabeza de lado a lado.

—Paso —Respondo—, no me gustan los lugares con mucha gente.

Talía resopla y toma las llaves del Jeep. La acompaño hasta la puerta para despedirme junto con Obol y Shirunugue.

—Adiós —Digo despidiéndome con la mano.




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